Cientos de personas disfrutaron este sábado del desfile náutico cívico militar, ‘El río Guayas es mi destino’, que en su edición XI contó con 43 embarcaciones que recorrieron 2 kilómetros a lo largo del río Guayas.

El evento arrancó a las 10:45 con un despliegue de helicópteros y posteriormente fueron 10 embarcaciones a vela, pintadas y traídas desde Playas Villamil, las que se robaron los aplausos y la emoción de los asistentes. Previamente, la ‘Banda Blanca’, como se conoce al conjunto musical de la Armada Nacional, dio un espectáculo para quienes llegaron muy temprano al acto.

Continuaron con el desfile las 5 embarcaciones alegóricas, que fueron ‘vestidas’ con temas relacionados a lo que sucedió en la ‘Perla del Pacífico’ desde su fundación en 1535.

El público pudo disfrutar de 43 embarcaciones que aparecieron en el río Guayas, entre las cuales estaban las del Cuerpo de Bomberos, de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Comando de Guardacostas, Aviación Naval, Club Náutico del Salado, entre otros.

Para Jubel Espinoza, oriundo del cantón Balzar, estas son las primeras festividades guayaquileñas que recorre con su esposa y sus 4 hijos (2 niños y 2 niñas), luego de que un amigo los invitara a la urbe porteña.

“Estamos contentos. Hemos visto muchos sitios hermosos de la ciudad, cosas que no tenemos en nuestro cantón y que sin duda será una experiencia distinta para todos nosotros, en especial para nuestros pequeños”, comentó el agricultor, de 42 años, mientras le sonreía a su esposa, María Espinoza.

Una oportunidad para el comercio autónomo

Junto a ellos con una maleta que no disimulaba los colores del ‘Ídolo’ de la ciudad, Barcelona, se escondía de los guardias del Malecón 2000 y de los metropolitanos, Yadira Herrera, quien aprovechó la gran cantidad de personas en el evento para vender a 50 centavos botellas de agua helada, y así hacer un poco de dinero.

Otro que aprovechó el día fue Carlos Pallaroso, quien a la voz de sombrillas (gorras con paraguas) a $ 2 trató de aprovechar uno de los días de mayores ventas para él, basado en la experiencia de los 10 años que lleva como ambulante.

“Mi meta es vender 50 sombrillas antes de que me descubran los guardias, y regresar a mi casa en la Pancho Jácome, a ver más mercadería, aunque esto dependerá de la rigurosidad de los metropolitanos, con quienes ya he pasado más de un susto”, refirió el hombre que soportó el intenso sol.

Ubicados estratégicamente estuvo, desde antes del inicio del desfile, el exmilitar Hugo Suala, quien acompañado de su familia (hijo, hija y esposa), se preparó con colas, papas fritas y bancos plásticos para no cansarse en la zona baja del malecón para observar el paso ‘gallardo’ de sus excompañeros. (I)