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La muerte truncó proyecto de la fuerza del cambio

EL ÚLTIMO ADIÓS: Miles de ecuatorianos acompañaron el féretro con los restos del presidente Roldós al Cementerio General.
EL ÚLTIMO ADIÓS: Miles de ecuatorianos acompañaron el féretro con los restos del presidente Roldós al Cementerio General.
Foto: Archivo / El Telégrafo
17 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Política

Llegó el 24 de mayo de 1981. El gobierno de Roldós estaba afectado por la difícil situación económica del país, producto del paulatino aumento del déficit fiscal, que se agudizó tras el conflicto de Paquisha meses atrás. Roldós encaraba un clima de agitación; las calles eran el escenario de disturbios sobre todo de estudiantes y gremios de trabajadores que protestaban contra las medidas económicas, como el alza de precios de los combustibles.

Ante esa vorágine de acontecimientos, ese día se efectuó en el estadio Olímpico Atahualpa una ceremonia de conmemoración por la Batalla del Pichincha y, a su vez, para rendir homenaje a los soldados caídos durante el conflicto con el Perú.

El acto fue televisado y, como señala Aquiles Rigaíl, su ministro de Trabajo, le tocó a Roldós dirigir su discurso a miles de asistentes. En medio de la silbatina de los asistentes, “Roldós dirigió un emotivo mensaje de esperanza a todos los ecuatorianos, nunca perdió su habilidad de oratoria”.

Al terminar dicho acto, el Presidente tenía otro evento. Se dirigió con una pequeña comitiva al aeropuerto Mariscal Sucre. El grupo estaba compuesto por su esposa Martha Bucaram de Roldós; el ministro de Defensa, Gral. Marco Aurelio Subía y su cónyuge; y los miembros de la tripulación compuesta por los tenientes coroneles Héctor Torres y Armando Navarrete; el piloto y edecán del presidente, teniente coronel Marco Andrade; el copiloto teniente Galo Romo y la azafata Soledad Rosero.

Pero nunca llegaron a su destino. Horas después, el país recibía con desolación la trágica noticia del accidente en que el Mandatario y su comitiva fallecieron, tras estrellarse la aeronave contra el cerro Huayrapungo. Justo cuanto en ese momento la selección nacional jugaba un partido por eliminatorias al mundial de España, contra Chile.

Los cuerpos fueron llevados hasta Quito, donde fueron velados en medio de la conmoción general. Finalmente los restos del Jefe de Estado y de su esposa fueron trasladados a Guayaquil para su sepultura. Las causas del accidente aún son motivo de investigación; sus familiares sostuvieron la teoría de un posible atentado.

Curiosamente, dos meses después, el presidente panameño Omar Torrijos fallecería en similares circunstancias. (I)

El hecho relevante

La Carta de Conducta se convirtió en el gran ideario de su defensa por los Derechos Humanos

Con el retorno a la democracia, Roldós Aguilera, desde la Presidencia de la República, impulsó su ideario subregional: la defensa de los Derechos Humanos. En esa época América Latina vivía una etapa de convulsión: en el Cono Sur regían feroces dictaduras militares (Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay). En tanto que en Centroamérica, tras el triunfo de la revolución sandinista, comenzaban a esparcirse los regímenes de línea dura, como en El Salvador y Guatemala.

Con esa premisa, durante una cita de mandatarios del Pacto Andino, realizada el 11 de septiembre de 1980 en la ciudad de Riobamba, el Presidente propuso la firma de la Carta de Conducta, conocida también como la “Doctrina Roldós”.

El documento tenía 11 puntos, entre los cuales se instaba a los firmantes a promover un nuevo ordenamiento basado en la democracia y en la participación ciudadana, el respeto a la autodeterminación de los pueblos sin intervención de cualquier sentido ideológico.

Además se buscaba un desarrollo integral con justicia social que propendan al cambio de las estructuras económicas y sociales; la reafirmación del respeto de los derechos humanos, políticos, económicos y sociales como norma fundamental de conducta de los miembros del Grupo Andino.

La Carta también promovía la solución de eventuales controversias que pudieran presentarse entre los países miembros o entre ellos y terceros, aplicando los procedimientos establecidos en el Derecho Internacional; el inicio de un paulatino proceso de desarme subregional y que los recursos destinados para este fin se destinen al desarrollo económico y social de los pueblos.

Además, se instaba a los Estados miembros a actuar de manera solidaria frente a alguna “amenaza económica” que los pudiese afectar.

Los países del Pacto Andino deberían ampliar su participación en las negociaciones de los problemas políticos y económicos, que se debaten en la comunidad internacional. El establecimiento de políticas comunes en lo económico, social, laboral, educativo, cultural, tecnológico y de salud, así como para la aproximación de sus legislaciones; finalmente aplicar los instrumentos de integración andina para lograr beneficios equitativos.

Los firmantes fueron los mandatarios de Colombia, Ecuador, Venezuela y Perú. (I)

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