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El canal del trasvase sirve no solo para nadar sino para coger agua en balde

Sergio Toral, Janeth Toral y Balerio Estacio son los sectores más cercanos al canal.
Sergio Toral, Janeth Toral y Balerio Estacio son los sectores más cercanos al canal.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
17 de septiembre de 2016 - 00:00 - David Guerrero

Carlos Vélez tiene 9 años viviendo en la cooperativa Janeth Toral, en Monte Sinaí, en el noroeste de Guayaquil, a menos de 100 metros del canal del trasvase Chongón, sistema de riego que sirve a zonas áridas de Guayas y Santa Elena.

Desde mucho antes de su llegada, el cauce ya contaba con una reputación que hasta la actualidad es una referencia de la zona: se lo conoce como el ‘canal de la muerte’.

El deceso de personas que se metieron a nadar en el torrentoso caudal, pese a las advertencias de no hacerlo, y la aparición de cadáveres “que vienen a botar por acá” son los sucesos que aumentan la fama del lugar.

Pese a los controles efectuados por la Policía Nacional y la Secretaría Nacional del Agua (Senagua), los habitantes de cooperativas de vivienda como Balerio Estacio, Janeth Toral y Sergio Toral —sectores más próximos al canal– insisten en nadar allí. Vélez recuerda que una vez se salvó de morir luego de que la corriente lo arrastrara unos metros. “Es feo cuando te lleva la corriente, no hay de dónde agarrarse”.

El trasvase Chongón tiene aproximadamente 27 kilómetros de extensión, de los cuales la tercera parte está rodeada de asentamientos populares.

En 2011, la Senagua implementó un cerramiento metálico para evitar que las personas ingresen a este sistema de riego.

Con el pasar de los años, esta barrera fue desapareciendo gradualmente producto del robo de sus partes para ser vendidas en los centros de acopio, comentó Wilson Riveros, de la manzana 761 de Janeth Toral.

Esta parte del sector, tiene viviendas de cemento y construcción mixta. Hasta un parque construido por el Municipio de Guayaquil da un mayor contraste con manzanas donde predominan las viviendas de caña.

Riveros asegura que su casa está legalizada y paga, desde hace 2 años, los impuestos prediales. Pese a ello, no cuenta con más servicio básico que la energía eléctrica, puesto que las redes de agua potable y alcantarillado aún no llegan a la zona. “Pagamos $ 1 por cada tanque que queremos llenar”.

La falta de agua también impulsa a algunos moradores a abastecerse directamente del canal del trasvase. Pero esta es una tarea efectuada de forma clandestina, comenta ‘María’ (nombre protegido) quien tiene 7 años viviendo en Sergio Toral 2.

Sin usar motobomba, las personas llegan hasta el agua del canal, con balde en mano, sosteniéndose de unas varillas metálicas que sirven de escalera. “Lo hacemos solo en situaciones de emergencia cuando el tanquero demora en pasar”.

Tampoco hay pavimentación y el único modo de acceder hasta la av. Casuarina, la vía principal de Monte Sinaí, es pagar $ 0,50 a los motociclistas que ofrecen este servicio.

La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) informó que, por decreto presidencial, quienes viven en las inmediaciones del canal deben guardar una distancia mínima de 150 metros.

Desde 2013, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) realiza gestiones para implementar un proyecto que permita reubicar a las 3.600 familias asentadas en la zona del canal. Una de las primeras iniciativas es la construcción de un parque lineal que se extienda a lo largo del cauce que sirva como protección. (I)

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