El artista alguna vez fue contador público

Grabador y poeta de cuna ambateña. Desde los 4 años vive en Guayaquil. Estudió para contador en el Colegio Mercantil, sus padres querían que fuera economista. Ejerció la profesión de contador, pero se aburría. Un día decidió cambiár de oficio para renacer en el arte.

Hijo de ambateños. Su padre fue zapatero y su mamá modista.

Se crió en un ambiente de personas conservadoras y religiosas. “Siempre iba a misa —mi abuela me enseñó a rezar—, en la escuela fui monaguillo”.

Después de los 15 años sus padres lo comenzaron a apoyar.

Se le ocurrió ser artista porque vio de cerca la creatividad e invención de sus padres porque eran artesanos.

Es autodidacta en todos los saberes del arte. Nunca lo estudió como tal en ninguna parte ni tampoco estudió pedagogía, pero ha trabajado en todos los niveles: desde el jardín de infantes pasando por la escuela, el colegio y hasta la universidad, en talleres especializados para niños vulnerables y adultos mayores en el campo de la labor artística.

La médica Gloria Raymond, alumna de los talleres que dicta Zúñiga, dice que cuando ella inició clases en los talleres de xilografía se dio cuenta de que estaba en manos de un gran maestro.

“Hernán no solo tiene conocimiento también es una persona afable”.

Ciro García Villegas, de 54 años, conoce al artista desde 1975, cuando era vecino su vecino. Recuerda cuando él trabajaba para una tienda que estaba ubicada en el Centro Comercial La Merced. “Hacía serigrafía en 5 colores producía 500 camisetas semanales, pero a veces me faltaba algunos detalles técnicos y era Hernán quien me aconsejaba”. Así nació una gran amistad que se mantiene porque García lo visita con frecuencia.

Ángel Sánchez, guardia de seguridad de la Universidad de las Artes, lo conoce desde hace un año y lo describe como una persona muy amable. “Veo que siempre ayuda a sus alumnos. Tiene mucha paciencia para explicarles, en especial a aquellos que tienen capacidades especiales.

En su vida artística ha recibido más de 20 reconocimientos, el más reciente fue el Benjamín Carrión en el 2016 que lo otorga la Casa de la Cultura. (I)