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El Telégrafo
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Los ganadores fueron premiados con estadías en hotel y cenas para dos personas

El perfecto equilibrio fue la clave del éxito de meseros en cerro Santa Ana

Los contendientes del certamen participaron en las categorías amateur y profesional.
Los contendientes del certamen participaron en las categorías amateur y profesional.
Foto: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO
19 de julio de 2017 - 14:11 - Redacción Guayaquil

Un grupo de estudiantes de la Universidad de Guayaquil (UG) forman un semicírculo cerca de la pileta ubicada en el escalón 123 del cerro Santa Ana. Es la última arenga previa al inicio de la IV Maratón de Meseros que se realizó la mañana de este miércoles en las escalinatas Diego Noboa Arteta.

Son aproximadamente las 09:50 y el clima está fresco. El cielo nublado y la brisa propia de los barrios cercanos al río Guayas dan un aire de confianza a quienes participan por primera vez en el evento que lleva cuatro años.

Por solicitud de la Fundación Guayaquil Siglo XXI, las escalinatas fueron divididas en dos carriles para permitir el paso de los vecinos y turistas del cerro mientras duraba el evento. Se establecieron dos categorías: amateur y profesional.

En total, se inscribieron 32 personas para el reto de bajar 123 escalones con una bandeja llena de botellas sin que se caigan. También se dispuso dividir la competencia en grupos de cuatro personas de las que saldrán los finalistas para definir los tres primeros lugares.

En la fase de eliminatorias de la categoría amateur, el joven Jaime Mogrovejo, de la carrera de Gastronomía en la Facultad de Ciencias Químicas de la UG, llegó en primer lugar luego de que uno de sus compañeros dejara caer el charol a pocos metros de llegar a la meta.

“Lo más difícil fue el momento de la partida porque todos buscaron posicionarse en la delantera. Un roce y la charola se venía abajo”, comenta Mogrovejo, quien admite que no entrenó lo suficiente para conseguir la clasificación.

En la categoría profesional, la competencia más reñida la protagonizaron Miguel Puebla, salonero del Grand Hotel Guayaquil, y Gladys Briones, estudiante de la UG, quienes llegaron con milésimas de segundo de diferencia a la meta.

Puebla, de 40 años de experiencia, fue el vencedor en la maratón de meseros del año pasado, pero en esta ocasión le tocó aceptar la derrota en la fase eliminatoria. “Hay que reconocer la concentración de la compañera”. Asimismo, aprovechó para saludar a Miguel, su hijo, que ayer cumplió años.

Por su parte, Briones se sintió contenta al ganar a alguien con más años en el oficio. Como parte de su victoria destacó la preparación física. “Salía a trotar todas las mañanas y practicaba diariamente”.

En la última carrera de la categoría amateur, el joven Michael Pazmiño, del Instituto Vicente Rocafuerte (organizador del evento), salió victorioso. En el podio también estuvo presente Mogrovejo, quien llegó en tercer lugar.

La experiencia y destrezas adquiridas en un restaurante de lujo en la ciudad fueron útiles en la competencia, manifestó Pazmiño. “Lo más difícil, sin duda, fueron los escalones. No hay comparación con un gentil y amable piso liso”.

Mientras, en la final de la categoría profesional, Ángel Cando, mesero de la parrillada Puerto Santa Ana, fue el ganador de la contienda en la que la joven Briones llegó en el tercer lugar.

Cando, con 20 años de experiencia en el oficio de mesero, recomendó a los aspirantes que adquieran una alta concentración. “Nada de nervios y mucho equilibrio”.

Los ganadores se hicieron acreedores a estadías en el hotel HM; cenas para dos personas en la cafetería del Tren (Bucay) y cena en Los Chuzos de Gabucho. (I)

Clasificación final:

Categoría profesional 

Ángel Cando
Emilio Villacís
Gladys Briones
Marcos Veliz
Jean Carlos Palma

Categoría amateur

Michael Pazmiño
Alexis Morán
Jaime Mogrovejo

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