Un vicecampeón mundial enseña taekwondo a los niños del Guasmo

Julio Luis Márquez, exviceampeón mundial de taekwondo, tiene 15 años entrenando a decenas de niños y adolescentes en las cooperativas del Guasmo, al sur de Guayaquil.

Quienes ingresan a la escuela de Márquez, ubicada en las instalaciones de la Fundación Huancavilca, se impresionan por los trofeos, medallas, placas, diplomas, reconocimientos y agradecimientos, así como por las fotos de sus maestros y las participaciones en torneos internacionales.

“En estos 15 años de trabajo he conseguido más de 30 reconocimientos tanto en campeonatos locales como provinciales. También logramos reconocimientos de otras academias, federaciones y municipalidades”.

Márquez recuerda que se inició en el deporte gracias a su amigo y entrenador Duvan Cangá en los años 80 en su natal Esmeraldas.

“Llegué por primera vez a Guayaquil en 1981 para el Campeonato Nacional que se realizó aquí. Logré el vicecampeonato con 19 años de edad y 6 meses de entrenamiento. Ese mismo año fui convocado a la selección nacional y me proclamé vicecampeón Mundial en República Dominicana, donde participaron 22 países.

Luego de ese logro su carrera deportiva creció al igual que sus necesidades económicas. Por ello ingresó a las Fuerzas Armadas para convertirse en militar.

“Esa profesión y mi experiencia en el taekwondo me llevaron a formar la primera selección en esta disciplina en Cotopaxi, pero esto no duró. Pedí la disponibilidad para regresar a Esmeraldas junto a mi madre y mis hermanos”, dijo el hombre que preparó a los reservistas de la guerra del Cenepa que llegaron al fuerte militar Huancavilca en 1995.

Para Márquez, la educación no puede afectarse por la práctica deportiva. Al contrario, se la debe fomentar e impulsar con actividades extracurriculares. “Debería ser un requisito para ser taekwondosista tener buenas calificaciones”, dice.

“La oportunidad de mejorar en la vida se la obtiene con una buena educación. Por eso les pido no solo a los chicos, sino también a los padres que se preocupen por el rendimiento académico. Para ser un taekwondosista se necesita ser un buen estudiante”.

Esta opinión la comparte Gabriela Sotomayor, quien cuenta que tiene 4 años coleccionando las medallas que su hija de 10 años ha ganado en los torneos en los que ha participado junto a Márquez.

“Mi hija en la casa es organizada. Su carácter es muy equilibrado esto la hace muy respetuosa y dedicada a sus actividades e incluso a los quehaceres del hogar”.

Sotomayor agrega que el último logro de su pequeña es haber ganado un puesto en el cuadro de honor de su escuela. Ante estos resultados decidió que sus otras 2 hijas también se integren a la disciplina.

“En este sitio mantengo activas a las niñas de lunes a sábado. Con ello alejo a las malas amistades y vicios que podrían encontrar en las calles” dijo.  El sitio en el que se entrenan está acolchado por un tatami de goma. En los bordes se ubican las máquinas de hacer ejercicios. Ahí permanece sentada Estela Velásquez, quien espera a que su pequeño de 10 años termine la clase.

“Cuando llegué lo primero que noté es que el profesor les enseña a saludar a todos por igual, con el mismo respeto que se lo puede hacer dentro de casa. Eso me dio la pauta para esperar buenos resultados en la escuela y en la vida”, dice Velásquez quien vive en la cooperativa 19 de Agosto, en Guasmo central.

Así trabaja este maestro sin escritorio ni computadora. La falta de estos artículos no merma su deseo de enseñar a niños y adolescentes. “Mi objetivo es hacer mi trabajo a conciencia”, sentencia. (I)