Desde que comenzó el año, Quito ha soportado bajas temperaturas. Las mañanas son muy frías, mientras que en la Costa aún no llueve con la intensidad esperada y el calor es sofocante. Climas opuestos en el país de los cuatro mundos, como indica la promoción del Ministerio de Turismo.

Pero estas anomalías, además de la incomodidad, traen otro problema. Uno concreto es la influenza. La cartera de Salud ya publicó cifras al respecto: desde el 19 de noviembre de 2017 al 13 de enero pasado se han registrado 289 casos de esta enfermedad, en sus distintas cepas. El número de fallecidos es de nueve. Las cifras aún se mantienen en rangos considerados aceptables, si se los compara con anteriores períodos, pero hay un dato que llama la atención: el 87% de casos se localiza en Pichincha, especialmente en la capital.

Hay que aclarar que no se trata de epidemia, pero los ciudadanos tienen un rol determinante a la hora de prevenir nuevos contagios. Ya el Ministerio de Salud ha emprendido una campaña nacional de vacunación. Sus trabajadores recorren empresas y lugares públicos para cumplir con esta tarea.

Es esencial que los grupos de alto riesgo: ancianos, niños y personas en contacto con los enfermos queden inmunizados. Hay que desterrar viejos mitos en torno a las vacunas. Científicamente se ha comprobado que no causan daño. Las autoridades merecen el voto de confianza de la ciudadanía.

Pero las personas también tienen otro mecanismo de cuidado. El lavado de las manos, realizado correctamente, también se convierte en un arma poderosa al momento de detener el avance de la influenza. Si se está enfermo, lo mejor es quedarse en casa, para no afectar a otros. Y si salir es inevitable, entonces hay que hacerlo con mascarillas. Una mala costumbre es la automedicación, eso oculta los síntomas y entorpece la labor de los médicos.

Por ello la influenza es un asunto nacional y ciudadano, no solo del Estado y del Ministerio de Salud. Si los ecuatorianos obedecemos las recomendaciones, los casos y el número de víctimas se reducirán notablemente. (O)