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Punto de vista

La soledad y el tiempo del 'Pepe'

La soledad y el tiempo del 'Pepe'
20 de diciembre de 2016 - 00:00 - Freddy Ehlers Zurita

Pocas personas tienen tanta claridad y profundidad para entender este tiempo de incertidumbres como ‘Pepe’ Mujica. Convertido en un Quijote del siglo XXI, emociona y conmueve a los jóvenes del mundo entero. En las escuelas de Japón se estudia su pensamiento, convertido en divertidas historietas gráficas al estilo de cómics, con un ‘Pepe’ reemplazando a los superhéroes del mundo globalizado y consumista.

“Estamos completamente solos”, exclamó en una reciente entrevista para definir con claridad la mayor epidemia de nuestro tiempo. Es así, estamos cada vez más solos rodeados de cientos o miles de amigos virtuales que nunca hemos conocido personalmente. Esa soledad es razón primaria de la angustia, del estrés y del sufrimiento que son la causa que produce el 80% de las enfermedades existentes, como lo comprueba científicamente James Doty, célebre neurocirujano de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Somos esencialmente gregarios -explica el ‘Pepe’-, venimos de los monos y, como ellos, no podemos vivir aislados. Para vivir bien, para el Buen Vivir es indispensable el abrazo, la buena compañía, el compartir con la familia y con los amigos, el reírnos de tonterías, el cantar y bailar juntos o el ayudarnos cuando uno tiene problemas, porque así somos desde el comienzo de la historia. “No se dejen robar el tiempo”, imploró a una audiencia de cientos de jóvenes en Portoviejo. El tiempo en que vivimos es nuestro único patrimonio, pero nos pasamos sufriendo, trabajando en lugares que no nos gustan o cumpliendo obligaciones que no nos satisfacen; estamos vendiendo nuestra vida infamemente para recibir dinero y comprar cosas que no necesitamos. El consumismo creado por el infernal marketing ha creado un mundo en el cual, en lugar de vivir, entregamos nuestra vida a las tarjetas de crédito y así nos endeudamos sin límite alguno. Ese es el fantasma que hoy recorre el mundo, el consumismo exacerbado, el engaño de que seremos felices si compramos y compramos y compramos. Nos hemos vuelto esclavos de nosotros mismos porque nuestro inconsciente, atrapado por la perversa publicidad, apela a nuestra bondad para regalar. Lo mejor, en estos tiempos de navidades, y a lo largo de todo el año, es dar. Pero no se trata de ofrecer cosas materiales. En eso hay un engaño, porque dar es una virtud humana que nos recompensa siempre: dar consejos, dar nuestro tiempo a los enfermos o personas que necesitan ayuda, dar, compartir nuestra vida. Sin embargo, en el tenebroso mundo del marketing, ahora proponen dar lo que se vende en los centros comerciales, que demos cosas costosas, ya que mientras más cuesta el regalo se supone que mayor es nuestro cariño. Y eso no es verdad. Lo que realmente nos hace felices no tiene precio y ni se compra ni se vende.

Que el pensamiento de este gran latinoamericano nos ilumine en estas navidades; él no es un santo ni lo será nunca, ha dicho, pero es un hombre bueno, ejemplar, de voz clara, valiente y transparente. ¡Que la vida le dé muchos años más al gran maestro de nuestro tiempo!

Y en estas fechas tan señaladas, dediquemos el tiempo a recordar al buen Jesús, porque es su nacimiento lo que conmemoramos. El Jesús del amor incondicional, no el del amor interesado. Ninguna, absolutamente ninguna de sus enseñanzas tiene precio. Él nos regaló su vida; seamos conscientes de que el amor no tiene precio, ni se compra ni se vende. El tiempo que tenemos cada día es sagrado, no lo desperdiciemos. Utilicémoslo para encontrar un propósito en nuestra vida y hacerlo realidad. (O)

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