Hace 10 años, el Cholito solo era un personaje caricaturesco creado por el actor David Reinoso para parodiar al periodista José Delgado en su serie de humor Vivos. No obstante, este se convirtió en una figura de telenovela, una que llevó su apelativo.

Eddie González, quien fue uno de los 4 guionistas de esa producción, cuenta que debieron humanizar la imagen del Cholito para que funcionara en una telenovela.

“El personaje original de Vivos tenía gruesas prótesis en su nariz. Además, David (Reinoso) usaba algodones en sus fosas nasales para ensancharlas. En la telenovela se eliminaron  porque no sería creíble que una mujer se enamorara de alguien con látex en la cara, por más feo que fuere”, refiere González, quien es el presidente de GALA (Guionistas y Autores Literarios Asociados).

Comenta que el personaje tuvo un entorno familiar, antecedentes y hasta un nombre propio. “Por primera vez el televidente supo que se llamaba José Chalén y que en su barrio le decían ‘Pepe’. Además, fue necesario crear otros personajes que se relacionaran con él. De esa forma, esta figura saltó de un sketch cómico a una telenovela con un hilo conductor que enganchara a la audiencia”, explica González, quien también es el creador de la serie Tres familias.

Tres familias pasó por un proceso semejante. Cuenta González, quien también es docente, que surgió cuando se agotaban los argumentos de Así pasa, que presentaba a personajes de la Sierra y la Costa.

“Ecuavisa notó que habían descuidado al público de clase social alta. La propuesta fue crear una serie que abordara las 3 clases, a través del humor y el contraste como una serie unitaria. Imaginamos cómo reaccionaría una familia ‘pelucona’, otra de clase media y también la baja si les cortaran la luz. Para el primer grupo sería una vergüenza; para el segundo, normal, porque se descuidan de pagar; y el tercero ni siquiera tiene medidor porque roba luz”, explica González, quien después del éxito como comedia de situaciones tuvo que adaptarlo a un formato novelado.

Fabrizio Aveiga, creador de Cuatro cuartos, serie que se estrenó el martes pasado, por TC Mi Canal, indica que el primer paso para vender un producto a los jefes administrativos de una televisora es concebir una historia con la que el público se pueda identificar.

“El guion tiene un valor clave en cualquier serie y en él debe estar claro el género (si es comedia o drama), la audiencia a la que se dirigirá la historia y la contundencia de sus personajes. Estos deben ser únicos e inolvidables. Por eso deben ser bien construidos y descritos. El guionista debe definir bien a los protagonistas, antagonistas y secundarios”, refiere Aveiga, quien también escribió Estas secretarias y Los hijos de Don Juan, para la misma estación.

Aveiga revela que Estas secretarias tuvo el mismo origen que El Cholito y Tres familias. “Era una serie cómica, que debido a la demanda de los televidentes debió mutar, a través de situaciones dramáticas que incluyen romance. Una telenovela sin romance no funciona. Por eso debe quedar bien establecido quiénes interpretarán a la pareja central de la historia y qué obstáculos tendrán para mantener la expectativa de la audiencia en cada capítulo”.

Errores frecuentes

Andrés Massuh, quien escribió para la serie juvenil Toni, la chef, del canal Nickelodeon Latinoamérica, considera que el éxito de una serie o telenovela depende de evitar los errores en la concepción de la historia, como la falta de equilibrio y personajes muy caricaturescos, sobre todo villanos que son malos sin ninguna razón, lo que los hace poco o nada creíbles cuando se trata de una propuesta dramática.

“Una de las equivocaciones más frecuentes es concebir la historia primero con el concepto y no con los personajes. Son estos últimos los que crean las situaciones y como consecuencia el concepto. Además, la carencia de equilibrio conduce a una serie que puede ser demasiado simple o muy compleja e inentendible, por consiguiente resultará aburrida”, sostiene Massuh.

El creativo añade que otra falla es escribir diálogos innecesarios, que no aportan en la trama. “Cada escena necesita de una idea tras otra, además de presentar situaciones de tensión para enganchar al televidente”.

Proyectos con visión

Segundo Cercado aconseja que todo creativo necesita de una visión sobre el producto que venderá. “Es indispensable definir el tipo de programa porque este es el reflejo del televidente y de una sociedad misma. Se requiere de un formato que rompa esquemas y audiencia. Eso no solo aplica en dramatizados sino también en reality shows, game shows, late show y otros formatos.

González indica que todo guionista tiene una biblia con el contenido de la propuesta.

Ahí debe constar la sinopsis, el argumento, los personajes con su perfil, locaciones, la escaleta (el recurso que crea las situaciones y reacciones de quienes participan en la historia) y los diálogos.

“Con la biblia, que puede tener hasta 100 páginas, un guionista vende el producto para que se transmita en horario prime time (de 20:00 a 22:00). Eso permite que el canal defina el presupuesto”.

González afirma que según el perfil del personaje se estima el porcentaje por actor para el presupuesto.  

“Hay personajes que son concebidos para unos 20 capítulos si el producto dura más de 100. Si aparece en toda la telenovela firma un contrato, pero si su participación es poca su salario será como servicios prestados. Existen casos en que el personaje tiene tanta aceptación que se debe prescindir de otro que no aporte mucho en la trama”.

Antes de que la serie empiece a filmarse se necesita un colchón de episodios escritos. Por eso es indispensable un equipo de escritores para dividirse el trabajo. Están quienes crean las escaletas y los dialoguistas. Hay un editor que evita errores en los estilos y cuida que cualquier añadidura del dialoguista no se aparte de la historia ni del perfil del personaje.

“El creativo y el director deben estar en constante comunicación. Este último interpreta las escaletas y diálogos porque es quien construye a los personajes junto a los actores”, dice González, quien empezó su carrera como asistente de producción en 1997.

Cada canal trabaja a un ritmo diferente. Cuando no ha empezado a grabarse la serie se puede entregar un episodio diario que debe tener 45 páginas. En otras televisoras se crean 4 capítulos semanales. El ritmo se acelera cuando el producto es exitoso y obtiene la demanda del público.

La cantidad de páginas ayuda a calcular el tiempo al aire. Si la serie dura una hora con publicidades incluidas, se necesitan 4 bloques. En las sitcoms son 3. Una escena debe representar una página de texto.

Durante el rodaje se produce un promedio de 30 escenas diarias, que representan un trabajo de hasta 12 horas.

“Con Estas secretarias y Los hijos de Don Juan hicimos de todo para complacer al público, más si en el mismo horario teníamos competencia. Esta última tuvo 325 capítulos. Definimos tan bien los personajes que eso nos permitía jugar con situaciones y crear emociones en el público. Por ejemplo, Víctor Aráuz, quien interpretó a Paco Silva, era un padre ejemplar y explotamos eso cuando creamos la enfermedad grave de su hija”, relata Aveiga.

González, Massuh, Cercado y Aveiga sostienen que lo más importante es crear una identificación entre el televidente y el producto. (I)

Datos

Existen productos adaptados en formatos de ficción y no ficción. En el primer grupo están los espacios para cine, televisión e internet, con películas y telenovelas. En el segundo están los noticieros, galas de premiación, especiales y programas de concurso.

El creativo Segundo Cercado dice que las adaptaciones suelen ser más difíciles que los productos creados. Sin embargo, los canales las prefieren porque ahorran en investigación y han funcionado en otros países. (I)