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El Telégrafo
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EL MANDATARIO ES VISTO COMO FALTO DE reacción política y QUE PUEDE SER manipulado por el fujimorismo

PPK llega a su primer año en la presidencia de Perú con una desaprobación del 56%

El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori mantuvieron una reunión privada en el Palacio.
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori mantuvieron una reunión privada en el Palacio.
Foto: AFP
14 de julio de 2017 - 00:00 - Víctor Vimos, corresponsal en Lima

La aprobación de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en su primer año de gobierno fue disímil: aceptación y rechazo se turnan, siendo la desaprobación a su gestión el síntoma mayoritario entre los peruanos.

La consultora CPI informaba, en julio pasado, que PPK, ganador de la justa electoral frente a Keiko Fujimori, inició su mandato con el 70% de aprobación popular. La expectativa de la gente creció de forma considerable luego de la segunda vuelta electoral, encontrando cualidades de liderazgo, diálogo, y compromiso en la figura designada para llevar las riendas hasta 2021. El rechazo que existía entonces era mínimo y se basaba en una característica extra política: su edad.

Doce meses después esa aprobación se redujo casi por la mitad. Este mes, la aprobación del mandatario descendió siete puntos y llegó al 38% de encuestados por la firma GFK. El 56%, en cambio, rechazó la administración “pepekausa”, como es conocido el oficialismo.

La falta de combate a la delincuencia, la desacreditación de sus promesas de campaña, así como una acción difusa frente a la corrupción, son tres pilares sobre los que se eleva este rechazo.

Pero la suma de estos malestares no es nueva. En octubre de 2016,  PPK sufrió su primer revés social que provino, justamente, de la mano de la corrupción. Uno de sus asesores destacado al área de salud fue grabado mientras pactaba un negocio personal con dineros del Estado. Esa escena trajo a la palestra las viejas prácticas de corrupción que tanto se criticaron en gobiernos como los de Alan García y Ollanta Humala y recortó al menos 10 punto porcentuales al capital político. El 52% de aprobación veía crecer a un rechazo generalizado.

En lo que va del año, PPK ha tenido territorios de apoyo fijo y otros inestables. La selva del país, por ejemplo, es una región en la que su presencia es vista con buenos ojos.

A diferencia de lo que pasa en las regiones norte y sur, donde el rechazo juega un papel decisivo para el régimen. Lo mismo pasa con los estratos sociales: los grupos ubicados en el sector A respaldan hasta en el 80% la gestión de Kuczynski. La otra cara de la moneda en sectores como el D o E donde el rechazo es constante, colocándose incluso en el 60% en varias ocasiones.

La impresión general a esta altura del camino es que Kuczynski y su gabinete de gobierno orientan las formas de trabajo a favor de los empresarios. El 53% considera que la forma de gobernar favorece a la gran empresa, contrastado apenas por el 30% que asegura un beneficio para las clases menos favorecidas.

Caídas abruptas son seguidas por remontadas repentinas. Entre diciembre y enero, con el tema de Odebrecht recién destapado, un recorte de 11 puntos colocó a la aceptación popular de Kuczynski en el 35%. En abril, en cambio, ese porcentaje trepó hasta el 45% debido a la reacción y despliegue que el Gobierno mostró frente al recio temporal desatado en zonas del país.

Una constante de erosión de la aceptación ha sido, además, el enfrentamiento que PPK con Keiko Fujimori en las arenas del Congreso. Quizá la factura más costosa de esta acción pasó por costados sensibles: aquellos que ponían el pero por la edad del mandatario se multiplicaron, al verlo como un hombre falto de estrategia y reacción política y capaz de ser manipulado al antojo por el fujimorismo. La destitución de varios de sus ministros, las constantes condiciones que los fujimoristas ponen a su gobierno y la tensión que se trenza entre Keiko y PPK demuestran que ese es un nudo que no puede soltar.

Visiones matizadas de una popularidad de PPK en entredicho llegan a su primer año de gobierno. (I)

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Humala: “El fiscal está envenenado”

El expresidente Ollanta Humala se pronunció ayer, pocas horas antes de conocerse si el Poder Judicial ordenará prisión preventiva en su contra.

Ante la prensa, el exmandatario se refirió al fiscal Germán Juárez, encargado de su caso. “Este señor está envenenado. Hemos demostrado arraigo y buena voluntad. No se tiene que discutir el fondo, lo que se debe discutir son las medidas”.

Ayer, a las 15:00 inició la resolución sobre el pedido de prisión preventiva con Humala y su esposa Nadine Heredia.

Para el expresidente la audiencia del miércoles parecía “el desarrollo de un juicio oral”.

“Si abren el expediente no hay nada nuevo, hay puras conjeturas y sin tener nada atado a tierra. El señor fiscal ha sacado anotaciones descontextualizadas de las agendas para que el juez lo tome como algo personal, ese tipo de acciones deben ser visibilizadas”, explicó.

Según el expresidente, Juárez trató de argumentar un peligro de fuga por parte de él y su esposa utilizando como justificación el viaje de sus dos hijas menores de edad a Estados Unidos.

“Ratificamos que nuestras hijas, como todos los niños en el mundo, tienen derechos inalienables y los padres los hacemos respetar. Las niñas van a venir a fin de mes porque tienen que continuar con el colegio”, detalló Ollanta Humala.

El exmandatario aseguró que tienen toda la intención de seguir colaborando con la justicia. Asimismo descartó las versiones que indican que la pareja busca asilo en alguna embajada. (I)

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