Guayaquil y Machala.-

El Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae) informó que de enero a julio de este año el monto de aprehensiones de mercadería que intentaron ilegalmente ingresar al país superan los $ 22 millones.

Entre los productos más decomisados por el Senae se encuentran prendas de vestir, licor, accesorios para celulares, zapatos, bisutería, electrodomésticos, entre otros.

La entidad indicó que parte de este resultado es por una nueva estrategia implementada con el sector privado y los productores nacionales, mediantes los subcomités, para intercambiar información y así reforzar los controles en la lucha contra el contrabando.

En los subcomités, realizados en Huaquillas, Loja, Cuenca, Latacunga, Ibarra, Tulcán, Esmeraldas, Manta y Guayaquil, participan representantes de los gremios de calzado, licores, textiles, productores de arroz, cebolla, maíz, leche, avícola, porcicultor y ganado bovino.

Fabián Soriano, subdirector general de Operaciones de la Aduana, indicó que el Senae también mantiene alianzas con el Ministerio del Interior, a través de la Policía Nacional, y con el Ministerio de Defensa, para con el cuerpo de uniformados aduanero fortalecer el control en la frontera del país.  

“Más de 1.000 efectivos, a nivel nacional, tenemos concentrados en las fronteras para controlar y prevenir el ingreso ilegal de mercancías”, mencionó Soriano.
Agregó que la Aduana intensificará los controles en las fronteras terrestres, aeropuertos y al interior del país, mediante nuevas estrategias para combatir el  ingreso ilegal de mercadería.

Rodolfo Asencio, quien tiene una licorería, afirmó que muchos de sus clientes prefieren cruzar la frontera y comprar güisquis en Aguas Verde o Tumbes (Perú). “La gente sabe cómo lo pasan al lado ecuatoriano. Van cinco personas y pasan 6 o 7 botellas cada una. Allá (Perú) una de Jhonny Rojo está a $ 17, mientras acá en $ 26”, dijo.

En el mercado central de Machala, que abarca más de 2.000 comerciantes, hay negocios de ropa que se quejan por la presencia de sus similares de Perú. “Nos obligan a bajar los precios y así no ganamos mucho. Nosotros por estar aquí pagamos, ellos van a una esquina y venden sin cancelar ningún centavo. Eso también deben controlar”, dijo Esperanza Reyes, comerciante. (I)