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Punto de vista

Amar a la vida como a ti mismo

Amar a la vida como a ti mismo
27 de marzo de 2017 - 00:00 - Freddy Ehlers Zurita

La Biblia nos enseña a “amar al prójimo como a ti mismo” y es posiblemente una de las mayores aspiraciones que un ser humano puede alcanzar.

Vivimos tiempos de egoísmo. Hubo un punto de nuestra historia en el que las personas se consideraban el centro del universo y, a lo largo de esta, el “antropocentrismo” ha determinado que todo esté subordinado a los intereses humanos. Nosotros primero, usando y abusando de todo lo que nos rodea, siempre pensando primero en  nuestro beneficio personal y familiar. Sin embargo, algo ha cambiado, algo fundamental. Ese mundo manso que nos servía se ha revelado. Gaia, como se la conocía  en tiempos antiguos a la Tierra, a la Pachamama, ha sido brutalmente violentada por la codicia humana. El agua y el aire contaminados, los maravillosos seres que conformaban el Paraíso extinguiéndose, el hermano árbol junto a la madre selva cada vez más afectados.

La destrucción de la Naturaleza es evidente, está comprobado científicamente, y ella esta reaccionado, como tratando de hacernos entender a los humanos que ya no va más, que hemos llegado al final de los tiempos.

En medio de tan dramática situación surge una idea luminosa, el voluntariado, para entregar nuestro tiempo a fin de remediar todo lo dañado, todo lo que merece nuestra cálida y constructiva compañía.

Voluntariado se define como el trabajo de las personas que sirven a una comunidad o al medio ambiente por decisión propia y libre, sin recibir remuneración a cambio. Es el verdadero amor incondicional.

Cada día, hay jóvenes en el mundo entero que deciden dedicar una parte de sus vidas a ayudar desinteresadamente a las personas y a la Naturaleza.

Del antropocentrismo se va cambiando hacia un biocentrismo, que como teoría moral pretende reivindicar el valor primordial de la vida. Propone los derechos de la Naturaleza, como lo establece en Ecuador la ley suprema que es la Constitución del Estado.

Debería ser un cambio indispensable para todos, dar un trato digno no solo a las personas, sino también a los animales y a todos los seres que conforman el mundo en el que habitamos. Los tiempos están cambiando para bien o para mal, a una velocidad nunca antes imaginada. La codicia humana está destruyendo toda posibilidad de sobrevivir en un futuro ya no lejano; o actuamos hoy, o mañana será muy tarde. Debemos cambiar radicalmente nuestra forma de vivir a una que permita la mejora de todo lo destruido, y la justa y sencilla posibilidad de vivir en dignidad.

El precepto bíblico debería ampliarse a uno que proponga “amar a la vida como a ti mismo”. (O)

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