En medio de cientos de manuscritos en árabe -incautados tras el operativo que terminó con su muerte- el líder terrorista Osama Bin Laden heredó a su organización Al Qaeda la suma de $ 29 millones para financiar la guerra santa (yihad). El gobierno de Estados Unidos efectuó a inicios de mes la segunda entrega de 113 documentos que revelan su voluntad, pero: ¿de dónde sale toda esta fortuna?

El master en Ciencias Internacionales, Juan Carlos Tutivén, recuerda que Bin Laden fue hijo de una de las familias más ricas de  Arabia Saudita. El imperio creado por su padre, Mohamed Bin Laden, un pobre inmigrante yemení que hizo fortuna con el patrocinio de la familia real saudí, fue creciendo con la generación de sus 25 hijos que diversificaron sus inversiones gracias a la globalización.

El periodista norteamericano Steve Coll señala que aunque Bin Laden se convirtió en el criminal más buscado del planeta tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 (que dejaron 3.000 muertos y más de 6000 heridos), eso no afectó  la prosperidad de la familia. De hecho, los negocios siguen floreciendo, impulsados por el auge económico del petróleo en años anteriores.

Pero la mayoría de los Bin Laden ya no son tan aficionados a residir en Estados Unidos. De igual manera, combinan sus creencias y costumbres ancestrales con el modo de vida occidentalizado de la elite global. Incluso entre los hijos de Osama no todos siguen la senda de los barbudos islamistas. A Mohamed, el primogénito, le gusta vestir jeans con gorras y dirige una empresa especializada en la gestión de identidades corporativas.

Inversiones de Osama

Según un libro de Steve Coll del año 2008, Osama recibió en 1989 la herencia de $ 18 millones en participaciones empresariales. Parte de esta fortuna fue congelada por las autoridades saudíes en 1993, por sus actividades subversivas y otra parte se empleó en inversiones en Sudán, de donde fue expulsado en 1996.

Aunque la publicación señala que tras el repudio de su familia dejó de recibir ingresos, la develación de estos documentos señala que uno de sus socios y heredero del 1% de su fortuna, el ingeniero Abu Ibrahim al Iraqi Sa’ad, formó en 1991 la primera compañía de Osama en Sudán -Wadi al Aqiq Co- con el claro objetivo de financiar permanentemente a Al Qaeda.

La fortuna de Osama obtuvo atención internacional por lo que algunas de las víctimas del 11-S presentaron una demanda que fue rechazada por un tribunal americano.

Incluso, la propia Agencia Central de Inteligencia (CIA) -que le calculaba un patrimonio de $ 300 millones a finales de los noventa- indicó hace años que Al Qaeda se financiaba con su fortuna personal.

“En realidad, Bin Laden puede ser considerado un empresario del terrorismo, por sus dotes de organizador, su instinto publicitario y su atención a las nueva tecnologías, y como tal fue capaz de movilizar dinero ajeno, incluido el de muchos píos donantes saudíes de quienes no sabemos hasta qué punto estaban al corriente del empleo que se daba a sus donativos”, describe Coll.

Juan Carlos Tutivén analiza que esta herencia persigue el fortalecimiento de la organización. “Ya que Al Qaeda pasó a segundo plano con la presencia del EI, esta herencia lo que seguramente hará es unificar a estos grupos terroristas para que sean más efectivas sus actuaciones y el predominio de la región”.

El exembajador enfatiza que aunque en este testamento los aparentemente menos afortunados son sus familiares, con lo destinado será más que suficiente para que vivan como reyes.

Los otros documentos

Entre los 113 documentos de Bin Laden hay directivas a Al Shabab (rama de Al Qaeda en Somalia), para atacar objetivos franceses si los blancos norteamericanos no estuvieran “disponibles”.    

No obstante, muestran también su cariño hacia su esposa y familiares así como su preocupación por el cambio climático. En una carta invita al “pueblo estadounidense” a ayudar a su presidente, Barack Obama a “salvar a la humanidad”.   

En la primer entrega de los documentos en mayo de 2015, la Oficina del Director de Inteligencia (ODNI) desveló 103 documentos, entre ellos parte de la biblioteca y cartas personales -fechados en su mayoría entre 2009 y 2011- que decían dónde se encontraba recluido desde 2006 en su escondite de Pakistán. (I)