La pesca es una de las actividades que más extrañan quienes residen en la ribera del estero Palanqueado, en el suburbio.

Mireya Salazar, quien habita desde hace 30 años en el sector, recuerda que en ese tiempo se observaba gente capturando peces, camarones y otros mariscos, que luego eran comercializados entre sus vecinos.

Ella reside en la H y la 17, uno de los puntos que el Ministerio del Ambiente (MAE) califica como zona de  estrangulamiento del estero (reducción del brazo de mar por el relleno).  

Sin embargo -relata- la pesca se fue perdiendo en las últimas dos décadas. En ese lapso, el relleno con  cascajo, promovido por residentes, fue ganando espacio. El resultado: el espejo de agua se redujo de 65 metros a 5.

En ese lugar construyeron una veintena de casas. La mitad ya fue derribada por disposición de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares (Stpahi).

Para Salazar, los asentamientos antitécnicos afectaron el comercio fluvial. “Hasta hace unos 5 años, entraban las canoas que vendían pescado y camarón, pero por lo estrecho del estero decidieron irse a vender por el lado de la Perimetral”.

Las casas que rodean la entrada del Palanqueado pertenecen a la cooperativa Cisne 2. La mayoría  es de cemento y construcción mixta. Algunas están  sostenidas con maderos clavados en el lecho fluvial.

María Elena Borja, que hace 20 años dejó su natal Esmeraldas para vivir en las riberas del ramal, admite que está asentada en una zona rellenada. Pero no desea abandonar el lugar, pues cree que si la reubican en Socio Vivienda (al nororeste) perdería su empleo de trabajadora del hogar remunerada en el suburbio.      

“Antes no causábamos mucho daño. Todo empezó hace cinco años, cuando se hizo un relleno que casi tapa el estero. Eso trajo problemas con pescadores y después con las autoridades”.

Los primeros asentamientos de Cisne 2 -confirma el vecino Carlos Zambrano- comenzaron tres décadas atrás. “Algunos obtuvimos escrituras cuando era alcalde Jorge Perrone (1986-1988, del Frente Radical Alfarista), y la legalización la obtuvimos con León Febres-Cordero (1992-2000, del Partido Social Cristiano)”.

Al inicio -agrega- se podía pescar y nadar en el estero; no obstante,  ambas prácticas desaparecieron con el aumento de la descarga de aguas servidas. “Mataron el estero”.

En la calle Paccha, que bordea el afluente, se observan casas derribadas, que pertenecían a familias que han sido trasladadas al proyecto Socio Vivienda. El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) prevé reubicar a 500 familias de  Cisne 2 y de La Colmena.

El plan estatal proyecta la salida de 8.200 casas -3.500 hasta fines de año- en la zona y la construcción de un parque lineal en el que se invertirán aproximadamente 115 millones de dólares.