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Los meses de mayo a noviembre se venden plantas veraneras. En invierno baja la actividad del sitio

108 viveros generan empleo y desarrollo para los vecinos de la vía Milagro-Naranjito

Las plantas veraneras son las más buscadas por los turistas al igual que aquellas que son resistentes al sol.
Las plantas veraneras son las más buscadas por los turistas al igual que aquellas que son resistentes al sol.
Foto: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO
07 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción País Adentro

Milagro.-

La vía Milagro-Naranjito, en la provincia del Guayas, es conocida como la meca de los jardines del país por los 108 viveros que se distribuyen en ocho kilómetros.      

En este espacio son los colores y la gran variedad de plantas ornamentales o frutales las que dan ese valor a esta zona del país en una actividad que tiene más de 50 años, según Lidia Gavilanes.

La mujer tiene en este sitio 30 años y a sus 49 años de vida no piensa en dejar lo que crearon sus suegros en la década del sesenta.

Desde aquellos años, este tipo de negocios han generado trabajo a familias y a otras personas que ganan según la jornada semanal hasta $ 100 o un poco más, dependiendo de la actividad del emprendimiento.

Lidia cuida del vivero llamado Angelita y que es el sostén económico de sus hijos, esposo y que además sirve para ayudar a sus suegros. Por ello, laborar todos los días, de 07:00 a 18:00, no es una obligación sino un gusto.

El espacio que tiene la infraestructura del jardín de Angelita, como también le llaman y que es alquilado en $ 100, es de aproximadamente unos 60 metros de ancho por unos 100 metros de largo.

El desarrollo de nuevos empredimientos ha generado trabajo para muchas personas de zonas de Roberto Astudillo, Banco de Arenas, entre otros. Foto: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO

Los precios de las plantas son accesibles, con rosas y claveles que se venden de $ 1 a $ 3,50. Las veraneras de dos colores florecen de manera especial en las casas ubicadas cerca a la playa; por esa razón, son una elección predilecta de los turistas. Estas pueden tener precios de $ 2,50 a $ 5. El abono natural en sacos de hasta 20 libras se expende en $ 1 y el mismo valor es para la tierra amarilla o arcilla.

Los visitantes de la Sierra que pasan por el lugar aprovechan para adquirir palmeras Washington o Fenix, que son de las más solicitadas.

A pesar de la variedad, el movimiento comercial suele ser escaso a diferencia de hace una década, dice Lidia, quien revela que en la actualidad existen semanas en que no se vende nada. “Son los lunes y martes los mejores días para el negocio y en promedio se puede tener ganancias de hasta $ 100”.

A pocos metros y sin letrero está Galo Horobio Alemán, un agricultor que dejó los cultivos de piña por la reproducción de plantas.   

El hombre, de 59 años, menciona que sus mejores negocios son con los diseñadores de interiores, quienes compran en centavos lo que después revenden. “Aquí se puede comprar en fracciones de dólar las plantas ornamentales que suelen ver en las urbanizaciones de Samborondón como: crotos $ 1; cebollín $ 0,60; duranta de $0,30 a $ 0,50”, afirma.

Horobio revela que este es un negocio que demanda mucho tiempo y no tanta fuerza; además, genera empleo directo e indirecto, sobre todo de mayo a noviembre. En los meses de invierno baja la producción y la  visita de los turistas.

Cada vivero puede tener de tres a cinco integrantes, todo dependerá del tamaño y movimiento de ventas  en el mes.    La falta de trabajo es un problema latente en la zona y el aseguramiento laboral es casi nulo.

Esta realidad la entiende el dueño del vivero “Toñito”, quien prefirió no revelar su nombre.   

“Las bajas ganancias no permiten gastos como los de una empresa y el pagar sueldos fijos se torna imposible; por eso, se tienen salarios variables, dependiendo de las jornadas”, dice el milagreño, que agrega que su preocupación es constante por una demanda ante las autoridades de parte de sus empleados.   

El sector se llama Banco de Arena y pertenece al cantón Milagro, y desde hace muchos años las personas aprovechan la riqueza natural de la zona para la reproducción de plantas de sombras para interiores anturios, hortensias, así como las que soportan temperaturas altas.

En medio de este movimiento, el aprecio y gusto por las rosas y claveles tienen un espacio importante entre los visitantes como es el caso de Mariuxi Macías, quien llegó junto con su familia a este sitio atraída por los colores y la variedad.

Ella al igual que los otros visitantes critican la falta de apoyo de las autoridades para promocionar el sitio, que bien puede ser turístico. (I)

Los negocios suelen brindar asesoramiento a los compradores que llegan buscando plantas decorativas para exteriores o interiores de las casas o jardineras. Foto: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO

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