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El triunfo de Pedro Sánchez no cierra la crisis del PSOE

Pedro Sánchez reconquistó el domingo el cargo de secretario general del Partido Socialista español (PSOE).
Pedro Sánchez reconquistó el domingo el cargo de secretario general del Partido Socialista español (PSOE).
Foto: AFP
22 de mayo de 2017 - 15:10 - Gorka Castillo, corresponsal en España

La victoria sin paliativos lograda por Pedro Sánchez en las elecciones primarias del PSOE abre un nuevo periodo que pocos arriesgan a decir cómo acabará. Al menos eso dejó entrever la aspirante derrotada, la presidenta andaluza Susana Díaz, durante su intervención al filo de la medianoche tras conocer los resultados.

Sin mencionar ni una sola vez a Sánchez por su nombre, Susana Díaz subrayó que ahora lo importante es lograr que el PSOE vuelva a ser alternativa de gobierno “con un proyecto autónomo, sólido y coherente”. Lo dijo en un tono tan circunspecto que los estrategas de Pedro Sánchez decidieron mantener en alto todas sus defensas ante la larga batalla que les espera de cara al Congreso Federal, máximo órgano ejecutivo del partido, que se celebrará entre el 16 y el 18 de junio próximo.

“El mensaje de esta noche no podría ser más claro: el cambio está llegando al PSOE”, proclamó el candidato que ha logrado unir a su estela a la mayor parte de la militancia socialista frente a la nomenclatura del partido que sigue viéndole con ojos aterrados por su inclinación a buscar acuerdos con Podemos. En medios de gritos de entusiasmo de sus partidarios que coreaban “Sánchez presidente”, el restaurado líder socialista, cesado de mala manera el 1 de octubre pasado, lograba así sacarse la espina de su destitución a manos del viejo aparato ayer derrotado. Los votos cayeron a su favor de forma abrumadora, el 51% de los sufragios frente al 40% de su principal rival. Y lo que fue más humillante para su rival, ganó en todos los territorios del país, excepto en un par de provincias y, por su puesto, en el feudo andaluz de Susana Díaz aunque por una diferencia más apretada de lo esperado por las encuestas. Sumó 74.223 votos frente a 59.041 de Díaz, un montante escaso, prueba del desafecto que ha producido su indulgencia con el PP de Mariano Rajoy.

El nuevo secretario general del PSOE declaró que su pretensión ahora es recuperar el alma del partido e imponer una hoja de ruta que sirva para arrebatar el poder a la derecha. “Con un socialismo unido, podemos volver a gobernar”, proclamó un Pedro Sánchez que en las próximas horas anunciará cambios profundos en la manera de confrontar la política parlamentaria. De momento, Antonio Hernando, el hasta ahora portavoz socialista en el Congreso, ha preferido adelantar su dimisión irrevocable.

La palabra “cambio” ha sido el mantra más repetido por Sánchez desde que fue apeado por una gestora de la secretaría general y decidió comenzar una espectacular carrera de pedagogía política que concluyó el domingo con su inesperado triunfo. En su victoria ha pesado de forma decisiva su cercanía con la base trabajadora que sigue manteniendo su fe en la capacidad transformadora del socialismo histórico español. Susana Díaz fue incapaz de convencer a esos militantes golpeados con dureza por los recortes neoliberales impuestos por el PP de que la mejor opción para revertir esa situación era hacer “una oposición útil”.

Hablando del amargo trago de la derrota, Díaz dijo a su llegada a Sevilla: “He sentido calor y cariño de muchos compañeros e incluso he recibido el aval de que las políticas de izquierdas y socialdemócratas que estamos aplicando en Andalucía han sido reconocidas”. Nada más lejos de la realidad porque se ganó una sonora tanda de abucheos a su salida de la sede central del PSOE cuando todos los presentes conocían ya la victoria su encarnizado rival. El tercer aspirante en discordia, Patxi López, ganó en Euskadi y poco más pero no será ningún obstáculo para la nueva estrategia de Pedro Sánchez. En Podemos se celebró el veredicto socialista como si fuera un triunfo propio. Ayer, Pablo Iglesias mostró su disposición a retirar la moción de censura que han tramitado contra Rajoy en el Congreso para apoyar otra que presente el nuevo PSOE de Sánchez.

Donde comienza a aparecer la inquietud es en las filas conservadoras. El presidente del gobierno aseguró ayer que lo primero que hizo nada más conocer la incontestable victoria de Sánchez fue no llamarle por teléfono para “no molestarle”, dijo en tono jocoso. Lo segundo, fue lanzar su primera andanada de medidas legislativas para recalcar su condición de líder en tiempos indecisión. Por si alguien lo dudaba, algunos analistas políticos conservadores ya se encargaron de airear que si Pedro Sánchez busca una alianza con Podemos para llegar a La Moncloa, “España se encamina hacia unas nuevas elecciones antes de que termine este año”. Sólo fue un aviso para navegantes pero todos tomaron nota. (I)

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