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La Trinity y la Reina

La Trinity  y la Reina
28 de septiembre de 2016 - 00:00 - Ángelo Barahona

Los hijos de don Juan deben estar felices. Poca mella les hace La Trinity y la lucha es pareja, mientras 3 familias descansa en un cajón del archivero con fecha enero 2017, la novela post mortem sobre Juan Gabriel, en Teleamazonas, no revive y GamaTV ya no tiene las telenovelas de Televisa.

José Delgado, de Canal Uno, ha visto mermada su sintonía en desmedro de los  injustos herederos de su rating, aquellos de las uniones de hecho de caricatura, con argumentos propios de videos de Lady Gaga y Mónica Naranjo. De momento La Trinity mejoró su argumento, pese a una inentendible  búsqueda de un santo grial.  

Dan Brown no estaría muy feliz si se enterara. No obstante, Paco Cuesta, su director, es de los mejores en su género. Además, es el pionero en producción dramática en la televisión ecuatoriana.  

La Trinity tiene sus puntos fuertes -de manera inesperada- en dos jóvenes de la nueva ola. Kristel Chuchuca, formidable es poco, porque enamora cada noche; y Adriana Bowen, aunque en ocasiones luce forzada. Giovanna Andrade es casi invisible, gracias a un libreto que no le hace justicia ni a su belleza ni a su talento.

A Carolina Ossa se la nota muy teatral, pero se le perdona; Geovanny Dávila, fresco; Villarroel, con un personaje disímil, un híbrido en Joselito, hijo de Maritere y Garañón. Una iluminación impecable. Escenografía acertada. Cuánto se ha madurado en ese aspecto. La locación de la casa de Periñón se nota que es en exteriores, como los brasileños: o hacen todo en estudio o todo lo graban en exteriores.

Han mejorado en la trama los personajes de Samantha Grey, Nacho Chedar, que merece más texto, pero sin Adriana  Bowen. Mejoró Andrés Caballero, que al inicio lucía tremendamente caricaturesco y falso. Don Day exagera con sus modismos de muchacho de la Trinitaria. Él tiene que ser él mismo, como lo hizo Pepe Tola. Tiene que grabarse sus textos, mirar algo gacho y todo fluirá. No hay que pedirles que actúen, no lo lograrán jamás. Y Don Day, menos pues. El vestuario al inicio de la serie estuvo fuera de lugar. Les invito a que vayamos a la Trinitaria y verán que nadie se exhibe con pedazos de camiseta como lo hacía ‘Zapallento’, que además está demasiado maquillado. La publicitada Carolina Jaume aún no aparece en escena. No me gusta el personaje de ‘Suavecita’. Pero hay que esperar aún que la trama llegue a su punto máximo. Yo tengo fe y esperanza.

MISS DIAMANTE

Se ha elegido a la Reina de Guayaquil, más temprano que en años anteriores. Esta es la edición de Diamante y  Geraldine Meitzner resultó ganadora y al menos en la época del Club de Leones, donde surgieron reinas trabajadoras, como Íngrid Klaere, se decía que no era un concurso de belleza, sino de civismo y amor a su ciudad. La atractiva Geraldine advierte diversos planes sociales.

La producción de TV del evento tuvo a Eduardo Andrade, de Combate, y Andrea Torres, exsoberana de la urbe. Buen trabajo de ambos presentadores, pero seguro para este tipo de certámenes Marcelo Cornejo y Analy Bermeo lo hubiesen hecho mejor. El cantante invitado, el colombiano radicado en Ecuador, Jonathan Luna, fue apenas un saludo a la bandera. (O)

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