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Leer es un excelente ejercicio

Aunque muchos adolescentes puedan refutarlo, estudiar sirve para reafirmar las conexiones neuronales. Cortesía: PASSEDTENSE.COM
Aunque muchos adolescentes puedan refutarlo, estudiar sirve para reafirmar las conexiones neuronales. Cortesía: PASSEDTENSE.COM
15 de noviembre de 2015 - 00:00 - María Eulalia Silva

Leer es uno de los mejores ejercicios posibles para mantener en forma el cerebro. Es barato, no requiere de gran infraestructura, ni grandes dotes, es divertido, incluso relaja y disminuye el nivel de estrés.  Neurológicamente, potencia las destrezas cognitivas porque requiere poner en juego un importante número de procesos mentales, como la memoria, la percepción y el razonamiento.

Cuando se lee se decodifican las letras y las palabras y se convierten en sonidos mentales. Para realizar esa operación se requiere activar amplias áreas del neocortex, la capa superior del cerebro, así como del hemisferio izquierdo del cerebro. Por otra parte, la lectura despierta la imaginación y las emociones, estimulando así la amígdala y demás áreas emocionales del cerebro. Los recuerdos que se asocian con lo que lee activan el hipocampo y el lóbulo prefrontal que son las zonas de la memoria. En otras palabras cuando estamos frente a un libro, es como si el cerebro acudiera al gimnasio a ejercitarse.

Presionar un poco

Se ha visto que en situaciones de estrés moderado se activan estructuras cerebrales, como la amígdala, y se produce la liberación de hormonas, como la adrenalina, que podrían contribuir a la facilitación del aprendizaje y la memoria. Además, la hormona del estrés, el cortisol puede coadyuvar a regular la presencia de los receptores NMDA en el cerebro, que  promueven la formación de nuevas conexiones neuronales. El reto de padres y maestros consiste en plantear pruebas lo suficientemente interesantes y, a la vez, manejables que motiven a los chicos a aprender por medio de proyectos amenos y realizables.  

Los niños bilingües suelen ser mentalmente más flexibles

Aprender un segundo idioma desde edades tempranas tiene beneficios más allá de lo puramente comunicacional. El cerebro se modifica cuando se aprende otro idioma y mejor aún si se lo hace a temprana edad. Se ha observado que los bilingües tienen mayor atención selectiva y más desarrollado el hábito de intercambiar contenidos mentales, lo que propicia la adquisición de aprendizajes complejos.

Experimentalmente se ha observado que los niños bilingües tienen mejores resultados en las pruebas en las que hay súbitos cambios de reglas. Los monolingües, por su parte, demostraron que demoraban más en adaptarse a las nuevas condiciones. Eso implica que un segundo idioma   permite ser más flexibles mentalmente. Y este beneficio -dicen los expertos- también se puede conseguir con la práctica de la música que es -al fin y al cabo- otra forma de lenguaje.

Hablar en público

Dirigirse a la familia en la sobremesa, a sus compañeros en la hora de clase o un examen oral frente al profesor refuerza los conocimientos ya aprendidos, además permite no solo usar la información obtenida, sino también reflexionar sobre ella. (I)

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