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El Telégrafo

Jaime Roldós y su triunfo arrasador en las urnas

EN EL SALÓN DE LOS PRESIDENTES Jaime Roldós, ejerciendo el poder, en un acto público en el Palacio de Carondelet.
EN EL SALÓN DE LOS PRESIDENTES Jaime Roldós, ejerciendo el poder, en un acto público en el Palacio de Carondelet.
Foto: Archivo / El Telégrafo
17 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Política

Con las reglas del juego sobre la mesa, en 1978, el Ecuador entró de lleno en el proceso electoral. En la preferencia de la ciudadanía destacaba la figura de Assad Bucaram, un curtido líder populista del CFP. Sin embargo, la dictadura impuso una normativa que le impidió candidatizarse: los postulantes debían ser nacidos en Ecuador. “A Bucaram le armaron el argumento de que había nacido en Líbano, por eso se le prohibió entrar en carrera”, recuerda Aquiles Rigaíl Santistevan.

Ante el apremio -sostiene-, el partido buscó entre sus filas una figura que pudiera captar el voto y lo encontró en Jaime Roldós, quien pese a su juventud (37 años) tenía muy buenas habilidades oratorias. Junto con otro joven político, Osvaldo Hurtado, militante de la Democracia Popular (DP), “se enfrentaron a políticos tradicionales de fuelle electoral, como Sixto Durán Ballén (había sido alcalde de Quito) por el PSC; y el doctor Raúl Clemente Huerta, del Partido Liberal Radical (PLRE).

Como anécdota, Rigaíl comenta que en principio ni el mismo Roldós creía que podría ganar las elecciones, pero que su participación en la contienda de 1979 le serviría para apuntalar su imagen en un futuro. Con este criterio coincide el historiador Miguel Cantos, quien manifiesta que en esa época los medios de comunicación y las encuestas daban como ganadores, para la segunda vuelta, a Durán Ballén y Huerta Rendón; incluso el tercer lugar sería para Rodrigo Borja Cevallos, fundador del partido Izquierda Democrática (ID).

Contra todo pronóstico, Roldós obtuvo el triunfo en la primera vuelta electoral, con el 27% de la votación, seguido del conservador Durán Ballén, que alcanzó el 23%. “Se podría decir que fue una gran sorpresa y así lo calificaron algunos medios de comunicación -afirma Cantos-, más aún cuando en la segunda vuelta, el triunfo de Jaime Roldós resultó avasallante”, dejando atrás a todos aquellos políticos tradicionales.

El lema de campaña “La Fuerza del Cambio” caló en el pensamiento de los ecuatorianos, quienes en un porcentaje superior al 68%, dejaron atrás la opción de la derecha socialcristiana, que obtuvo algo más del 31%. De esa forma se inauguró una nueva etapa en la vida política del Ecuador. (I)

INFOGRAFÍA

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El hecho relevante

Dueño de una hábil oratoria, el presidente inició su ruta en las aulas del Vicente Rocafuerte

Jaime Roldós Aguilera fue un político guayaquileño que nació el 5 de noviembre de 1940. Desde muy joven tuvo una marcada inclinación y pasión por la política y la oratoria. Fue un destacado estudiante del colegio Vicente Rocafuerte. Se graduó como el Mejor Bachiller y fue presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE).

Luego siguió la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales en la Universidad Estatal de Guayaquil, siendo electo presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUE).

Fue legislador en 1967 y 1970. En 1976 y 1977 estuvo en la Segunda Comisión que propuso reformas a la Carta Política de 1945. En forma paralela se desempeñó como presidente del Colegio de Abogados de la provincia del Guayas. Cuando fue elegido Presidente, tenía 39 años de edad.

Aquiles Rigaíl Santistevan, quien fue su ministro de Trabajo, destaca en Jaime Roldós su habilidad de oratoria y su capacidad de diálogo y vocación democrática. “Jaime tenía excelente relación con el sector laboral, incluso con sectores identificados con la extrema izquierda”.

Aun, en el rompimiento con Assad Bucaram, cuando fue Presidente de la República, Rigaíl recuerda un hecho anecdótico: “Algunos coidearios le manifestaron, en la convención (del CFP) en Cuenca, que tenía los votos suficientes para desconocer a Bucaram, pero Jaime llamó a los amigos de confianza y les consultó sobre esta posibilidad; luego de escuchar a todos, les dijo: don Assad fue elegido democráticamente por las bases y por los comandos del país y no hubo imposición, yo no puedo desconocer eso; no puedo apoderarme del partido, él se lo ha ganado por sus méritos”.

Por eso, Roldós Aguilera prefirió separarse y formar su propio partido político al que denominó Pueblo Cambio y Democracia (PCD).

A pesar de las especulaciones, Rigaíl asegura que la relación entre Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado siempre fue de respeto mutuo, sin que existiera una profunda relación política, más bien -sostiene- Roldós tenía una cierta distancia ideológica, por la orientación de Hurtado, que provenía de una doctrina demócrata-cristiana, corriente vinculada con la centroderecha europea. Pero mientras estuvo en la Presidencia, la relación con Hurtado siempre se mantuvo en un marco de cordialidad y nunca se vio una discrepancia pública entre ellos. (I)

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