Amazónicos aprenden a ser artesanos con la observación
El sector de Santa Rosa de Agua Clara, del cantón Chillanes, está en medio de un tema limítrofe entre las provincia de Bolívar y Guayas, pero eso no es impedimento para que una familia amazónica destaque confeccionando muebles.
Antes de ser artesanos, esta familia oriunda de Lago Agrio, provincia de Sucumbíos, se dedicaba a la agricultura, pero el exceso de trabajo y los pocos recursos económicos logrados con esta actividad les obligaron a buscar en la naturaleza una nueva fuente de ingresos.
La idea nació de la observación. Édison Zavala, de 43 años, con un taladro, cepillo, machete, etc., y con el gusto por las artes manuales decidió emprender en la creación de un estante para cocina. Luego hizo una repisa y una silla, todo con pedazos de troncos y ramas hallados en los campos de su natal tierra.
Zavala mencionó que las labores que realizaban en Lago Agrio les tomaban más de nueve horas, por las que les pagaban a diario.
En esta nueva aventura trabajó también María Torres, de 32 años, quien además de los quehaceres del hogar se dio tiempo para ayudar en el negocio.
“Al inicio me sacaba astillas de los dedos o de las palmas de las manos, también me daba sin querer golpes con el martillo, pero con el tiempo uno aprende a tener cuidado y puntería. También pulo muebles y me encargo de atender a los clientes mientras mi esposo compra madera del Oriente”.
María menciona que esos productos eran encargos para amigos de la familia que ayudaron a promocionar —en poco tiempo— y vender en Quito y Guayaquil. Esto a los Zavala-Torres les impulsó a cambiar definitivamente de actividad y de sitio de residencia.
“Estamos expandiendo la confección de muebles con los dormitorios estilo rústicos, es decir con troncos como bases y madera casi al natural solo tratada para que las plagas no dañen el producto que en tamaño de tres plazas cuesta unos $ 300”.
Estas actividades y productos están disponibles en la vía Panamericana todos los días. (I)