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12.000 asociaciones proveen de bienes y servicios al Estado

Un taller metalmecánico artesanal, ubicado en Ambato (Tungurahua), elabora mobiliario que se distribuye en centros educativos.
Un taller metalmecánico artesanal, ubicado en Ambato (Tungurahua), elabora mobiliario que se distribuye en centros educativos.
Foto: Sercop
13 de marzo de 2017 - 00:00 - Redaccion Economía

Aidé Zambrano, de Manabí; Segundo Tomaquiza, de Tungurahua; Miryam Chango, de Cotopaxi; Marieta Procel, de Esmeraldas; son emprendedores organizados que decidieron crear asociaciones en sus respectivas localidades para producir y comercializar sus productos y servicios. La solidaridad es la esencia de sus emprendimientos.

Ecuador reconoce a la Economía Popular y Solidaria (EPS) como “una forma de organización económica en la que sus integrantes se unen para producir, intercambiar, comercializar, financiar y consumir bienes y servicios que les permitan satisfacer sus necesidades y generar ingresos”, como señala el Artículo 1 de la Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria.

Antes de formar parte de la EPS, muchos ecuatorianos pasaron por la denominada economía informal, que no brindaba ningún tipo de garantía y que, por el contrario, se busca erradicar. “Hablar de EPS es un salto cualitativo que exige estructura, reglas y formas específicas de funcionamiento”, afirmó José ‘Bepi’ Tonello, subdirector del Fondo Ecuatoriano Populorum  Progressio (FEPP), entidad que brinda apoyo a más de 1.200 organizaciones populares en 22 provincias. “Hemos visto el esfuerzo de las personas que requieren resolver sus problemas para encontrar un trabajo”, dijo Tonello.

La solidaridad, entendida desde los principios de la Economía Popular y Solidaria, es una forma de organización de personas que buscan el bien común, cuyos principios de desarrollo se fundamentan en el compañerismo, la productividad incluyente, participativa y equitativa, es decir que no busca el lucro o rentabilidad individual.

Se trata más bien de la construcción de otra racionalidad de desarrollo, inspirada en la equidad social. Actualmente, la Economía Popular y Solidaria es una de las fuerzas que tiene el país para transformarse integralmente, no solo la matriz productiva. Esto implica un impulso de nuevas pedagogías de gestión, basadas en el tejido social y económico local para consolidar una red de actores productivos. De hecho, la asociatividad representa una opción para construir redes de empresas solidarias, autogestionarias, que producen bienes necesarios para la vida social, con características de sustentabilidad y calidad, y que generan bienestar a través del trabajo. La Economía Popular y Solidaria, en pocas palabras, busca el Buen Vivir de las y los ecuatorianos.

El papel de la compra pública en el impulso de la EPS

El Estado ecuatoriano fomenta la participación e inclusión de los emprendedores de la EPS en la economía nacional, a través de instituciones como el Ministerio de Inclusión Económica y Social, el Instituto de Economía Popular y Solidaria, la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria y el Servicio Nacional de Contratación Pública.

Esta última creó el Catálogo Dinámico Inclusivo (CDI), herramienta mediante la cual los artesanos y microempresarios pueden ofertar sus bienes y servicios, de forma preferente, a entidades contratantes.

Se trata de un catálogo electrónico en el que se ofertan 800 tipos de bienes y servicios clasificados en distintas categorías: servicio de limpieza, pintura, cafetería, metalmecánica, conexión de cocinas a inducción, fabricación de calzado; servicio de imprenta, preparación de alimentos, mantenimiento de vehículos, elaboración de instrumentos musicales; servicios de construcción y relacionados a bienes de la construcción; servicios asociados a un sistema de medición y control (lectura de medidores de luz y agua), productos alimenticios; servicios de transporte, adquisición de animales bovinos para gobiernos autónomos descentralizados, centro de llamadas y servicios de comunicación para medios comunitarios y el recientemente creado de servicios artísticos.

190.000 emprendedores han accedido a trabajo directo mediante contratos con el Estado que, de 2015 a 2016 generaron $ 190 millones para las asociaciones de la EPS, a lo que se suman $ 92 millones que, en 2016, recibieron estos dos sectores mediante 300 ferias inclusivas. En lo que va de 2017 con los CDI se han adjudicado $ 16 millones a los pequeños emprendedores.

El FEPP participa en la compra pública con el Sistema Solidario de Comercialización Camari, especializado en productos agropecuarios y artesanales, que participa en el catálogo inclusivo de cafetería y catering.

Mónica Cevallos, artesana textil en la ciudad de Quito, Pichincha, es parte de la EPS, conformó la cooperativa Punto Ecuador, que se inició con madres solteras que necesitaban trabajar y decidieron asociarse para la elaboración de diferentes prendas. Cuenta que, luego de registrarse en el CDI, han fabricado uniformes, chalecos, camisetas, calentadores y otra vestimenta para entidades como el Ministerio de Educación o Salud.

Bolívar Núñez es dueño de un taller metalmecánico en Ambato, provincia de Tungurahua, y se dedica a la fabricación de pupitres de metal y madera que son distribuidos en los centros educativos del Ministerio de Educación. Asegura que su ingreso al CDI ha sido un beneficio, pues por la mano de obra capacitada con la que cuenta “ya tiene para llevar el pan a la casa”. (I)

Datos

A enero de 2015 existía un catálogo y cuatro productos específicos registrados, mientras que a febrero de 2017 había 26 catálogos y 800 productos y servicios específicos ofertados.

En 2016, la participación femenina de forma directa o en funciones de representante legal en los emprendimientos registrados en los CDI alcanza el 61%, frente al 39% de proveedores del género masculino que cumplen esas mismas funciones.

En lo que va de 2017 se generaron 3.947 órdenes de compra para los pequeños productores, incluidos los de la EPS.

A febrero de 2017, $ 16 millones se adjudicaron a 2.000 emprendedores de EPS.

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