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En 24 de Mayo los vecinos viven entre la maleza y los mosquitos

La calle principal está deteriorada y con varias pozas que imposibilitan en tránsito.
La calle principal está deteriorada y con varias pozas que imposibilitan en tránsito.
Foto: José Morán / El Telégrafo
25 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción País Adentro

El ir y venir de automotores es constante. La vía a la Costa está sembrada de urbanizaciones con calles adoquinadas y centros comerciales. Sin embargo, en esa misma vía, en un recóndito lugar, al que se ingresa solo por una angosta calle, se ubica la cooperativa de vivienda 24 de Mayo. Un poblado en donde habitan cerca de 300 familias desde hace más de 30 años.

El lugar permanece en completo abandono sin que las autoridades municipales le presten atención, cuenta Angelita Figueroa, quien tiene 20 años viviendo en el sitio.

Desde la entrada se nota un ambiente insalubre, la calle principal está deteriorada y las secundarias solo tienen lodo, ya que jamás han sido asfaltadas.

Para Ángela Farías una de las moradoras más antiguas de 24 de Mayo, el sector no ha mejorado en nada desde que ellos arribaron.

“Sigue siendo un sitio lleno de lodo y mosquitos. No tenemos un buen sistema de alcantarillado; cada vez que llueve las calles se inundan y tenemos que salir a coger carro a la carretera que está a más de un kilómetro de distancia. Los recolectores de basura vienen 2 veces por semana y eso no es suficiente”.

Los niños son los más afectados

Quienes más sufren las consecuencias de una mañana de lluvia son los niños que tienen que movilizarse hasta la escuela Braulia Franco Solís, única dentro de la cooperativa, pero cerca del estero Salado.

Leonela Tomalá asegura que llevar a los menores a la escuela se torna complicado. “Muchas madres optan por cargar a sus hijos para evitar que se enloden, pero en el trayecto se han caído. He visto cómo una sola mamá lleva a 2 hijos en sus brazos. Los chicos se enferman. Los costados de las calles están llenos de agua empozada y son un criadero de mosquitos y gusarapos”.

El lugar no solo tiene calles destruidas, sino también matorrales, lo que genera la proliferación de insectos y roedores.

Édgar Baquerizo, de 43 años, cuenta que la municipalidad colocó una fina capa de asfalto hace 5 años. “Fue lo único que hizo. Esa obra estuvo mal hecha. Me da la impresión de que la hicieron para la gente pobre porque no duró ni un año”.

La calle que menciona Baquerizo es la única vía de acceso al caserío y tiene pequeños vestigios de asfalto. La mayor parte de esta vía está deteriorada y con lodo. “Estamos tan abandonados que para todo tenemos que salir a la carretera. No tenemos un dispensario médico. Si alguien se enferma debe ir hasta Chongón”.

Pedro Cruz, presidente de los moradores, considera que la obra municipal llegará este año luego de que se legalicen todos los solares.

“El problema que tiene el sector radica en que estaba considerado zona rural. Eso generó inconvenientes a los propietarios de los terrenos para obtener las escrituras y pagar los impuestos prediales. Considero que una vez resuelto el asunto la municipalidad hará las obras”.

Farías se muestra incrédula, pero dice que de ser cierto se requiere la intervención urgente porque las necesidades son muchas.
“No tenemos alcantarillado ni calles en buen estado”. (I)

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