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El retorno del 'Tin': 370 días sin el goleador de Independiente del Valle

El retorno del 'Tin': 370 días sin el goleador de Independiente del Valle
13 de agosto de 2017 - 00:00 - Andrés Granizo

En su antebrazo derecho, José Angulo tiene tatuado las máscaras que representan la tragedia y la comedia según el teatro griego y que servían para que se puedan diferenciar las emociones que se pretendían mostrar.

El ‘Tin’ no tiene máscaras y cuenta que siempre se muestra tal cual es: con una sonrisa en medio de las adversidades. Su vida tomó un giro dramático hace un año, cuando salió positivo en un control antidoping en la Copa Libertadores y que le costó un año lejos del fútbol profesional.

Como si se tratara de una obra de teatro, desde su debut en la primera categoría su trayecto se puede dividir en comedia y tragedia, tal como lo muestran las máscaras tatuadas en su piel.

Las épocas felices llegaron cuando se vinculó a Independiente del Valle en 2011. Se coronó campeón con la sub-16, la sub-18 y luego el equipo de reserva. Su progresión hacía pensar que su destino estaba en el primer plantel, pero la primera ‘tragedia’ llegó: rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda y seis meses fuera.

En 2015 la historia se repitió en su otra extremidad. El resultado: otros 6 meses fuera, lo que retrasó su debut en la primera división. Aquello no fue un obstáculo para el esmeraldeño y se puso manos a la obra para volver a su mejor versión.

Impresionado por su rendimiento, Pablo Repetto lo llamó para pasar de ser un actor de reparto a protagonista. Angulo no falló. Se transformó en el goleador que buscaba el club y en poco tiempo llegó a ser figura en la Copa Libertadores, aquella que significó en su mejor y, tal vez, su peor recuerdo.

Sus tantos y el vicecampeonato de América lo puso rumbo a España. Para un actor sería como ir a Hollywood; en Europa jugaría en la ‘liga de las estrellas’. Su presentación en el Granada fue con alfombra roja, con todos los flashes apuntando a él y la intención de que el ‘Tin’ sea el intérprete más certero en el área rival.

Aquello quedó lejos de suceder. La tarde del 25 de agosto del año pasado, Angulo descansaba en un hotel de Granada después de la práctica matinal. Aún tramitaba un lugar permanente de residencia, por lo que era huésped de un céntrico hotel de la ciudad.

En el silencio de su habitación recibió la noticia. Su corazón empezó a latir rápidamente y por un momento entró en shock. Ahora le tocaba ser el centro de atención en una película en la que jamás se le habría ocurrido estar, pero que debía afrontar sin reparos.

Las voces tranquilizadoras de su familia y amigos lo calmaron. En medio de la tormenta que se generó, el ‘Tin’ dice que nunca se bajoneó; peor aún pensó que la sanción le significaría dejar el fútbol. “Un año es mucho tiempo. Lo tomé como un nuevo reto, algo que pasó y que lastimosamente me tocó a mí. Supe afrontarlo porque la vida no se detiene”, le contó a EL TELÉGRAFO antes de un entrenamiento con su equipo.

El atacante, de 22 años, prefirió dejar rápidamente Europa y volvió al país para refugiarse con su familia. Mientras sus abogados trataban de aminorar su sanción, a través de las contrapruebas, él prefería mantenerse al margen y respaldar el proceso cuando fuese necesario.

En medio de toda esta vorágine de acontecimientos, Angulo se preparaba para ser padre primerizo. Su pareja, María Jiménez, atravesaba el sexto mes de gestación cuando se conoció la sanción del futbolista. Antes de aquello, ambos planificaban mudarse a España, pero primero iría José para certificar el terreno donde se trasladarían y donde nacería su hijo.

El ‘Tin’ era más entusiasmado que María, pues en cada viaje con Independiente del Valle al extranjero por la Libertadores le compraba ropa, incluso antes de saber si era niño o niña. Su vida era exitosa: tenía una carrera futbolística destacada, fichó por el club español y estaba a punto de ser papá.

La crisis que originó su doping positivo no cambió las cosas para él. Desde el nacimiento de Josué Mario, Angulo trata de no despegarse un solo minuto de su vástago. “Lo bueno, dentro de todo, fue que pude compartir muchísimo tiempo con mi hijo desde que nació. Hoy ya tiene 9 meses y es la motivación más grande que tengo para seguir y levantarme nuevamente”.

Al pequeño lo suele llamar Tilo, como se llama su padre que reside en Esmeraldas. Siempre comparte fotografías de Josué en sus redes sociales, ya sea con algún filtro de una aplicación o para contar sobre el crecimiento de su primogénito en su hogar.

El joven jugador se sintió bien rodeado, tanto de su familia, sus compañeros y los dirigentes de Independiente del Valle. Dice que eso fue clave para mantener la tranquilidad y estar centrado durante el año fuera de las canchas; después se transformó en cuestión de tiempo poder volver a estar sobre el gramado.

Pero mientras tanto, además de dedicar la mayoría del tiempo a su hijo, el ‘Tin’ no descuidó el fútbol. Tenía un entrenador físico personal y debía cumplir sesiones diarias para mantenerse en óptimas condiciones. A veces, el entrenamiento individual se convirtió en tedioso, porque se hacían más largos al practicar sin sus compañeros habituales.

Por esa razón, su hermano Édison y su primo José Vergara lo acompañaban de vez en cuando en su preparación y podía bromear con ellos, mientras sudaba y se esforzaba en cada abdominal o apretaba los dientes para levantar pesas.

