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El Telégrafo

En astinave ep se realizan los trabajos con mano de obra 100% nacional y técnicas pioneras en ecuador

Cinco colosos patrullarán los mares del país

Cinco colosos patrullarán los mares del país
04 de noviembre de 2015 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

Desde el suelo las estructuras parecen gigantes en nacimiento. Inmensas moles de metal van tomando forma mientras los trabajadores, como hormigas, van y vienen entre las chispas que arrojan los trabajos de soldadura, haciendo ajustes. El objetivo es que, a fines de 2017, los ‘colosos’ ya estén navegando y cumpliendo con su cometido: vigilar la jurisdicción marítima de Ecuador.

Son los barcos guardacostas Isla Santa Isabel e Isla San Cristóbal, que están en construcción; y 3 corbetas que son repotenciadas y recuperadas en los astilleros de Astinave EP en Guayaquil. Los 5 gigantes metálicos pasarán a reforzar los patrullajes de la Armada Nacional.

Estos son los 2 megaproyectos que adelanta Astinave EP, que ganó la subasta pública realizada por el Gobierno para adjudicar los contratos, y en los cuales se está empleando tecnología de última generación.

Uno es el proyecto Apolo, que consiste en la construcción de los 2 guardacostas, por un costo de $ 30 millones ($ 15 millones cada embarcación). Son naves OPV 5009 (50 metros de eslora y 9 de manga), las más grandes que se han construido en estos astilleros. El proyecto global inició en junio de 2014 y al ser una obra de gran magnitud, que cambió la forma de trabajar, se capacitó al personal en técnicas de construcción en uno de los astilleros más importantes de Europa: el holandés Damen.

Allá se aprendió la tecnología que utilizan y esta fue implementada en Ecuador. “Tuvimos que ‘ecuatorianizarla’ para avanzar como hemos hecho hasta ahora”, indicó el ingeniero naval Livington Miranda, jefe del proyecto Apolo. En Holanda aprendieron la técnica de construcción por bloques, con lo que se evita usar las gigantescas camas.

Según Miranda, “las camas son como la base para construir la embarcación, son estructuras a veces tan grandes como la propia nave. Para evitarlas, trabajamos por bloques. El buque lo dividimos en 5 bloques y cada uno tiene su parte superior e inferior. Tenemos camas pequeñas en las que hicimos las partes superior e inferior de cada bloque, luego las unimos y las instalamos en la embarcación. Con los 5 bloques completamos los 50 metros de cada guardacosta”.

Antes de los trabajos físicos, Astinave consiguió todo el material logístico, herramientas y repuestos. Así, cuando llegó el primer paquete de materiales, en la primera semana de 2015, comenzó el montaje.

Con la experiencia adquirida se puede trabajar de forma más eficaz. “Si hoy me dicen que vamos a construir un buque de 70 metros, como ya hicimos uno de 50 sabemos que son solo 2 bloques más”, señaló el jefe del proyecto ‘Apolo’.

Astinave planea trasladarse a Posorja en unos años, pues su actual sede ya se quedó pequeña. “La idea de nuestras nuevas instalaciones es no solo ofrecer un producto a nivel ecuatoriano, sino también ser uno de los astilleros consolidados en el área del Pacífico, que tiene pocos astilleros importantes. Nosotros queremos ser uno de los astilleros de primera línea, poder construir incluso buques pospanamax”, especificó el ingeniero Miranda.

180 trabajadores ecuatorianos

El segundo proyecto es el ‘Júpiter’, que consiste en la recuperación de las corbetas Los Ríos, Manabí y Loja, cada una de 62 metros de eslora y 9 metros de manga. Con un presupuesto total de $ 63 millones, Astinave trabaja en el casco, sistemas de propulsión, eléctricos, de vigilancia marítima, navegación y comunicaciones; sistemas auxiliares y en el equipamiento y habitabilidad.

El capitán de fragata John Vera Mora, jefe del grupo 400 del proyecto (ver datos), explicó que la Armada del Ecuador adquirió 6 corbetas en la década del 80, las cuales han sido sometidas poco a poco al proceso de recuperación, el cual generalmente se realiza cada 15 años.

