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El Telégrafo
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Hezbolá libanés es una pieza clave de Irán en Líbano

Miembros del movimiento chiíta libanés Hezbolá desfilan durante las conmemoraciones de Ashura en Beirut.
Miembros del movimiento chiíta libanés Hezbolá desfilan durante las conmemoraciones de Ashura en Beirut.
AFP
20 de noviembre de 2017 - 00:00 - Redacción y Agencia AFP

El movimiento chiíta Hezbolá, al que el primer ministro libanés, Saad Hariri, denunció por su papel regional, amplió su influencia en Oriente Medio en los últimos años participando en varios conflictos a petición de Irán, para el que es una pieza clave, según los expertos.

Hariri, quien anunció su dimisión el 4 de noviembre desde Arabia Saudita, denunció la injerencia en los países árabes de esa organización armada chiita, peso pesado de la política en Líbano.

Y la nueva crisis política que sufre el país parece estar directamente relacionada con la cólera de Riad respecto a Hezbolá, un instrumento de expansión regional iraní, especialmente en Siria y Yemen, según expertos.

“Al suponer Hezbolá una pieza clave para Teherán en la región, esta dimisión muestra la voluntad saudita de poner coto a los avances iraníes”, confirma Karim Bitar, experto en relaciones internacionales.

Irán y Arabia Saudita, las dos potencias regionales, llevan decenios envueltas en una guerra de influencia.

Hezbolá, creado en la década de 1980 para luchar contra la intervención y posterior ocupación israelí de Líbano -que se mantuvo hasta el 2000- recibe desde hace tiempo un apoyo financiero y militar de Irán.

Clasificada como organización terrorista por Riad y Washington y objeto de sanciones económicas estadounidenses, Hezbolá es en la actualidad un actor fundamental de los conflictos que azotan Medio Oriente.

“A través de Hezbolá, Irán pudo operar en frentes regionales. El grupo fue útil para propagar la influencia iraní”, asegura Hilal Khashan, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Americana de Beirut.

Según el experto, este movimiento -“el instrumento más importante de Irán en la región”- formó en Irak las influyentes milicias chiítas de Hashd al Shaabi. También cuenta con agentes en Yemen, donde los rebeldes chiítas hutíes son blanco de una ofensiva de Riad, según Khasan.

En Siria, en guerra desde 2011, Hezbolá es un aliado indefectible del presidente Bashar al Asad. “Militarmente, Hezbolá se curtió en Siria. Adquirió capacidades ofensivas, no solo las de un movimiento contrainsurrección”, confirma Bitar.

Para Joseph Bahout, analista en la Fundación Carnegie, Hezbolá se ha llegado a convertir en “un modelo para todas las minifuerzas de la región”, así como para los rebeldes hutíes en Yemen.

“El movimiento armado es la joya de la corona, la fuerza que permitió a Irán convertirse, en los últimos 30 años, en la mayor potencia en Medio Oriente”.

Hezbolá, enemigo de Israel, es el único partido libanés que no depuso las armas tras la guerra civil (1975-1990).

Israel y el movimiento chiíta libraron una guerra en 2006 que dejó 1.200 muertos de lado libanés, casi todos civiles, y 160 de lado israelí, en su mayoría soldados. (I)

El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, se dirige a sus seguidores en un suburbio del sur de Beirut, la capital de Líbano. Foto: AFP

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