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El contacto con delfines es otra alternativa

El avistamiento de delfines es uno de los atractivos de esta localidad. Muchos viajeros cruzan hasta la comuna de Bellavista en Puná.
El avistamiento de delfines es uno de los atractivos de esta localidad. Muchos viajeros cruzan hasta la comuna de Bellavista en Puná.
Foto: cortesía de Sebastián Alvarado
25 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción País Adentro

Recorrer Posorja, parroquia perteneciente a Guayaquil, es adentrarse a un sitio en donde sus pobladores viven de la pesca artesanal. Algunas calles están adoquinadas y otras deterioradas, reconoce José Luis Lindao, un pescador de 45 años que tiene una panga.

Todas las mañanas los comerciantes de mariscos acuden a la playa hasta donde llegan las pequeñas embarcaciones. Ahí los estibadores salen con gavetas cargadas de pescados sorteando a las gaviotas que ante un mínimo descuido se llevan en sus picos pequeños peces.

El grito de los comerciantes que ofertan sus productos se confunde con el ruido de las olas que desmayan a la orilla de mar.

Miguel Malavé, dueño de una panga, cuenta que sale en las mañana a pescar pero no lo hace todos los días. Ellos primero se aseguran de que no haya “clara”, que no es otra cosa que una noche de luna llena. “En esas noches  los peces ven sombras y no se acerca. Cuando no hay, salimos sin problema a las 03:00 y regresamos a las 06:00”.

Aunque no existen cifras oficiales, según Malavé más del 60% de la población se dedica a la pesca.

“Este pueblo es netamente pesquero, pero desde hace 30 años un número considerable de pobladores optó por trabajar en construcciones y hace unos 10 otro grupo se dedica al turismo”.

Ahí mismo, en la orilla donde se comercializan los mariscos están los operadores turísticos que ofertan paseos a comunas cercanas que son parte de la isla Puná.

Uno de ellos es José Vera Chalén de 56 años. Él luego de ser pescador decidió utilizar su lancha para hacer paseos turísticos hasta la comuna de Bellavista que está ubicada a 30 minutos de Posorja y de donde es oriundo.

“Me di cuenta de que el turismo también representa una fuente de ingreso para nosotros”. En el muelle, los viajeros abordan pequeñas embarcaciones para visitar islas aledañas y observar manglares, aves y delfines.

Cada día Vera traslada de 30 a 40 turistas desde Posorja a una de las islas. Esta cifra se duplica los fines de semana y los feriados. El pasaje cuesta $ 2 por persona y el paseo puede durar una  hora. “Muchos visitantes optan por contratar las lanchas por horas y van a una de las islas. Ahí los espero hasta que paseen y luego los regreso. En el trayecto, tanto de ida como de vuelta, el principal atractivo son los delfines y los pelícanos”.

La isla más visitada es Bellavista, una comuna donde los pobladores se dedican a actividades artesanales. Uno de ellos es Gregorio Palma de 78 años quien teje mallas para la pesca desde hace 20 años. (I)

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