Cambiar para que nada cambie. Con TV pagada y para pocos y una superliga que arranca este mes sin nada novedoso, el fútbol argentino arde envuelto en viejos vicios, dudas, trampas y violencia.

Los ejemplos se suceden: un defensor pincha con un alfiler al delantero que debe marcar, un futbolista no convocado por su DT invade la cancha 5 minutos antes del final  y provoca desmanes para dar por terminada la final por un ascenso a segunda división y festejar por anticipado cuando un gol podía cambiar la historia, una Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que aplica a medias el reglamento y hasta un adulto que le da una trompada a un niño de 12 años, rival de su hijo en un partido de fútbol infantil.

El escándalo mayor se desató el domingo pasado en cancha de Deportivo Riestra cuando el local vencía a Comunicaciones 2-0 tras perder el partido de ida 0-1 en la final por un ascenso al Nacional B. Faltaban 5 minutos de adición y el equipo visitante tenía arrinconado a su rival cuando la trampa se hizo presente en el estadio.

El futbolista de Riestra Leandro Freyre, que no había sido convocado por su DT, invadió el campo cuando faltaban 5 minutos y un eventual gol de Comunicaciones obligaba a definir el ascenso por penales. Pero no quedó allí su actitud: intentó agredir a un rival, mientras otros allegados del club e hinchas invadían la cancha.

El juez Paulo Vigliano suspendió el cotejo. ¿Y qué hicieron los jugadores de Riestra? Festejaron aunque el partido no había terminado. Es que había un antecedente. El equipo hizo lo mismo hace 3 años al ascender a la cuarta división y esa vez salió impune.

Riestra es un humilde equipo del barrio de Villa Soldati, en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, que avanzó dos categorías en tres años desde que el polémico abogado de Diego Maradona, Martín Stinfale, se hizo cargo de su gerencia.

La AFA intervino y el tribunal de disciplina anunció una decisión polémica. El reglamento establece que si un jugador, miembro del cuerpo técnico o directivo invade el campo  para obtener una ventaja deportiva se le debe dar el partido por ganado al rival y se le descontarán hasta 30 puntos al equipo transgresor. Pero el fallo obligó a continuar el partido en dos tiempos de dos y tres minutos. Al final, a Riestra -que ascendió a la B Nacional- le descontarán 20 puntos en el próximo torneo.

“Siguen el circo y la vergüenza y ganó la mafia”, dijo con bronca Rodrigo Melo, de Comunicaciones, tras conocer la decisión.

Pero Comunicaciones no es un ‘santo’. En las semifinales ‘barras bravas’ del club atacaron a dirigentes de Estudiantes de Buenos Aires y obligaron a suspender el partido cuando faltaba un minuto. Uno de los allegados al club visitante fue acuchillado, según la denuncia. El partido se dio por terminado y ‘Comu’ avanzó a la final con Riestra.

Pero hay más trampas. Por los 32avos de final de la Copa Argentina, el 11 de junio, el humilde Pacífico de Alvear, de la cuarta división, eliminó al multicampeón de la Copa Libertadores Estudiantes de La Plata, dando una de las mayores sorpresas. Días después, Federico Allende de Pacífico, confesó que pinchó con agujas a los rivales.

“Teníamos que ensuciar el partido. Yo pinchaba delanteros de Estudiantes con agujas. Tenía las agujas en la canillera, en la parte de adentro, metidas en el fondo. Y llevaba otra más en la mano”, explicó a una radio local.

Juan Otero, delantero de Estudiantes, lo había denunciado ante el árbitro en pleno partido sin resultados. “Me pinchó cuatro veces solo en el primer tiempo”. El uso de agujas era una táctica usada por Estudiantes en la Libertadores en los años 70.

Todo este combo de situaciones irregulares se ve acompañado por la violencia. El fin de semana último, el humilde club General Lamadrid, de la quinta división, fue testigo de lo único que le faltaba al fútbol argentino.

El hecho ocurrió durante un partido de infantiles de 12 años entre el equipo local y Brown de Adrogué. ¿Qué pasó? Los chicos tuvieron altercados durante el partido y tras el pitazo final el padre de uno de los niños del club local arengó a su hijo a que le pegara a un rival. Como no lo hizo, le dio él mismo una trompada al niño de Brown.

El fútbol argentino se queda sin palabras. Y todo a menos de tres semanas del inicio de la nueva superliga, el 18 de agosto. Pero en concreto el fútbol argentino cambia para que nada cambie. La única gran novedad es el fin del Fútbol para Todos, gratuito y por canales de aire.

Ahora, quienes deseen ver los partidos deberán abonarse a un sistema de cable ($ 50 de abono mensual) y pagar además otros $ 16 por mes para ver a su equipo. ¿Y qué diferencia a la superliga del campeonato anterior? Habrá más dinero privado para los clubes.

En concreto, un torneo con más plata, para pocos afortunados con el dinero suficiente para pagar por ver fútbol y con los mismos vicios de siempre. (I)