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El Telégrafo
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Vacaciones en casa ajena

Algunas páginas especializadas en este tema funcionan como redes sociales. Allí sus miembros intercambian información valiosa sobre nuevas posibilidades de alojamiento.
Algunas páginas especializadas en este tema funcionan como redes sociales. Allí sus miembros intercambian información valiosa sobre nuevas posibilidades de alojamiento.
09 de agosto de 2015 - 00:00

En este momento hay cientos de viajeros que, en lugar de pagar altas sumas de dinero por el alquiler de una habitación en un hotel, eligen una opción más económica: el intercambio de casas. Se trata de una tendencia que ha cobrado fuerza y que no todos saben que existe.

Es una forma de ahorrar y que, al mismo tiempo, permite vivir el entorno real de la ciudad y el país que las personas eligieron visitar. Optar por esta modalidad permite conocer y relacionarse mejor con familiares o vecinos de la gente con la que se intercambió la casa.

En Internet hay páginas especializadas en facilitar este intercambio, en la mayoría de ellas, las personas deben fotografiar primero su casa, describir dónde se encuentra ubicada y, si es posible, determinar también las normas de uso de la vivienda o departamento (hay personas que no permiten que se fume o se beba en sus casas, por ejemplo).

A partir de entonces, es posible que empiecen a llegar ofertas de potenciales personas que quieran utilizar tu vivienda.

Al mismo tiempo, puedes buscar otras casas que te interesen, en el país que quieras conocer. Al final, los usuarios son quienes deciden si las opciones les convencen y si responden a sus expectativas.

En la página Homeforhome.com, por ejemplo, ofertan más de 40 mil casas en 131 países distintos. Además, registran, a diario, más de 180 solicitudes de intercambio.

Incluso hay una sección en la que los viajeros describen su experiencia. Una pareja de europeos cuenta así sus vivencias: “hemos pasado 15 días inolvidables cerca de Nantes. La casa es luminosa, agradable y bien cuidada. Hemos podido visitar muchos lugares y ciudades de Bretaña y el Valle del Loira”. En la mayoría de sitios de intercambio de casas, los propietarios pueden contactar a otros propietarios e intercambiar su vivienda en cualquier momento del año.

Aunque hay todavía muchos viajeros que no miran con buenos ojos esta opción, cada vez hay más personas que practican el intercambio de casas. Mientras se respeten las reglas acordadas por los propietarios de ambas viviendas, nadie tiene por qué enfrentar ningún problema.

En la mayoría de casos, se exige dejar la casa o el departamento tal como estaba cuando fue recibido. Como la otra familia también estará en nuestra casa, hay que cuidar la vivienda como si fuera la nuestra. Los intercambios suelen, además, ser simultáneos, pero no hay reglas fijas al respecto.

Hay mucha gente que intercambia su casa en períodos distintos que la de la otra familia, por lo que todo es cuestión de gustos en cada trueque.

En el sitio Homeforhome revelan que, por estadística, en la mitad de los canjes, también hay posibilidad de intercambiar los vehículos si las familias así lo necesitaran, sobre todo, si deben desplazarse a zonas muy distantes.

El miedo a dejar la casa

Muchos viajeros evitan esta opción de alojamiento por miedo. De alguna manera, están dejando sus recuerdos, sus fotos, su televisión, equipo de música, su cama, su consola de videojuegos, entre otras pertenencias que serán utilizadas por personas ‘extrañas’.

Según la revista El Viajero, este temor solo desaparece cuando tomas conciencia de que no solo tú dejas tu casa, sino que ellos también harán lo mismo. Aunque aún hay gente que se resiste a optar por esta alternativa, las empresas que se especializan en este servicio, advierten que cuando los turistas van a un hotel, están usando un servicio y una cama en la que han estado otras personas.

Quienes dan a conocer sus experiencias, coinciden en que esta alternativa es emocionante. Es un hecho que si las personas tienen un departamento en la playa o una zona muy demandada, recibirá más propuestas de intercambio.

Aun así, hay muchas personas que aunque no tienen una vivienda en una zona muy turística, tienen también la posibilidad de encontrar personas interesadas. Todo dependerá de los gustos del viajero. Este sistema funciona, porque de alguna manera hay muchas personas que confían en otras al momento de colocar las fotografías de sus viviendas en diferentes sitios web.

Por lo general, las familias o las personas que toman esta decisión, tienen la oportunidad de conocerse, a través de correos electrónicos o vía Skype. En muchos casos, incluso pueden entablar una amistad.

