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Los moradores aseguran que ni el fenómeno de el niño ni el terremoto del 16 de abril les han causado daños

En El Jordán no temen caer al barranco

Al pie de un barranco de aproximadamente 30 metros de altura se asienta una docena de casas de construcción mixta.
Al pie de un barranco de aproximadamente 30 metros de altura se asienta una docena de casas de construcción mixta.
FOTO: Eduardo Escobar / El Telégrafo
27 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Desde el ‘balcón’ de Enrique Olivares Alvarado la vista de la vía Perimetral y parte del noroeste de Guayaquil sería envidiable si no fuera porque, sin la debida precaución, cualquiera puede caer en el vacío.

Él llegó hace 20 años al bloque 11 de Bastión Popular, conocido solo como cerro El Jordán. Lo hizo porque no tenía dónde vivir y el difunto dirigente Carlos Castro les permitió -a él y 10 familias más- arrimarse a las laderas con todo y casa.

Olivares, quien vive “en solitario”, asegura que no le teme a las lluvias pues su terreno es firme y los árboles de mango le dan dureza.

“El otro día se desbarrancó una parte de allá abajo debido a que la gente arroja basura casi todo el día”, cuenta Olivares.

Manuel Pin es otro morador del cerro. Vive con su esposa y dos menores de edad que saben que “su patio es hacia abajo y saben cómo deben caminar por él”.

Pin, quien reconoce que el predio que ocupa no es legal pues es considerada área verde, se ampara en los años que tiene viviendo allí.

“No nos han dicho nada, pero si alguna vez nos quieren sacar, tal como han hecho con otras familias, lo menos que tienen que hacer es reubicarnos. Yo he invertido plata en esta casita, poco a poco”.

Para ratificar la ‘seguridad’ en la que vive, Pin manifiesta que han salido avante ante el Fenómeno de El Niño y hasta en el último terremoto del 16 de abril, por lo que no temen a lo que pueda pasar en este invierno.

Ni Pin ni Olivares tienen servicio de alcantarillado, razón por la cual utilizan pozos sépticos. La energía eléctrica la instalaron hace dos meses y el agua potable sí la reciben por tuberías y con regularidad.

Antonio Gonzabay es el coordinador del barrio. También llegó hace 20 años y es quien se encarga de tramitar ante las autoridades los pedidos de los moradores.

“Nosotros logramos que nos pavimenten la calle, que el Municipio nos atienda. Ya el señor alcalde autorizó que, en las escaleras de abajo, las grandes, las de cemento, se hagan murales”, cuenta Gonzabay, dueño de un taller de ebanistería.

Según Mariuxi Campoverde, dueña de una tienda que también está ubicada al borde del barranco, cuando ha sido necesario, miembros del Ejército se han hecho presentes con ayuda para los afectados, “porque en el invierno pasado sí hubo desmoronamientos en la parte de arriba, cerca de la escuela”.

Como se trata de un asentamiento irregular, este medio intentó comunicarse con la Secretaría Técnica de Asentamientos Humanos Irregulares, pero la abogada Ginger Ubillús, del Departamento Jurídico, indicó que el único autorizado para dar “vocerías o entrevistas es el secretario técnico, César Abad, pero él no está y solo lo puede atender a partir del día lunes, para que le pregunte todo lo que quiera”. (I)

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