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El Telégrafo
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Entrevista / óscar eduardo córdoba arce / exarquero de la selección colombiana y comentarista de televisión

"El jugador ecuatoriano es más atlético, fuerte y veloz que antes"

"El jugador ecuatoriano es más atlético, fuerte y veloz que antes"
29 de marzo de 2017 - 00:00 - Andrés Granizo

Óscar Córdoba no deja de reír frente a la pantalla de su celular, mientras se toma un café en un hotel cercano al estadio Olímpico Atahualpa. El motivo de sus sonrisas es su hija Vanessa, que estudia en Ohio, Estados Unidos, y que además comparte su misma pasión: el fútbol.

Vanessa, de 21 años, también se inclinó por evitar los goles, como su padre, tras dejar el voleibol de playa por una recomendación médica. Es arquera del equipo femenino de la Universidad de Ohio.

Desde hace ocho años el exportero colombiano es comentarista de la cadena Fox Sports y antes de cada transmisión siempre conversa con su hija. Dialogan de fútbol y comparten criterios sobre las eliminatorias al Mundial.

Córdoba, quien dejó el fútbol profesional en 2009, aún siente nostalgia de su etapa como jugador profesional. Considera que siempre tendrá la etiqueta de futbolista, sin importar que hoy esté retirado. Actualmente juega como delantero con sus amigos porque opina que al arco “van solo los malos”. 

Paradójicamente a lo que piensa hoy, en 2001 Córdoba fue catalogado por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) como el segundo mejor portero del mundo, detrás del alemán Oliver Kahn y superando en la votación al italiano Gianluigi Buffon y al francés Fabian Barthez. Fue parte de la gran generación de futbolistas de su país de finales de la década de 1980 y comienzos de 1990, junto a Carlos Valderrama, René Higuita, Arnoldo Iguarán, Faustino Asprilla, Freddy Rincón, Adolfo el ‘Tren’ Valencia, entre otros.  

El caleño de 47 años se dio un tiempo para conversar con EL TELÉGRAFO antes de asistir al estadio Atahualpa. El exfutbolista, multicampeón en una de las épocas más gloriosas de Boca Juniors, analizó la actualidad de las eliminatorias, sus recuerdos en Quito, el panorama de Colombia y sus recuerdos en los 21 años de carrera profesional.

¿Cómo ve el momento actual de las eliminatorias, cuando restan pocas fechas para que termine el premundial?

Todos los partidos de eliminatorias son hermosos de jugarlos. A estas alturas siento más nostalgia que otra cosa. Me dan ganas de calzarme los botines, los guantes, el buzo y salir a jugar. Ahora me toca desde la tribuna, analizándolo, pero también como parte del espectáculo. Quien mantenga el nivel podrá alcanzar uno de los cupos, pero es notorio que se ha marcado una tendencia, sobre todo con Brasil y Uruguay, que encabezan el torneo.    

¿Qué le ha parecido el juego de Colombia, sobre todo después del cotejo contra Bolivia, en el que fueron muy criticados?   

De pronto para el público hay muchas dudas. No sé a la interna del grupo y cuál fue el resultado del ejercicio del análisis. Fuimos muy exigentes y folclóricos al pensar que íbamos a golear a Bolivia, entendiendo que hoy el fútbol y las diferencias están muy reducidas entre selecciones. Con un buen planteamiento y una buena actitud se puede obtener resultados positivos. El país quedó con ese sinsabor de que se pudo haber sacado un resultado más favorable para la selección, pero al interior se sabrá a qué están jugando.     

¿Qué recuerdos tiene de la cancha del estadio Atahualpa y sus actuaciones en Quito?

Aquí jugué solo un partido con la selección de mayores. Me tocó la época en la que las eliminatorias eran por grupos y para el Mundial de 1994 nos tocó con Paraguay, Perú y Argentina. Cuando encaré a Ecuador en el formato actual, solo estuve en una ocasión donde logramos un 0-0 (25 de julio de 2000). Esa tarde me fue muy bien acá. El resultado fue un buen botín para el momento por el que atravesaba la selección, pero a la final no logramos acceder al Mundial de Corea-Japón por la diferencia de goles con Uruguay, que fue al repechaje.

¿Qué diferencias encuentra entre la selección ecuatoriana que le tocó enfrentar con la de ahora, que dirige el estratega argentino Gustavo Quinteros?

Esta selección ha sabido compaginar la fortaleza de sus jugadores, porque ha cambiado el biotipo de Ecuador. A mí me tocó enfrentar a Álex Aguinaga y aquellos históricos, que no tenían un fútbol tan físico como el de hoy. Son jugadores con un biotipo más atlético, más fuerte y más veloz. Han sabido aprovechar las condiciones para jugar en la altura.  Han sabido nivelar las dos cargas: la potencia y habilidad con el tema de la altura.   

Ecuador fue dirigido por Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez, que también usted los tuvo. ¿Cómo era su relación con ellos?

Con el ‘Pacho’ siempre fue de mucho respeto porque era lo que él imponía. Fue un gran entrenador, tanto para Colombia como para Ecuador por el crecimiento que les entregó a ambas selecciones. Era un gran estudioso para cada partido y muy responsable con lo que tenía que asumir. El ‘Bolillo’ era más pasional, pero transmitía mucho con su carácter y su motivación. Fue exitoso por sus calificaciones a mundiales consecutivos.

¿Qué concepto tiene de la labor de José Pékerman, quien tiene 5 años al mando de Colombia?

Si uno analiza el tema puntos, me parece que pasa. Si se analiza el tema estilo, me parece que ha quedado en deuda. El recambio generacional de esta Colombia no ha sido lo que esperábamos; le ha costado porque no ha dejado consolidar a algunos muchachos.

¿Siente que el arco colombiano está cubierto? ¿Cómo se manejó aquello en su tiempo?

Estamos cubiertos por David Ospina, pero preocupa que no haya sido titular y haya sido tan castigado en las últimas presentaciones con el Arsenal.

Preocupa a nivel local porque nuestros arqueros en Colombia no están atajando; es un puesto que se está reservando para paraguayos y uruguayos y nos deja mucho nerviosismo porque si pasa algo con David no vamos a encontrar a un arquero que nos dé tranquilidad. En mi tiempo peleamos sanamente con Faryd Mondragón y Miguel Calero (+).  Eran otros momentos; cuando los directivos y entrenadores colombianos confiaban en los arqueros colombianos. Hoy no hay esa tolerancia y credibilidad, por esa razón se trae tanto extranjero.

¿Por qué aún siente nostalgia por jugar luego de su retiro?

Yo fui futbolista desde niño, fui profesional y ahora, como retirado, también me sigo sintiendo como futbolista. El exjugador que diga que no siente nostalgia de estar en el terreno de juego, ver a los espectadores y vestir la camiseta de la selección, nunca sintió el balompié. A mí, si me dicen hoy: “vaya y ataje”, voy y lo hago. ¿Cómo me irá? Eso ya es otra cosa, pero no esquivaría esa responsabilidad. Aún juego con mis amigos y también en el colegio de mi hijo, pero como delantero. Al arco van los malos (risas).

¿Cómo ha asumido ese nuevo rol al estar desde el otro lado al analizar los partidos por televisión?

Me han dado la confianza para expresar mis opiniones y mis conocimientos. Siempre he dicho que no soy periodista, soy un exfutbolista que apoya con su experiencia a los periodistas que realmente conocen la profesión. Trato de que la gente entienda, desde otra perspectiva, la forma de sentir y ver el fútbol, que es algo que me apasiona. Tengo la fortuna de seguir vinculado a algo que me gusta mucho. (I)

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