Desde el año pasado abril se convirtió en el mes más triste en Ecuador. Aquel mes es un sinónimo de lágrimas.

Fue el 16 de abril del 2016, a las 18 horas y 55 minutos, cuando la vida de los ecuatorianos marcó un antes y un después. ¿Dónde estaba usted en ese momento? Qué pasaba por su mente?

¿Abrazó a los suyos? ¿Perdió a un ser amado?, ¿quizás a un amigo? 

Manabí y Esmeraldas se estremecieron como en el final del mundo. El Apocalipsis. Y aunque en el resto del país el sismo de 7.8 en la escala de Ritcher sí se sintió con igual fuerza, fue en esas dos provincias donde la naturaleza se ensañó con sus habitantes. 

Durante un par de horas la radio y la televisión dejaron de funcionar en esos sectores porque sufrieron daños. En Guayaquil y otras ciudades la programación de entretenimiento del sábado cambió hacia una de noticias.

La televisión local recién mostró imágenes del desastre a las 22:00.

Lo primero que se conoció fue a través de las redes sociales, especialmente en Twitter.

Las imágenes eran devastadoras con edificios partidos en dos, centros comerciales derribados como por un bombardeo de guerra. La gente estaba atrapada en los inmuebles.

El ambiente en el país era de muerte, llanto y dolor.

Un capítulo especial de reconocimiento merece buena parte del periodismo nacional. De los canales de TV, en especial de las televisoras manabitas, radios y reporteros de prensa escrita.

Es una profesión a veces incomprendida pero donde sus reporteros, al igual que los soldados, deben estar en la línea de acción. Deben desafiar al miedo y a veces hasta la misma muerte. 

Pudimos ver en acción a los reporteros de noticieros mezclarse en sus informes con los personajes de programas matinales y farándula.

Incluso, los participantes de los tan cuestionados realities de competencia aportaron durante sus apariciones en pantalla.

Todos tenían un fin común, el de ayudar al desposeído y aliviar el llanto de los que lo habían perdido todo. 

Se vivieron escenas conmovedoras.  Un ejemplo fue aquellos mensajes de dolor y a la vez de esperanza, que desde el lugar de las tragedias, y con cargamentos de esperanza y amor, enviaban las figuras de la televisión internacional pero orgullosamente ecuatorianos como Danilo Carrera y Roberto Manrique. Incluso dejaron su agenda de actividades para ir al sitio del desastre a llevar víveres. Organizaron brigadas y las entregaron personalmente.

Ecuador también recibió mensajes de personas internacionales, entre ellos del futbolista colombiano Radamel Falcao, actualmente en el Mónaco, de Francia. Él envió ayuda a Ecuador, a través de su madre.

Los artistas ecuatorianos se unieron. Llevaron su aporte, cantaron, lloraron y orando juntos.

Luego del terror del movimiento telúrico, el país vivió instantes sobrecogedores.

El clamor a Dios fue el mismo de todos y tenía que ver con el consuelo y tranquilidad de quienes lo perdieron todo en Manabí y Esmeraldas.

Manta, Portoviejo, Canoa, ciudades o cantones que vivieron el terror de estar cerca del epicentro, y que por las estructuras de algunas de sus casas, vieron cómo estas se desplomaron. Hoy ya calmaron en parte su dolor, enterraron a sus muertos, y pidieron amor y clemencia para ellos, 

Abril está de regreso, y esta vez no es un terremoto, sino el invierno que afecta a esos sitios y a los de la Sierra. El año pasado el mes de abril enseñó a los ecuatorianos cómo unirse. (O)