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La sobreproducción de naranja provoca que el precio de la fruta en finca se desplome

La naranja copa los centros de acopio de Quinsaloma, a donde llegan los comerciantes para llevar la fruta a diversos destinos del país.
La naranja copa los centros de acopio de Quinsaloma, a donde llegan los comerciantes para llevar la fruta a diversos destinos del país.
Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
10 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Economía

La situación de los productores de la naranja del cantón Caluma, en la provincia de Bolívar, es crítica en la fase de comercialización. Un inesperado crecimiento de la producción de la fruta, que se estima es de 30%, provocó que el precio del ciento del cítrico, en finca, esté entre $ 1,50 y $ 2.  

En la cálida comunidad San Pablo de Pita, del cantón, los agricultores ven contentos la buena cosecha de naranja este año; sin embargo, en cuanto al precio, el semblante cambia radicalmente.

“El año pasado una mata daba entre 150 y 200 naranjas, hoy en día está por las 400, 500 y hasta 700. Es una excelente producción, pero el precio (por 100) está por los suelos y eso nos da mucha pena”, puntualiza Gonzalo Sánchez, presidente de la Asociación 14 de Julio de Pita.  

Reunido con otros productores, Sánchez recuerda que en la temporada de 2016, con menos producción, la venta del ciento de naranjas fue de $ 3. “Desde que inició la cosecha (a partir de marzo de cada año) el valor se mantuvo”.

Debido a esa situación, los agricultores no pueden aumentar el salario a los trabajadores de las fincas. “Aquí pagamos $ 12 hasta el mediodía, y si es hasta las 15:00 o 16:00  se les aumenta $ 7 u $ 8”.

La mayoría de las fincas en Pita es compartida, es decir, cultivan  naranja y cacao, antes también sembraban café.

A nivel provincial se estima que hay alrededor de 12.000 hectáreas de naranjas, entre la común (cuya planta es alta) y la valencia (la mata es más pequeña). De ellas, cerca de 2.000 se encuentran en Caluma.

“Prácticamente estamos comenzando con la cosecha, en agosto y septiembre la producción será mayor y dicen que talvez ni comprarán el producto porque habrá en abundancia. Los comerciantes nos comentan que tendríamos que rogarles para que compren, cuando antes era al contrario”, menciona Miguel Argüello, productor del sector.

Mientras que William Ciza, productor, afirma que en los próximos meses la fruta “se pudrirá” en la finca al no tener a quién venderle la cosecha.

Por ejemplo, explica Argüello, si saca de su finca 10.000 naranjas, estas son clasificadas por el comprador. Es decir, seleccionará 4.000  gruesas y 4.000 pequeñas. Por la primera tanda se paga entre $ 2 y    $ 2,20 por las 100 unidades, mientras que por el segundo grupo no más de $ 0,70 el ciento.

“El producto sobrante, la fruta más pequeña, ni siquiera es considerada por el comprador, las botan y se pudren en la misma finca. Eso sucede ahora, pero cuando llegue el pico de la cosecha el escenario será más crítico”, argumenta el agricultor.

La situación del sector se agravará más -acota Sánchez- cuando en pocos meses ingrese naranja desde Colombia y Perú. “Hemos conversado en Quito con las autoridades de Gobierno para frenar esa situación, porque si no hay control (en las fronteras) el precio de la fruta caería más”.  

En Quinsaloma, el escenario es el mismo entre los comerciantes

A pocos kilómetros de ingresar a la ciudad de Quinsaloma, en la provincia de Los Ríos, se observan miles de naranjas apiladas en los centros de acopio y en las casas de los productores.

En el sector San Miguel, perteneciente al cantón, Vicente González carga la fruta a un camión con destino a Ambato (Tungurahua).

También lamenta que los precios de la fruta “estén por los suelos” debido a la sobreproducción. “En la cosecha de 2016 el millar de naranjas lo vendíamos en $ 30 y $ 35, este año no supera los $ 22 y $ 23, y la fruta ya calificada”, dice González, tras señalar que cada semana carga entre cuatro y cinco camiones con la producción del sector.

Manolo García, quien atiende un centro de acopio en Quinsaloma, reconoce que la comercialización de  naranja está “un poco mala” por la abundancia de la cosecha.

“La naranja está saliendo media parejona, es decir, no está muy grande. Cuando la planta carga menos, la fruta es más grande y cuando carga más, el producto es de tamaño medio. Eso provoca que los comerciantes de varias partes del país saneen la fruta antes de comprarla”, manifiesta.

En el lugar, el millar del fruto se comercializa a $ 25 o $ 27, “pero bien calificado”. El año pasado, en la misma época, la naranja estaba a $ 35. 

“Este bajón nos afecta bastante, porque, por ejemplo, si mando a Guayaquil 40.000 naranjas, me sacan 20.000 grandes y 20.000 chicas, y la chica me pagan a un costo menor, y eso es pérdida para nosotros”, explica.

El Ministerio de Agricultura fijó en $ 5 el precio del ciento de la fruta

En mayo de este año, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a través de la Resolución Administrativa N° 106, fijó en $ 5 el precio mínimo referencial de las 100 naranjas, en finca, para la campaña 2017.

La entidad indicó que dicha medida entró en vigor el pasado 1 de junio y se adoptó acogiendo la recomendación de la Dirección de Estudios Técnicos.

“La decisión fue acordada por los miembros de la Mesa Técnica de Naranja, realizada el pasado 4 de mayo en la ciudad Las Naves, en la provincia de Bolívar”, menciona el comunicado institucional, tras agregar que de su aplicación se encargará la Dirección de Estudios  de Comercio de la Subsecretaría de Comercialización y las direcciones provinciales agropecuarias.

Sin embargo, el presidente de la asociación de Pita indica que este precio referencial solo beneficia al agricultor que venda su producto a una empresa.

Los productores se proponen darle valor agregado a la fruta

Como una solución para aprovechar al máximo la fruta de la zona, para  evitar la intermediación y mejorar sus finanzas, los productores de Pita se propusieron instalar una planta para darle valor agregado a la naranja.

“Queremos que nos ayuden a implementar una empresa para que el agricultor, que hoy se lamenta, lleve su naranja a esa planta para venderla a un precio idóneo. Este sería un beneficio muy importante”, manifiesta el dirigente Gonzalo Sánchez.

Juan Velasteguí, presidente de la comunidad de Pita, añade que el proyecto “debe ser completo”, es decir, ser un centro de acopio y una planta para procesar la fruta.

“Esta empresa no solo sería para Caluma, sino también para Echeandía y Las Naves, por lo que hay que unirnos. La meta también es llegar a exportar la pulpa de la naranja”, expresa Velasteguí, tras agregar que han puesto en conocimiento del Ministerio de Comercio Exterior los alcances y beneficios del proyecto. (I)

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