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El Telégrafo
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David reconoció su culpa en recreación de crimen

David M. alias 'El Cojo' relató cómo ocurrieron los hechos.
David M. alias 'El Cojo' relató cómo ocurrieron los hechos.
Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO
11 de enero de 2017 - 10:47 - Redacción Web

El sospechoso del crimen se bajó de la camioneta plateada con vidrios oscuros, en la que lo transportaron desde la cárcel a la ciudadela 9 de Octubre, en el sur de Guayaquil. Allí, el 7 de noviembre de 2016, supuestamente, asesinó al periodista Robert Salazar.

Mariana, madre del acusado identificado como David M., se emocionó al verlo, pero a la vez se preocupó al notar que estaba más delgado desde la última vez que estuvieron frente a frente. La camiseta naranja y la bermuda de jean parecían bailarle en el cuerpo.

“Él es mi hijo y no me avergüenzo de decirlo pese al error que cometió. Eso es lo que hace la droga”, expresó la progenitora apenas empezó la reconstrucción de los hechos, una diligencia en la que se recrea paso a paso lo sucedido.

Isaac, hermano de David, contó que un día antes su ‘ñaño’  cumplió 25 años y que ese día consiguió un teléfono para llamarlos desde el penal y decirles que los amaba y que se cuidaran. “Tenemos miedo de que se quite la vida. Lo vemos muy mal”.

La diligencia fue interrumpida en tres ocasiones, pues David no podía mantenerse en pie. Temblaba y parecía desvanecerse. Mariana e Isaac corrieron a abrazarlo cuando se sentó en la vereda. Le dijeron que todo pasaría. “Mi hijo reconoció su culpa. Él me dice que no quiso matarlo, que se le escapó el disparo”.

A pocos metros otra escena dolorosa. La madre de Robert lloraba con una fotografía de su hijo, quien tenía 26 años. No decía nada, solo observaba lo dramatizado. Horacio Salazar, padre de la víctima, hablaba cada vez que le parecía que el sospechoso mentía. “¿Cómo va a decir que mi hijo se le lanzó pese a que tenía un arma?”,  se cuestionó al tiempo que el individuo empuñaba un arma de juguete para que los agentes de Criminalística fotografiaran la escena. “Es muy doloroso, pero tengo que estar aquí”.

La recreación tomó menos de dos horas. Mariana aprovechó el momento para acercarse a los padres de Salazar y pedirles perdón en nombre de su hijo. Ellos no se negaron a darle la mano a la mujer que reveló que su vástago tenía problemas de consumo de drogas desde los 13 años y que siempre desaparecía de la casa.  “No es la primera vez que está preso. Hace un mes y cinco días salió de la cárcel. Me da vergüenza decirlo, pero me dijo que ese día estaba recontra ‘pepeado’”, lamentó la progenitora. (I)

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