La pérdida de García Márquez termina siendo el final de una era, dice Solange Rodríguez Pappe, escritora ecuatoriana que visitó la redacción de EL TELÉGRAFO en Guayaquil para participar en una conversación a propósito del Día Internacional del Libro y el Derecho de Autor.

Los movimientos literarios de América Latina, la publicación de títulos, la distribución de libros, la situación de los autores ecuatorianos, el copyright, las nuevas tecnologías y, por supuesto, el reciente fallecimiento de Gabriel García Márquez fueron parte de esta conversación que puede verse desde hoy en el sitio web de EL TELÉGRAFO

La conversación arrancó con la muerte de García Márquez, que es como una especie de referente cultural para la región. “No haberlo leído revela determinada falta de cultura, pero ahora que ha fallecido, nadie quiere quedarse afuera”.

Y cita las reacciones en redes sociales. “Es muy chistoso lo que pasa: Salen todos los políticos a hacer unos juegos de lenguaje, y entonces nos hemos quedado ‘con mil años de soledad por la muerte del patriarca’. Y hay uno que dice ‘Adiós a García Márquez. Hola al nuevo rey de las letras: Vargas Llosa’”, dice sin poder evitar reírse.

Pero también habla de la siguiente generación de autores latinoamericanos, donde salió el movimiento ‘McOndo’, liderado por el chileno Alberto Fuguet, que intentó un parricidio simbólico.

VIDEO

“Lo que ellos creen es que en Europa a los latinoamericanos no nos tomaban en serio porque esta es una tierra donde se habla de cosas fantásticas, pero no suceden cosas reales”, dice y agrega que ese es un problema que de alguna forma García Márquez ya había visto y al que se refirió durante su discurso de aceptación del Premio Nobel en Estocolmo, Suecia, cuando afirmaba que “los talentos racionales de este lado del mundo” han insistido “en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos”.

Los nombres conocidos de la literatura latinoamericana se han volcado hacia el realismo y, en ciertos casos, hacia una orilla más radical, como el hiperrealismo presente en la narcoescritura en autores como Jorge Franco (Rosario Tijeras).

Para ir posando la conversación en un ambiente más local, otros temas también se abordaron, como la crítica literaria, algo que, dice Rodríguez “no hay” en Ecuador. “Este país carece de una escuela donde estudiar crítica literaria”, advierte, para luego reflexionar que “talvez por eso cuesta tanto recibirla. No se ha entendido que sin crítica no hay retroalimentación”.

Según la autora, uno de los pocos ejemplos de publicaciones “donde se hacen ejercicios de crítica es cartóNPiedra”, el suplemento cultural que circula los domingos con EL TELÉGRAFO.

También se abordaron otros temas: el derecho de autor, nuevas tecnologías como medio de difusión y escritores mediáticos.