En el caso de las 3 corbetas que permanecen en Astinave, luego de este procedimiento podrán seguir operativas por 3 lustros más. “Una vez estén de servicio, partirán de la Base Naval Sur hacia cualquier parte del territorio nacional donde se les necesite”, indicó el oficial.

Actualmente laboran entre 150 y 180 personas, todas ecuatorianas. “El 100% de la mano de obra es nacional”, explicó el capitán Vera. El proyecto ‘Júpiter’ inició en 2014 y está planificado terminar a fines de 2017.

También se ha desarrollado tecnología ecuatoriana. “Más que todo en sistemas de vigilancia marítima y comunicaciones. Importamos componentes, pero aquí hacemos la integración a través de un sistema que recibe la información de todos estos equipos que dan las órdenes a las armas y a otros sistemas”, manifestó Vera. (I)

Ingenieras y soldadoras dan  el toque final

Cuando a Verónica Sánchez (foto) le dijeron que había trabajo, pero como soldadora, no lo dudó. Ella dejó su natal Playas para vivir en Guayaquil debido a que estudia electricidad industrial, en el Instituto Tecnológico Simón Bolívar. Como necesitaba trabajar, fue a Astinave por la vacante como soldadora naval. Hoy, 4 meses después, apoya en las canaletas eléctricas al grupo 300 del proyecto ‘Júpiter’. Ella sabe que es poco común encontrar mujeres que hagan su labor, aunque dice que “es un trabajo pesado, pero no difícil. Cuando uno quiere, puede hacerlo”. Es casada, tiene 3 hijos, y aunque su familia a veces se preocupa porque dice que su trabajo es peligroso, ella se siente bien en lo suyo. “Antes no había hecho soldadura naval, solo soldadura smaw, que es con palillos, mecánica, para carros y otro tipo de armado. La soldadura para barcos es más delicada, no puede quedar ni un poro, pues se filtraría el agua”.

Otra que trabaja con los hombres es Lilia Cedeño, ingeniera naval vinculada al proyecto ‘Apolo’. Ha pasado por distintas áreas y actualmente está en Planificación de Carpintería. Desde el segundo año de colegio tuvo la inquietud sobre cómo construir una embarcación y con los años se inclinó por la rama naval. “Investigué hasta que hallé una carrera relacionada con esto: ingeniería naval. Era una de las más económicas y en ese momento no tenía tanta demanda”.

Lilia ya lleva 2 años y 8 meses en Astinave. “Gracias a Dios me he podido desenvolver en diferentes áreas, como Carpintería, Soldadura y Pintura”.

La ingeniera, de 26 años, reconoce que la demanda de las mujeres por la carrera ha aumentado. Según ella, antes era una estudiante por cada 20 chicos, “ahora están 10 por 10”. En Astinave hay varias ingenieras, algunas en el exterior haciendo maestrías. “Tenemos las mismas capacidades que los hombres, las mismas oportunidades de ingresar adonde queramos y de lograrlo todo”, aseveró la profesional.

Ahora todas esperan el momento en que esté terminado el trabajo, para que sus familias vean por qué fue el sacrificio de trabajar a veces de lunes a domingo. “Es para cumplir con algo que también aporta a nuestro país, que es la defensa”, afirmó Lilia Cedeño. (I)

Datos

El guardacostas Isla Santa Isabel debe ser entregado en noviembre de 2016 y el Isla San Cristóbal, en enero de 2017. Pero se confía en que las fechas de entrega podrían adelantarse, por el buen ritmo de las obras.

El trabajo en las naves se divide por grupos: 100 para la recuperación de casco y textura; 200, los sistemas de propulsión; 300, los sistemas eléctricos; 400, vigilancia marítima, navegación y comunicaciones; 500, sistemas auxiliares; 600, equipamento y habitabilidad.

Los guardacostas tienen capacidad para 32 personas y alcanzan los 22 nudos. (I)

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