El contacto previo es clave, porque permite resolver las inquietudes de lado y lado y, al mismo tiempo, se cierran todos los detalles, como si es necesario regar las plantas, cuidar a un animal doméstico, abrir las ventanas de alguna habitación.

Hay casos, en los cuales las familias recogen en el aeropuerto a quienes escogieron su casa para dejarlas instaladas y enseñarles todo sobre la vivienda. Después, ellos también toman su avión a la casa de la otra familia. De esta manera, se concreta el intercambio.

Otra de las páginas que tiene seguidores es GuestToGuest que también permite intercambiar casas o departamentos durante las vacaciones. Más que una simple web, es una suerte de red social, cuya comunidad vive en diferentes ciudades del mundo. Para formar parte de esta red social hay que registrarse, una vez cumplido este paso, es posible conocer todas las casas y departamentos disponibles. Los integrantes de esta comunidad tienen en común la idea de que viajar de otra manera es posible.

Ahorro de dinero

Quienes defienden esta opción, aseguran que la mayor ventaja es el ahorro de dinero, en particular, cuando las familias son muy numerosas. Por eso, los viajeros que han tenido esta experiencia advierten que cuando intercambian casas, el mayor gasto en el que incurren son los pasajes de avión, porque una vez que llegan a la vivienda escogida, se gasta igual que si una persona estuviera en su casa.

Según Diana Zambrano, viajera, las organizaciones que están dedicadas a intercambiar casas son una modalidad vacacional que se realiza ya desde hace algunos años. Con la aparición de las nuevas tecnologías, estos sitios se popularizaron más. “Esto es una maravilla, porque cada persona puede escoger a qué casa quiere ir, en qué ciudad, en qué barrio. Lo mejor de todo es que no se paga el alojamiento”.

Además —comenta— a la hora de comer, puedes cocinar en casa, en lugar de comer siempre en un restaurante. “El dinero que ahorras al no ir a un hotel, puedes invertirlo en otras actividades turísticas”.

En muchas de las páginas en las que se ofrece este servicio, hay una cuota anual (los precios bordean los $ 50).

Nuria Moreno es una joven que cree que este tipo de opciones vacacionales son muy útiles. Cuenta que ella y su pareja se decidieron por la versión americana www.intercambiocasas.com. En su blog indica que la primera vez que accedió a este servicio fue cuando viajó a San Diego, en California. “La experiencia fue extraordinaria, nos facilitaron mucho los preparativos del viaje. Incluso fueron a buscarnos al aeropuerto y nos regalaron entradas para el zoológico. El segundo intercambio fue en París durante el último feriado de diciembre. El departamento era lindísimo y el trato con el dueño fue el mejor”. En el blog De mi casa al mundo, una pareja cuenta que, aunque durante varios años se resistieron a dejar su casa en manos de extraños, un día decidieron arriesgarse y probar.

En esta bitácora digital, invitan a todos los que tienen una casa propia a ser parte de esta experiencia. “Si te detienen tus miedos por prestar tu casa, porque puedan estropeártela, abre tu mente, muchas veces los miedos son el camino que tenemos que seguir para liberarnos y evolucionar. Nosotros pasamos por ello, pero después de recibir tantas peticiones, tan atractivas, nos atrevimos”.

Las personas que hacen intercambios se definen como transparentes y confiables. En este caso, las experiencias que se dan a conocer en los sitios web, son positivas.

La mayoría de viajeros que ya han vivido esta experiencia, advierten que aunque muchas personas dan más prioridad a las fachadas de las casas y optan por viviendas ‘lindas’ y en muchos casos lujosas, lo más importante es que estas tengan una buena ubicación, es decir, estén a pocos metros de un supermercado o de una parada de autobús.

Una turista latinoamericana relata que su casa estaba como a 20 kilómetros del centro de Roma, en Italia y no fue práctico hospedarse allí, ya que perdía mucho tiempo en trasladarse hasta la capital italiana para encontrarse con sus amigos. De hecho, la ciudad de Roma no es conocida precisamente por la facilidad para conducir y estacionar vehículos, así que alquilar un vehículo no era una buena opción.

Lo mejor será encontrar un casa o departamento que tenga todo a la mano. El intercambio de casas es toda una filosofía que confía en la relación de viajero a viajero como manera de conseguir una experiencia más auténtica. Los que acostumbran viajar no son los únicos que disfrutan de un turismo diferente: el dinero que generan estos periplos se distribuye mejor entre la comunidad (en un hotel el consumo está más concentrado).

Tras registrarse en una web especializada, llega el momento de dar información sobre uno mismo y revisar a fondo las valoraciones que otros viajeros han hecho sobre los anfitriones. (ARB)

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