Son nombres que están en la memoria. Nombres que pronunciamos a diario de personas o personajes de los que sabemos muy poco. Quién no conoce la calle García Goyena, Lorenzo de Garaicoa; o las avenidas Domingo Comín, Juan Tanca Marengo.

Son calles que desde siempre rinden homenaje a personajes de nuestra historia y como ellos existen cientos inscritos en el mapa urbano de la ciudad. Hay otras, sin embargo, que habiendo otorgado el homenaje póstumo por sus logros y méritos yacen en el olvido, como la Juan de Dios Martínez Mera, más conocida como la calle 13.

Ordenanzas que hacen justicia

El historiador Rodolfo Pérez Pimentel cuenta que todo nombre nace con una ordenanza municipal. Es decir, para que una vía obtenga una nomenclatura en particular se requiere de un pedido oficial al Municipio. Esa solicitud se la publica en los diarios.

Florencio Compte en su obra Nomenclatura de las calles de Guayaquil dice que los nombres de las calles de la ciudad “responden a la consideración de orden ideológico y político de las autoridades que en su momento estuvieron en el poder”. Según Compte las distintas administraciones seccionales han ido otorgándoles nombres a nuestras calles como homenaje a hombres y mujeres ilustres.

Pérez Pimentel asegura que esta costumbre data de la época de la Colonia. Las calles llevaban nombres referentes a la monarquía y en su mayoría se referían a autoridades foráneas, como la ‘Magallanes’. Afirma además que ya como República se empezó a distinguir a las personas honorables. También se estilaba reconocer a las personas que ejercieron algún cargo público y en su fallecimiento debía rendírsele un homenaje póstumo y se lo hacía nombrando a alguna calle con su nombre y apellido.

A pesar de existir parámetros para decidir el nombre de una calle o avenida la designación no siempre se amparó en ellos.

Existen varias calles que han sido nombradas sin que los personajes aludidos guarden relación con nuestra historia. La Avenida Kennedy, en homenaje al asesinado presidente norteamericano, no tiene vínculo alguno con nuestra historia. Sin embargo, algunos personajes históricos han sido relegados a sectores recónditos como es el caso de Atahualpa y Rumiñahui, cuyos nombres forman parte de las calles del Guamo, al sur de la ciudad.

Personajes ilustres

Según ordenanza Municipal del 3 de octubre de 1996 se ratifica el nombre de Julián Coronel a la antes llamadas calle del Cementerio, desde Vicente Rocafuerte en la parroquia Pedro Carbo y la avenida Quito en la parroquia Roca.

El nombre se lo debe al destacado médico guayaquileño que siempre se destacó por su inteligencia. Trabajó en el Hospital Civil y colaboró en la creación de la Facultad de Medicina de la Junta Universitaria de Guayaquil.

Otro personaje de gran trayectoria fue Pablo Baquerizo Nazur. Según ordenanza Municipal del 30 de septiembre de 1999, se designó con ese nombre a una de las principales calles de la ciudadela La Alborada, urbanización que él mismo impulsó y que ha sido reconocida por la sociedad.

Pero para nombrar a toda la gente ilustre que tuvo la urbe seguramente faltarán calles, avenidas y plazas. Así también se necesitarían cientos de páginas para contar las historias que guardan cada una de estas vías.

Nombres de gente con historia, nombres de personajes que viven en lo cotidiano de la urbe y que se mantienen vigentes en la memoria de los guayaquileños porque resuenan en la dirección de una calle o en el nombre de un parque.