“Guayaquileña linda florcita de primavera, de los jardines la más bonita por ser morena; guayaquileña te entrego toda mi vida entera, con mi canción también te dejo el corazón”. De seguro leyó cantando el párrafo anterior porque un guayaco/ guayaco escucha a Julio Jaramillo.  

El inolvidable Ruiseñor de América viene a la memoria en cada festividad de la ciudad. Este ícono musical, que nació en Guayaquil, es parte de la cultura. Además es un prototipo guayaco que hombres y mujeres imitan. Así lo afirman los integrantes del Club de Fans de JJ: “El Inmortal de América era un guayaquileño auténtico, bondadoso, carismático y humilde. Que gustaba del típico arroz con menestra que tanto disfrutamos los guayacos”.  

“Los 1 de octubre y 9 de febrero los guayaquileños seguidores de JJ se reúnen en el cementerio para recordarlo. Todo ello es parte de la identidad de Guayaquil”, dice Víctor Arce, vicepresidente del Club de Fans. Jaramillo es un referente cultural en la urbe. Su música hizo historia y lo convirtió en inmortal. Muchos guayaquileños han crecido escuchando sus canciones, en casa, en el barrio, hasta en los buses.

Pero, ¿qué identifica al guayaco? Jóvenes y adultos describen las características.  

“Considero que una guayaca siempre es buena madre, solidaria y fiestera”, dice Lorena, de 28 años. Luis, de 22, dice que “Los guayaquileños comemos encebollado. Es costumbre de nuestra ciudad, encebollado, chifle y gaseosa”.

“Somos personas emprendedoras y luchadoras, aunque también nos divertimos mejor que nadie porque nos gusta el baile”, asegura Luis, de 36 años. “Quién dijo que Guayaquil es lo más bello de Ecuador le atinó. Aquí hay de todo y para todos, rumberos, trabajadores, emprendedores”, asegura Geovanna, de 23 años.

La costumbre más arraigada es el encebollado. Existen de varios tipos: solo, mixto, con guatita y hasta con tallarín. “Como ciudad porteña el marisco es uno de los ingredientes principales en la mesa”, dice José Burgos, de 34 años.