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Rock se sobrepuso a falta de espacios durante 2017

Anthrax se presentó en El Teleférico. El guitarrista Scott Ian lució cansado por la altura. Joy Belladonna, impecable.
Anthrax se presentó en El Teleférico. El guitarrista Scott Ian lució cansado por la altura. Joy Belladonna, impecable.
Foto: Marco Salgado / EL TELÉGRAFO
28 de diciembre de 2017 - 00:00

Por Luis Fernando Fonseca y Leonardo Zaldumbide

Auditorios de centros culturales, teatros, estadios, coliseos de colegios religiosos y hasta terrenos baldíos han sido lugares en que se han instalado escenarios para conciertos de rock y metal.

La ciudad enfrenta así la ausencia de espacios óptimos para este tipo de eventos, que tengan una ubicación céntrica y puedan acoger una agenda de shows que parecen multiplicarse cada año.

El 2017 empezó con la visita de Steve Grimmett’s Grim Reaper, una agrupación británica que, en la década de los 80, grabó su nombre de antaño (Grim Reaper) en la historia del heavy metal sin llegar a convocar a públicos masivos.

La noche del viernes 13 de enero, Grimmett y los suyos se presentaron en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo.

Al día siguiente –y pese a una advertencia médica– estuvieron en la Asociación de Trabajadores de la Cervecería Nacional, en el Puerto Principal. El domingo 15 de enero el cantante tuvo que ser ingresado al hospital Luis Vernaza, donde le amputaron una pantorrilla producto de una herida que sufrió unos días antes, en México. El artista, de 57 años, vivió una de las mayores crisis que puede provocar la diabetes que padece desde hace tres lustros, pero ya ha regresado a los escenarios europeos, en los que ha vuelto a interpretar el clásico ‘The show must go on’ (‘El espectáculo debe continuar’).

La gestas épicas caracterizan al género que nos ocupa y otro exponente de ello es el trío canadiense Anvil, que se presentó por vez primera en Ecuador la noche del viernes 29 de septiembre.

El éxito del documental Anvil!: The story of Anvil (2008, dirigido por Sacha Gervasi, un exayudante del grupo) hizo que la banda, comandada por el cantante y guitarrista Steve ‘Lips’ Kudlow, volviera a integrar los carteles de festivales dos décadas después de que rozara la fama. Pero en Quito su show se realizó en el auditorio de Las Cámaras ante un centenar de asistentes. Allí interpretaron temas como ‘Metal on Metal’, que contiene una proclama, la de continuar cultivando la música que se convirtió en una forma de vida.

El sábado 28 de enero, los ingleses Onslaught llegaron al país tras una década de haberse reunido como consecuencia del periodo (1982-1991) en que integraron la primera línea compositiva del thrash metal. El show se dio en otro auditorio poco habitual, La capital del deporte, junto con los alemanes Exumer y los colombianos Skull, Sobibor y Lucifera.

Steve DiGiorgio presentó Brotherhood of the Snake junto con Testament, que vino sin él al Quito Fest 2011. Otras visitas del bajista fueron con Sadus. Foto: cortesía Lizeth Durán

Las nariñenses Lucifera abrieron el telón con la consistencia de su black metal. Skull y Sobibor dieron inicio a  lo que fue una gran noche para el thrash metal quiteño. Si bien el sonido y el escenario no fueron los óptimos, la técnica de las bandas arrasó con los cuerpos de los dos centenares de asistentes en un mosh interminable.

El turno de los estadounidenses Night Demon llegó el miércoles 15 de febrero y se dio frente a un puñado de aficionados al heavy metal, en el Medieval Café Extremo, uno de los bares que más tiempo han sobrevivido en la capital.

Volviendo al thrash metal, los brasileños Violator cambiaron el lugar de su concierto el sábado 9 de diciembre, de la Casa Machángara a la discoteca Stereo by fraga.

Toxic Soul, Extinger y Akroxia también fueron parte del cartel, que acogía el retorno de los brasileños que, en 2013,  convocaron a centenares de fanáticos a El Rejón, del barrio La Mariscal. Esta vez la participación de los grupos tuvo buena amplificación, lo cual provocó intensos momentos de pogo. Quizá lo más relevante de Violator es su alegría y empatía con los fanáticos; dedicaron tiempo a cada uno de los seguidores que se les acercaron y en su concierto manifestaron, además, una visión crítica sobre la política actual.

Junto al río Machángara, otros brasileños, Krisiun también volvieron luego de debutar en Quito en la edición del Quito Fest del año 2010. Nervochaos, Gale y Asfixia los acompañaron durante el IV Encuentro Gutural, realizado el pasado jueves 16 de marzo.

Desde sus orígenes, este festival gestionado por Black Dragon Prods, se constituyó en uno de los espacios habituales de los fanáticos de los géneros extremos del metal.

La oportunidad de ver a grandes artistas en escenarios pequeños ofrece una perspectiva distinta a la que dan grandes festivales y giras masivas; el IV Encuentro Gutural concentró a 200 escuchas con gran sonido, e interpretaciones memorables.

Este año, el Festival Internacional de Música Independiente Quito Fest tuvo una cifra de asistentes durante la jornada de metal que fue la menor de su historia (2.000 personas) y acogió el regreso de Sepultura y Barón Rojo a Ecuador. Mención aparte merece el debut de los canadienses Kataklysm allí; y de los neoyorquinos Anthrax, en la Estación de cristal de El Teleférico de Quito.

Conciertos

Los visitantes españoles
Las bandas Medina Azahara, Ángeles del InfiernoTierra Santa y Obús volvieron a actuar en escenarios nacionales. Los conciertos de estos grupos tuvieron mejores resultados en Imbabura, al norte del país, que en Pichincha este año.

Voces femeninas
La cantante finesa Tarja Turunen volvió al país que había visitado junto con Nightwish en 2004. Los italianos Theatres des vampires debutaron en una discoteca quiteña. Y Abigail llegó desde Japón.

Seis ediciones se han realizado del Encuentro Gutural, dedicado a bandas de música extrema: black, death y thrash metal.

Festivales en Crisis
A la poca asistencia que tuvo el Quito Fest se sumó el medio aforo que alcanzó el Festival Rock & Shout, que se dio en el estadio Atahualpa con los bostonianos Aerosmith como cabeza de cartel.

Testament volvió con la mejor alineación de su historia. Y los precios de entradas a estos shows sobrepasan los $ 50 en promedio. (F) 

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