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Bartolo llegó desde Venezuela para visitar la tumba de Julio Jaramillo

Los deudos abarrotaron el cementerio General de Guayaquil para visitar a sus familiares.
Los deudos abarrotaron el cementerio General de Guayaquil para visitar a sus familiares.
Foto: Karly Torres / El Telégrafo
02 de noviembre de 2016 - 15:12 - Redacción Web

Cada 2 de noviembre, cientos de personas se reúnen en los cementerios para recordar a sus seres queridos. Las demostraciones de amor para ese familiar que falleció van desde arreglar la lápida de su tumba, llevarle serenata, flores y hasta prepararle la comida que tanto le gustaba.

Bartolo Calderón, de 78 años, viajó de su natal Venezuela solo para cantarle al recordado Julio Jaramillo. El turista visitó la mañana de este miércoles el Cementerio General de Guayaquil y llegó hasta la tumba del Ruiseñor de América.

Con la ayuda de un parlante y un pendrive hizo sonar la música de J.J. y entonó la canción Arrepentida. ''Pienso que la música es vida, y qué mejor que cantarle al Ruiseñor de América. Soy su seguidor desde muy joven'', dijo el venezolano.

Este camposanto albergó a familiares y amigos que se dieron cita para recordar a los suyos. Las hermanas Livia y Lourdes Feijó, de 73 y 72 años, respectivamente, llegaron temprano, a las 08:00, a visitar la tumba de sus padres.

''Les compramos unos arreglos florales que nos pareció que estaban muy baratos, en comparación al año pasado, no subieron el precio'', manifestó una de las hermanas, quien agregó que después de salir del camposanto se dirigirían a la casa de una de ellas a degustar con el resto de la familia la colada morada.

Un tour fue el que hicieron Patricia y Leonor Zeballos junto a su prima Estrella Plaza. Decidieron visitar a sus 9 familiares fallecidos (padres, abuelos y hermanos), por eso armaron ellas mismas los ramos, con el objetivo de ahorrar un poco.

''En rosas gasté alrededor de $ 7; lo mejor es que alcanzó para todos los ramos y hasta los adorné con flores de mi jardín'', señaló Leonor.

Las hermanas prefieren visitar a sus difuntos el 1 de noviembre, porque así pueden aprovechar que el cementerio no está lleno; pero este año lo hicieron el 2, porque las obligaciones laborales no se lo permitieron antes.

Ambas recordaron que cuando eran niñas, sus padres las llevaban a visitar la tumba de sus abuelos, pero ellas creen que en la actualidad esto se ha perdido. ''Ahora los jóvenes no comparten este espacio con sus mayores: el ir a visitar a su familiar. Muchas veces prefieren quedarse en casa o conectados al Internet, con lo que se demuestra que los valores dentro de la familia están desapareciendo'', dijo Patricia.

El sentimiento traspasa fronteras. José Ferré Bernita (68 años) es un técnico electricista, radicado en Valladolid, España, que viene a Ecuador cada año -en estas fechas- para visitar la tumba de su padre, que tiene más de 60 años de fallecido.

Ferré, junto a su madre y hermanos, han echado raíces en el país europeo. Recuerda que tuvieron que salir de Ecuador por el denominado 'Feriado Bancario', en 1999. ''Ya son más de 15 años que vivo en España, pero no puedo olvidar la imagen de mi padre, el amor que siento por él hace que venga hasta su tumba''.

El compatriota -quien se quedará hasta enero de 2017- contrató este día a una persona para que limpie y pinte la tumba de su padre. Por este servicio tuvo que pagar $ 30, aunque aclaró que este costo fue porque se utilizó pintura en esmalte, de lo contrario sería $ 15 con pintura en agua.

Una serenata en familia. Dora Caisaguano Uruchima llegó junto a sus hermanos a visitar la tumba de sus padres. Entre oraciones y música iban colocando los ramos de flores que llevaron, pero antes limpiaron las lápidas.

La familia Caisaguano es originaria de Azogues, pero radicada en Guayaquil. Este día, cada uno de ellos fue primero a la iglesia de Cristo del Consuelo, en el sur de la ciudad, para rezar por el alma de sus familiares. Luego acudieron al Cementerio General.

La tumba del expresidente de la República, Jaime Roldós Aguilera, también fue visitada. Hasta esta llegaron las hermanas Reina y Rocío Jurado, quienes comentaron que cuando vienen a visitar la tumba de su mamá, aprovechan y acuden hasta el sepulcro de Roldós.

''Nosotras lo admiramos, además mi madre era amiga del matrimonio Roldós-Bucaram, es por ello que nos sentimos tan cercanas a ellos'', sostuvo Reina.

Desde fritada hasta teatro callejero 

En los exteriores del Cementerio General se observó desde tempranas horas a los comerciantes informales, que aprovecharon la fecha para vender sus productos, que iban desde platos de comida como fritada, bollo de pescado, mote con cuero, churros y guaguas de pan.

También se podía adquirir bebidas como agua, colas y jugos. No podían faltar los helados, y sin dejar a un lado la ropa como prendas para perros y gorras para cubrirse del sol.

Las escobillas para limpiar las tumbas también tuvieron su demanda, al 'módico' precio de $ 1.

¡Escaleras¡ ¡Escaleras! gritaba Domingo Rodríguez, un reciclador que solo este día ofrecía el servicio de limpiar lápidas y colocar las flores en lugares altos que no eran alcanzados por los familiares de los fallecidos. Dijo que ''en el año existen 3 fechas importantes para poder obtener un dinero extra: el 'Día del Padre, de la Madre y Difuntos''. 

Al salir del camposanto, un grupo de actores improvisados sacaron sonrisas a los deudos con sus presentaciones. (I)

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