El arte de los talabarteros pierde espacio ante el plástico
El caballo perdió espacio con la proliferación del uso de la moto y con esto los talabarteros redujeron sus creaciones en cuero curtido.
En el cantón salitre, provincia del Guayas, esta realidad la conoce Wellington López, quien a sus 30 años, y con 3 hijos, sabe que los pedidos para engalanar caballos son ahora cuestión de suerte y de que lleguen los meses de los rodeos montuvios, que arrancan desde julio hasta octubre.
El hombre comenta que trabajar el cuero es todo un proceso y actualmente pocos lo valoran como una forma de vida; además tampoco da las ganancias de hace 15 años como cuando empezaba con sus primeras obras en el taller de su padre.
“La época más dura para trabajar es invierno. No hay pedidos, por esta razón debí ampliar mi panorama de ventas, agregando elementos como sombreros, billeteras, carteras para hombres y mujeres, entre otros”.
López también trabaja la lata, según el pedido de los clientes. Sus creaciones con este material han recorrido el país.
El artesano es consciente de que la competencia está en el desuso de estos productos. Para realizar sus creaciones usa suela, acero, cuero y maderas de los árboles de mango o balsas, según el peso que requiera el cliente para la montura, cuyo costo está entre $ 1.200 y $ 1.500.
“Evolucioné en el negocio e incursioné en la distribución de mis trabajos hacia otros cantones y provincias como Los Ríos, con esto se dinamizó la venta y no perdí el sustento familiar”.
Al sitio acudió Marcos Castro, quien está radicado en Salitre desde hace 10 años.
El guayaquileño mencionó que ha comprado por años sillas de montar y estribos metálicos, entre otros, al artesano gracias a sus buenos precios y calidad.
“Tengo caballos que suelen estar en rodeos y cabalgatas para eso compro adornos o mando a arreglar los que ya tengo”.
Este arte con pocos artesanos compite con la modernidad que sigue siendo su principal rival. (I)
