Temas que quizás muchos no se atrevan a decir son el eje de los stand up que presentan por Andrea Ordóñez con ‘Al desnudo’ y Monserrath Astudillo con ‘Les juro que es mi primera vez’. Ambas puestas en escena son las primeras en este formato para las actrices -quiteña y cuencana respectivamente-, quienes además comparten largas trayectorias sobre las tablas.

La pregunta que emergió como premisa para Astudillo fue ¿cuántas primeras veces has tenido?

Y es que casi siempre se piensa que se trata del tema sexual, pero a través de la vida de los seres humanos son varias las primeras veces que se experimentan.

La primera vez puede tener varias características, suele resultar hasta dolorosa, pero casi siempre sucede que esta sobrepasa las expectativas de la persona y se refiere a casi, porque también puede ocurrir que las cosas sigan tal cual como fueron antes de esta primera vez. Podrá suceder que incluso decepcione y minimice las expectativas previas; no deja de ser un momento distinto en el que las emociones pueden sufrir encontrones y altibajos.

Este resultó un reto para la cuencana, quien después de décadas sobre los escenarios representando personajes ficticios le apostó por hablar desde su persona. Una obra llena de risas, buen humor y picardía que es lo que ha caracterizado a la actriz, incluso fuera del escenario.

El stand up pone sobre la mesa desde la comedia, temas que pueden y deben ser reflexionados, como los miedos, las taras mentales, las incertidumbres y las cotidianidades por las que atraviesan día a día los seres humanos y que son narrados en el monólogo.

Cuestiones que quizás se realicen hasta sin pensar, que se hagan desde el ‘automatismo humano’, como ir al baño sola, manejar bicicleta, primera menstruación, primer beso, primera película ¿Quién se acuerda de todo eso?

Para Andrea Ordóñez, actriz quiteña de 36 años también es su primera vez, la primera que escribe y monta una obra con este formato con la colaboración de Diana Borja y Mauricio Ballesteros.

‘Al desnudo’ también coloca a la actriz frente al público de manera directa y sin personajes de por medio. Sin embargo en la estructuración de la obra surgió la posibilidad de adecuar el vestuario con la moda ‘pin up’, de los años 40 (aunque esta moda surgió ya en los años 20).

Dentro de la obra, la actriz critica la forma de cortejar de los hombres, tanto así que la propia Andrea cataloga al monólogo como un tanto feminista.

“La obra está dirigida para público femenino, aunque yo siempre digo que los hombres deberían verla para que al fin nos puedan conocer”, asegura Andrea.

Se cuentan diversas situaciones, desde la mirada personal y vivencial de la artista, para que los asistentes se sientan identificados con el stand up. Desde una perspectiva cómica -al igual que Monserrath- cuestiona aspectos de la vida cotidiana que pueden pasar desapercibidos, entre ellos el primer amor, las relaciones amorosas que una persona puede tener a lo largo de su vida y la sexualidad sin tapujos.

‘Al desnudo’ pretende hacer pública una conversación de mujeres, en la que no hay pelos en la lengua.

“Las mujeres decimos las cosas como son y sería bueno que más gente nos escuche”, afirma la actriz.

Una chica ‘pin up’ que desnuda su pensamiento es el estilo que tiene como eje la obra, tomando en cuenta que estas mujeres fueron criticadas por mostrar sensualidad en las fotos en cuanto a indumentaria y poses.

“En esa época las chicas se tomaban las fotos para enviarlas a sus esposos o novios que iban a la guerra. La estética me llama mucho la atención”, cuenta Andrea, a quien estos datos le sirvieron para crear la línea de la narración.

A pesar de que este formato es nuevo para la actriz, ya hizo un preestreno en la casa Babylón de Quito en la que tuvo acogida. Anecdóticamente cuen-ta que en una de las funciones fueron solo hombres, quizás porque pensaron que ‘Al desnudo’ era literal.

Para ella esta experiencia es totalmente enriquecedora, puesto que invita a las mujeres a reírse de sí mismas y a reflexionar sobre aspectos de los roles femeninos socialmente aceptados, al tiempo que también seduce al género masculino para que asista y trate de entender la feminidad.

“La obra refleja totalmente lo que soy, yo manejo mi vida y mis discursos desde esta óptica”, concluye Andrea mientras prepara maletas para volver a Quito.

Dos obras que pueden parecerse en su concepción y realizadas por dos actrices con amplias trayectorias. Dos puestas en escena que invitan a reírse de uno mismo y a la vez a cuestionarse la existencia humana individual y social.