Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Jugadores del primer equipo del ‘rayado’, quienes pasaron la adolescencia en la casa del club, colaboraban voluntariamente con las tareas cotidianas de la institución

Independiente del Valle, un lugar de convivencia

De izq. a der. en la grada de abajo: Jonathan González, Carlos Cuero, José Angulo y Bryan Cabezas, quienes se forjaron en Independiente del Valle, que mañana juega la final de la Copa Libertadores de 2016.
De izq. a der. en la grada de abajo: Jonathan González, Carlos Cuero, José Angulo y Bryan Cabezas, quienes se forjaron en Independiente del Valle, que mañana juega la final de la Copa Libertadores de 2016.
Foto: Marco Salgado / El Telégrafo
26 de julio de 2016 - 00:00 - Javier Tamba Guzmán

Imaginarse a Bryan Cabezas pelando papas o a Jonathan Gonzáles lavando los platos no es un ejercicio muy común en los aficionados al fútbol ni en la mayoría de personas, acostumbrados a verlos vestidos de corto, gambeteando a rivales e intentando anotar goles.

Pero esas son, entre otras, actividades que ellos y los demás compañeros que crecieron en el complejo deportivo de Independiente del Valle realizaron mientras convivieron allí, no como parte de sus responsabilidades, sino más bien como expresiones de sus personalidades.

Introvertidos unos, extrovertidos otros, quienes forman el grueso del equipo que mañana disputará la final de vuelta de la Copa Libertadores de América de 2016, vivieron la transición de la adolescencia a la adultez en el centro de alto rendimiento de Chillo Jijón.

De los que se forjaron en las categorías básicas del club y ahora están en el plantel estelar, 5 son titulares: el defensa central Luis Caicedo, los volantes Jéfferson Orejuela y Junior Sornoza, los ofensivos José Angulo y Bryan Cabezas. A ellos se suman los zagueros alternantes Luis León, Carlos Cuero, el centrocampista Gabriel Cortez y el delantero Jacson Pita, quienes también han sumado minutos en este torneo.

Personas que los conocieron de chicos comentan algunas anécdotas y particularidades, como el espíritu colaborador del delantero Bryan Cabezas (19 años), quien se unió al IDV en 2011 y siempre mostró un grado especial de sociabilidad.

“Durante los partidos de las divisiones formativas los encargados del bar siempre preparan comida rápida; Bryan entraba a ayudarles a pelar papas y de esta forma se ganaba una salchipapa. Hasta ahora se mete al bar para echarles una mano”, cuenta Francisco Quiñones, gerente de Marketing y Comunicación de Independiente del Valle, quien fuera el primer tutor del club.

Bryan, además, se caracterizó por ser uno de los más aplicados en el colegio, del que se graduó de bachiller en 2015, y en planificar a futuro. Víctor Guamán, psicólogo de la entidad, añade que el ariete le pidió asesoramiento para elaborar un proyecto de vida; su meta es estudiar Administración de empresas.

En tanto, el mediocampista Jonathan González (21 años), que arribó al ‘rayado’ en 2010, se destacó por ser un joven ordenado y pulcro; le agradaba que la habitación donde dormía estuviera limpia y cooperaba en tareas como lavar los platos.

El molestoso del grupo es el volante Junior Sornoza (22 años), que desde su ingreso a filas ‘negriazules’ en 2009 les ha gastado bromas a todos sus compañeros. Mario Alcócer, utilero del primer equipo, recuerda que un día le escondió los botines a Mario Pineida (ahora en Barcelona) y lanzó la toalla de Fernando Guerrero (ahora en Liga de Quito) a una piscina.

Pero sobresale también por ser un líder nato, es de los que más arenga a sus compañeros dentro de la cancha y detesta perder, cuando no pasaba en la residencia del equipo estaba en alguna de las selecciones juveniles, con las que participó en 2 campeonatos mundiales.

Los más callados son Luis el ‘Cunti’ Caicedo (24 años) y Gabriel el ‘Loco’ Cortez (20 años), para quienes el mejor lenguaje es el fútbol. Guamán indica que en ambos casos, para dotarles de fortaleza mental, se siguió un proceso de desinhibición. Se les ayudó a controlar mejor la vehemencia con la que solían ir al choque con los adversarios, para evitar las sanciones arbitrales.