Pero tampoco no todo fue la puesta a punto físicamente. “El toque no se pierde”, dice Angulo, cuando se le pregunta si se le complicará retornar a la competencia oficial. Sus ‘panitas’, como él dice’, le invitaban constantemente a jugar ‘picaditos’ en una cancha sintética en Sangolquí y nunca desaprovechaba la oportunidad de asistir.

De jugar y ser figura en La Bombonera de Boca Juniors con Independiente del Valle, a disputar encuentros en una pequeña cancha con gramado artificial. Al hacer la comparación, Angulo solo sonríe. “El fútbol es uno solo”, dice, por lo que esas noches en el frío sangolquileño, ‘peloteando’ con sus amigos, le sirvieron para mantenerse en forma para su retorno.

El esmeraldeño se siente privilegiado físicamente, pues después de su sanción de 12 meses su peso corporal no varió. Se mantuvo en el rango de su peso ideal, los 75 kilogramos, por lo que pudo disfrutar de la gastronomía de su tierra.

“Comía puro tapao y encocado de cangrejo. Por suerte siempre mantuve mi peso. Tampoco soy muy goloso, pero disfruto de lo de mi tierra. De hecho, hoy —el día en el que se realizó la entrevista— me voy a comer un encocado que me preparó mi mujer”.

Claro que ahora el régimen alimenticio será más estricto, con la competencia del campeonato ecuatoriano de fútbol de por medio. Sin embargo, las buenas sensaciones que le dejaron las prácticas desde que se sumó a la disciplina del equipo, le permiten saber que todo se mantuvo en orden para su regreso.

Además de su familia, los amigos también estuvieron cerca de él. Gabriel Cortez, el enganche de Independiente, lo visitaba continuamente. Desde Argentina, siempre lo llamaba Julio Angulo, que después de la Copa Libertadores fichó por Huracán. También Miller Castillo estaba pendiente de él. Otros compañeros también lo llamaban, pero los 3 que mencionó, fueron los que más cerca estuvieron, a pesar de la distancia en uno de los casos.

Ahora ya se reencontró con el ‘Loco’ en las prácticas y lo criticó por usar un estilo de cabello similar al de él. “Ya he visto a algunos con ese corte (con una franja tinturada de rubio a un costado). Ahora me voy a inventar otro para distinguirme de algunos”, comenta entre risas, mientras observa a varios de sus compañeros peliteñidos en el gramado del complejo de Chillo Jijón, cercano a Sangolquí.

Con ese mismo peinado se imaginaba a sí mismo en el videojuego de fútbol FIFA, una vez que se confirmó su transferencia al Granada. Ahora dice que pronto aparecerá ahí, pues confía en que tendrá una nueva oportunidad en el balompié internacional. El Playstation también fue su compañía mientras estuvo inactivo; allí prefiere el Barcelona de España, el Manchester United de Inglaterra o el Bayern Múnich alemán.

Lo que vive en el mundo virtual quiere sentirlo en la realidad: el calor de los estadios, la tensión de un mano a mano y celebrar los goles con su propio estilo, antes que aplastar una serie de comandos para ver una animación en la televisión.

El ansiado regreso

Un año después, Angulo volvió a sentirse un futbolista completo. Tal vez antes lo era a medias; otra cosa era el día a día con su entrenador personal, luego descansar en su casa, pasar con su familia y por las noches jugar en una cancha sintética.

Ahora siente el rigor de las prácticas de más de 2 horas, convive entre broma y broma con sus compañeros, se alista para viajar a las diferentes canchas del país y vive las concentraciones previo a cada duelo.

Hace 2 semanas ya se sumó a la nómina de Independiente, después de que fue habilitado en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). El entrenador Alexis Mendoza pidió mesura acerca de su regreso oficial, pero confirmó físicamente estaba en condiciones, pero lo único que le hacía falta era minutos en el campo de juego.

Contra Guayaquil City ya los tuvo con el equipo de Reserva, con el que actuó unos 20 minutos. Después, en el cotejo contra Emelec, el ‘Tin’ estuvo entre los convocados por Mendoza y fue al banquillo de alternantes.

Hoy, para el partido frente a Liga de Quito, repetirá como suplente, pero el DT colombiano ya anunció que al menos jugará unos 20 minutos. Si no pasa nada extraordinario, como un cambio obligado por lesión, Angulo jugará en Casa Blanca.

“Quisiera convertir un gol en los primeros minutos que tenga. Se lo dedicaría a mi abuelita (Ángela Porozo), que falleció la semana anterior. He soñado con ese gol en mi regreso”, agregó el delantero.

El último partido que jugó en el campeonato nacional con la camiseta de Independiente fue el 8 de agosto del año pasado contra Fuerza Amarilla. Aquello sucedió antes de su traspaso al fútbol español.

Angulo ahora solo quiere cubrirse de sonrisas y que las tragedias queden el pasado como parte del aprendizaje. (I)

Datos

José Enrique Angulo Caicedo nació el 3 de febrero de 1995 en San Lorenzo, Esmeraldas.

Como futbolista arrancó su carrera en Norteamérica de Guayaquil, pero duró poco ahí, pues su talento le sirvió para fichar por Independiente.

Con el elenco de Sangolquí debutó en primera en 2015. Ese año marcó 13 goles en 14 cotejos, mientras que en 2016 hizo 10 tantos en 31 partidos. (I)

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