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Entrevista / Andrés Garzón / actor

"Aún con la experiencia que tengo sigo siendo un actor en construcción"

"Aún con la experiencia que tengo sigo siendo un actor en construcción"
Foto: Cortesía FACSO
26 de marzo de 2016 - 00:00 - Jefferson Merchán T., estudiante de Facso

A finales de la década de los 80, luego de interpretar a Pablo Vera en la serie “Mis adorables entenados”, alcanzó notoriedad y se ganó el cariño del público. Su nombre forma parte de la cultura actoral de nuestro país y es un referente para jóvenes talentos que ven en él un ejemplo a seguir. Garzón es un personaje que ha experimentado las diferentes etapas del teatro ecuatoriano y comparte su recorrido en este campo que ahora logró profesionalizarse y que dejó de lado la imagen de incipiente que tenía.

¿Desde muy joven quería ser actor?

Siempre quise ser astronauta, me hubiese gustado viajar mucho. En mis inicios era muy tímido, pero cuando conocí a Oswaldo Segura, en el año 1984, incursioné de lleno en esta actividad. Antes ya había tenido experiencias actorales con José Gómez Izquierdo y en un programa de televisión que dirigía Carlos Piechestein. Además, con mi hermano Héctor en el colegio participábamos en actividades teatrales.

¿Cómo asume ese cariño para usted y su hermano?

El cariño del público es parte del reconocimiento a nuestro trabajo. Hemos tenido la dicha de que admiren nuestro esfuerzo; somos gente que ha construido su camino desde siempre. En 1984 existían muy pocas escuela de actuación, pero la preparación constante, el relacionarse y el compartir experiencias nos ha ayudado a progresar en este espacio.

¿Cómo reaccionó su familia al enterarse de qué querían ser actores?

Mi madre era una mujer de pueblo y cuando le comunicamos que queríamos ser actores nos dijo que íbamos a prostituirnos porque esto de ser artistas solo nos iba a durar hasta cierta edad. Al principio fue duro entrar en un ambiente que estaba mal visto, al igual que el de los futbolistas; ahora el panorama es distinto porque nos hemos profesionalizado.

¿Cómo inicia la incursión en el mundo actoral?

Tuvimos la suerte de toparnos con Oswaldo Segura. Él había sido formado por Ernesto Suárez, un referente dentro del movimiento teatral a mediados de los 70. Esta visión extranjera fue acogida por Segura. Él fue quien nos la transmitió y así se fue creando una cadena. Entre los actores que se formaron con Ernesto están Sandra Pareja, Lucho Aguirre, Mauro Guerrero, Miriam Murillo, Augusto Enrique y Azucena Mora. A todos les dejó la semilla de la superación. Luego aparece el grupo comandado por Oswaldo y ahí entramos junto a Héctor Garzón, Jaime Roca, entre otros. Ya después surgen talentos como Fernando Villarroel, David Reinoso, Martín Calle, que de a poco se han convertido en figuras porque han difundido su propio estilo.

¿Cómo fue su experiencia en el grupo de teatro La Mueca?

De aprendizaje, aventura, de perder el miedo, porque yo tenía un problema de dislexia y me daba terror leer en voz alta. El teatro, precisamente, aporta a la liberación de miedos, da otra visión acerca de tus capacidades e ideas. Aprendes a ser recursivo y a no quedarte estático; siempre en búsqueda de otra propuesta.  

¿Fue complicado reunir al elenco de Mis adorables entenados?

Fue difícil por una situación contractual, porque varios de nosotros pertenecíamos a estaciones televisivas y ellos son muy rigurosos con la imagen de sus talentos. Hasta que el tiempo de Dios se dio y ahora estamos embarcados en este proyecto que persigue dejar una constancia histórica de un grupo de gente que trabajó desde 1989.

¿Cuál fue la clave del éxito de la serie?

Si el humor es bueno lo consumes tal cual. Lo interesante de la serie es que la gente se podía identificar con nosotros porque veía reflejados sus problemas en cada personaje que poníamos en escena y era la realidad de muchas familias ecuatorianas. No hay nada en este mundo que no se pueda decir, si lo haces con humor. Los héroes de esa época eran los personajes de la serie.

¿Qué satisfacciones le dejó al elenco la serie?

Cuando camino por la calle varias personas ya adultas me detienen y les dicen a sus hijos, ‘mira, él es Pablo, yo lo veía por televisión’ y al ver que ellos no logran engancharse van a YouTube y les muestran los videos de la serie. Guardando las distancias y con la humildad del caso, la serie se puede comparar al Chavo del 8 o Tres Patines porque a pesar de los años la gente sigue disfrutando del contenido.   

¿Qué es lo que más le exige a los  jóvenes que sueñan con ser actores?

Soy riguroso en la entrega que ellos expresan en el escenario y les digo que encuentren su camino y hagan una autoevaluación de qué es lo que realmente quieren porque si su objetivo final es convertirse en verdaderos actores la exigencia va a ser el doble y que siempre tengan presente la responsabilidad de sus acciones. (O)  

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