Aunque es originaria de Cuba, se ha convertido en un símbolo porteño. La frescura y comodidad que brinda la han hecho favorita de abogados, taxistas, músicos y hasta políticos que trajinan bajo el clima cálido.

Se cuenta que un buen día un campesino de la zona de “Sancti Spíritus”, provincia del centro de Cuba, le pidió a su esposa que le hiciera una camisa cómoda para trabajar en el campo. La señora cumplió el encargo sin imaginar que su novedoso diseño iba a popularizarse, primero entre los moradores de esa región y luego en toda América.

Según el historiador Melvin Hoyos, la primera denominación de esta peculiar camisa fue “yayabera” precisamente porque solía usarse en la zona del río Yayabo, pero se dice que los labriegos espirituanos acostumbraban a acopiar guayabas y las guardaban en los bolsillos de la yayabera. De ahí que cambiara el nombre de esta prenda por el de guayabera.

La guayabera es parte de la identidad de la urbe y su estilo se actualiza y adapta a la modernidad y a la moda. “Estas camisas son para todo uso, dependiendo del cliente.

Tiene cuello, cuatro bolsillos, festones (tablones) y botones”, afirma Ana María Fierro, administradora de Camisería Fierro. Ahí se fabrican y se las vende desde 1955. “La prenda es originaria de Cuba, pero en Guayaquil se la usa desde hace muchos años”.

Confeccionada con hilo, es una pieza fresca, cómoda y elegante. Esta camisa de faldones grandes que se usa por fuera del pantalón puede ser de mangas largas o cortas.

Con cuatro bolsillos, festones a los costados y 22 botones. Al principio solo se la confeccionó de color blanco, aunque ahora se la hace de varios colores y con bordados; tanto para mujeres como para niños, dice Freddy Orellana, propietario de Confecciones Orellana en donde se elaboran guayaberas desde 1980. (I)

Cada vez se puede contar con más diseños y colores

Freddy Orellana, propietario de un almacén ubicado en Escobedo 1520 entre C. Ballén y Aguirre, asegura que hace diez años modificaron los modelos e implementaron las guayamisas (guayabera para jóvenes), quilberas (para mujeres), así  como los vestidos guayabera.

Para este artesano trabajar esta prenda requiere de mucho ingenio porque se le puede agradar muchas cosas que al final gustan al cliente (I).