Quiñones tiene un recuerdo especial con Cortez, con quien apostaba luego de los entrenamientos. El volante, que es uno de los mejores lanzadores ecuatorianos, cobraba tiros libres y le aseguraba que si metía 4 de 5, el tutor tendría que pagarle $ 5. “Me ganaba siempre, creo que se ponía de acuerdo con el arquero para vencerme y llevarse el dinero”, rememora entre risas el funcionario.

Pero también están los recuerdos malos, esos a los que únicamente se derrota con solidaridad. Jéfferson Orejuela (23 años), por ejemplo, debió someterse a una terapia especial con Víctor Guamán para vencer la fobia que le cogió a movilizarse en bus a raíz de un accidente de tránsito que sufrió en 2012, mientras se desplazaba de San Lorenzo a Quito en un transporte interprovincial.

José el ‘Tin’ Angulo (21 años) sufrió su propio drama, cuando estuvo en el elenco sub-18 padeció una lesión, pero no quería ni acercarse a Guamán, ya que les tenía terror a los psicólogos. No le quedó de otra, remitido su caso desde el departamento médico, acudió donde Guamán a regañadientes.

“No me acuerdo con exactitud si su dolor era en la rodilla derecha, pero era muy grave, tanto, que estuvo a punto de dejar el fútbol. Una vez que hablamos y tomó confianza tuve que trabajar no en motivarlo, sino en controlar su ansiedad por retornar a las canchas. Pudimos hacer una buena labor y ahora somos amigos”, relata.

Este médico no fue el único que le ayudó a vencer sus miedos al atacante esmeraldeño; Roberto Arroyo, coordinador de las inferiores, es otro que le dedicó tiempo.

Mientras Angulo estaba en la secundaria tenía problemas para resolver los ejercicios de factoreo y raíz cuadrada, así que le pidió apoyo; Arroyo accedió y el arponero consiguió aprobar matemáticas, a las que, al parecer, les temía más que a los defensas antagonistas. (I)

El volante de creación (der.) Junior el ‘Zorro’ Sornoza y el defensa central Luis el ‘Cunti’ Caicedo (izq.), cuando atravesaban su etapa de jugadores juveniles. Foto: Internet

DATOS

Las canchas de IDV se inauguraron en 2009 y la residencia, en 2010. Chillo Jijón fue el hogar de los chicos de la cantera que ahora triunfan en la Copa Libertadores de 2016.

Quiñones menciona que el defensa Christian Núñez es uno de quienes más les inculca valores y disciplina. Con él se quedan Sornoza, Cortez y León a practicar tiros libres y penales tras los entrenamientos.  

El personal administrativo del club, como las secretarias, es el que está pendiente de los cumpleaños de los jugadores y miembros del cuerpo técnico. De esta manera les organizan agasajos.

Además de brindarles la oportunidad de graduarse de bachilleres dentro del club, los chicos reciben charlas sobre educación sexual y los riesgos de consumir drogas. Esto se complementa con el aporte que efectúa el psicólogo Víctor Guamán.

Según Mario Alcócer, utilero del primer equipo, los elementos son muy creyentes, por eso, en todo viaje, suele llevar imágenes del Divino Niño, la Virgen de Guadalupe y la Virgen del Quinche, que son propiedad de la institución ‘rayada’.

Quienes llevan sus propias imágenes de santos son el arquero Librado Azcona y el volante Jonny Uchuari. El cuidavallas paraguayo nacionalizado es devoto del Divino Niño y de la Virgen de Caacupé, mientras el lojano tiene fe en los milagros de la Virgen del Cisne.

Sornoza ha improvisado como reportero de televisión, entrevistando a sus compañeros. Lo hizo en Buenos Aires para el programa No-ticias de Teleamazonas y en la previa del lance de ida ante Atlético Nacional de Medellín, para Fox Sports.

Francisco Quiñones confesó que el jugador más dormilón del primer equipo es el retaguardista Luis Fernando León.

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado