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El Telégrafo
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Geovanny perdió una mano, hoy insta a no usar pirotecnia

En la Unidad de Quemados del Luis Vernaza se atienden cerca de 200 pacientes al año. La mayoría acude por heridas de fuego (incluye pirotecnia).
En la Unidad de Quemados del Luis Vernaza se atienden cerca de 200 pacientes al año. La mayoría acude por heridas de fuego (incluye pirotecnia).
Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
30 de diciembre de 2017 - 00:00 - Redacción Justicia

“Hola. Soy Geovanny y les voy a mostrar cómo perder la mano en 10 segundos”, dice un delgado joven que sostiene un artefacto explosivo. “A  ti te puede pasar lo que me pasó a mí hace dos años”, agrega tras la detonación y se saca una prótesis en forma de la mano que perdió por jugar con un ‘tumbacasa’.

Él estaba acostumbrado a hurgar entre los escombros de los monigotes para recoger camaretas y otros explosivos que no detonaron durante la quema de fin de año. Ahora no, ni él, ni nadie de su familia manipula ningún artefacto que contenga pólvora.

Los últimos días de diciembre y los primeros de enero son en los que más se reportan accidentes por el mal uso de pirotecnia.

A inicios del 2017, solo en el hospital de niños Roberto Gilbert hubo 12 pacientes, seis de ellos, con amputación de parte de sus manos, ocasionando no solo las secuelas físicas, sino también la afectación emocional y psicológica, por el cambio que se refleja en la parte corporal del niño.

Ana Soria, jefa de la Unidad de Quemados del hospital pediátrico de la Junta, señala que del 2011 al 2017 se atendieron 139 niños de entre uno a 14 años con quemaduras a causa de la pirotecnia.

En 2012 se registró la cifra más alta: 38 menores.

“Muchos de nuestros pacientes llegan porque mientras escarban los desechos les explotan los artefactos en sus manos”, dijo Soria y agregó que también hay heridos por impactos, por lo que sugirió mantenerse alejado en el caso de ser espectadores de la quema de años viejos o cualquier evento en el que se utilicen juegos artificiales.

Fernando Quintana, cirujano plástico y jefe de la Unidad de Quemados del hospital Luis Vernaza, informó que entre diciembre de 2016 y enero de 2017 recibieron a 28 pacientes, que llegaron a la sala de emergencia con lesiones, de estos 14 con heridas graves y dos debieron quedar internados.

El especialista explicó que la detonación de petardos pueden provocar lesiones como pérdida de dedos o mano, de tejidos, piel, quemaduras locales de tercer grado.

“Si la explosión es cerca de la cara puede provocar cegueras, fracturas de huesos de la nariz, seno maxilar, es como si te dieran un golpe con un palo dependiendo de la intensidad de la explosión. Hay unos artefactos que se fragmentan en múltiples pedazos, o tienen piedrillas, actúan como efecto de metralla lo que también lesiona”.

Precisó que las revisiones deben ser completas por las afectaciones que provocan las ondas expansivas en otras partes del cuerpo. Además que los heridos requieren atención psicológica, pues “a muchos les cambia la vida en unos pocos segundos”. (I)

Prevención
No comprar explosivos
Los médicos recomiendan que las familias no adquieran explosivos, pues cualquiera de estos -aunque parezca inofensivo- puede ocasionar quemaduras u otros daños. Hay niños que en un descuido los manipulan.

Ningún menor debe usarlos
Si en los grupos familiares la costumbre es adquirir juegos pirotécnicos lo mejor es que los niños no los manipulen, menos aun sin supervisión de un adulto. Hay que ponerlos fuera del alcance de ellos.

Ver de lejos y no escarbar
Muchas personas resultan heridas por urgar entre los escombros de los monigotes quemados. Hay artefactos que no detonan y al moverlos se activan. Otros llegan por impactos de cohetes. Vea la quema desde lejos.

No subestimar el daño
Los chispeadores pueden causar quemaduras leves, pero los doctores recomiendan no subestimar ninguna herida, pues todas tienen que tratarse en forma adecuada. Deben llevarlos a una casa de salud.

Alejarlos de la gente
En caso de que una persona quede afectada hay que alejarla de la gente, aplicar agua a temperatura ambiente hasta máximo 30 minutos y evitar que se lesione todo el espesor de la piel. Luego cubrir con un paño seco.

Tomar conciencia
Los explosivos no solo pueden causar quemaduras graves, sino ceguera, pérdida de la audición y lo más grave: amputaciones o hasta la muerte. Además, estos no solo se activan cuando se los enciende con fuego, sino que las condiciones de almacenamiento y una incorrecta manipulación puede detonarlos. (I)

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