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El Telégrafo

La 121 realiza el recorrido más largo por la urbe

El autobús sale desde el barrio Cuba (sur de la ciudad) y llega hasta la terminal terrestre.
El autobús sale desde el barrio Cuba (sur de la ciudad) y llega hasta la terminal terrestre.
Foto: cortesía de Danny Mejía
27 de abril de 2017 - 00:00 - Danny Mejía, estudiante de la ULVR

La línea de transporte 121, que pertenece a la cooperativa Juan Pablo II, realiza el recorrido más extenso de la ciudad. El trayecto dura cerca de 3 horas: sale desde el Mercado Caraguay (sur de la ciudad) y termina en la terminal terrestre, al norte.

Ítalo Macay, quien conduce uno de estos buses, cuenta que el recorrido le resulta tan familiar porque conoce, desde hace más de 15 años, las calles que transita.

Su primera vuelta empieza a las 08:45. El bus sale desde la estación en el barrio Cuba. Apenas 3 pasajeros inician el periplo. Una señora con una canasta de compras, un obrero que lleva un periódico amarillento enrollado en el bolsillo trasero de su pantalón, como si fuera un garrote; y un adolescente con una mochila de jean. El bus también pasa por el barrio Centenario y enfila su proa hacia el suburbio.

Lorenza Pincay aborda en la avenida 25 de Julio. Cuenta que visitará a su hermana, quien vive en la Martha de Roldós, y que ese bus, aunque tarda hasta llevarla a su destino, es el único que pasa cerca.

Próximo a la iglesia del Cristo del Consuelo, el vehículo con capacidad para 50 pasajeros lleva al menos a 30. Un vendedor de agua de coco se sube al andar. “Lleva tu agua de coco helada. Calma tu sed”.

En Francisco Segura y la 17 se sube Yolanda Carbo. Lleva 2 canastas con comida. Todo es para su hija menor que vive en Crisol (cerca de la PJ). Cuenta que su yerno está sin trabajo y que por eso ayuda a su hija. Sin contratiempos, el bus avanza por la avenida Rodríguez Bonín e ingresa a la Perimetral, en donde se repleta. “Permiso, permiso déjeme en la parada en City Mall”, pide un pasajero. A esas alturas el reloj marca las 10:00 y el carro avanza con rumbo a Guayacanes, al  norte de la ciudad.

Cuenta Macay que durante las casi tres horas que dura el recorrido de ida suben cerca de 300 personas.

“Muchos estudiantes de la Espol abordan esta línea. Algunos suben desde la terminal porque vienen de otros cantones”. Asegura que antes de que se instalaran las cámaras del ECU-911, la línea era considerada como de alta peligrosidad. “Los robos eran a  diario. Algunas veces me quitaron los más de $ 40 que había ganado en una vuelta. La situación era compleja”. Macay hace un total de 4 vueltas por día. Su salario supera los $ 30 al día, pero dice que es lo único que sabe hacer. (I)

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