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Ecuador, 19 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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Análisis

La economía se arrodilla de nuevo ante la política

“El cumplimiento del programa de Gobierno”. Esta frase se ha convertido en mantra dentro del correísmo. Sirve para justificar todo, es un trolebús: desde el cuasigolpe en la directiva de PAIS, hasta el deseo de tumbarse un “trofeo” de Lenín Moreno.

Pabel Muñoz anunció ayer que en el informe para segundo debate de la Ley de Reactivación Económica se eliminó el traspaso del manejo del dinero electrónico a la banca privada. Otro golpe dentro de la encarnizada guerra de las dos facciones apeístas.

Moreno había propuesto el trasvase de este negocio, fruto de su estrategia política con el sector privado: dialogar y definir. Bajarse esa iniciativa es un golpe directo al Ejecutivo, porque afecta su autoridad ante el poderoso gremio de la banca privada.

El problema es que aquí no solo se trata de política sino de la economía del país, que atraviesa un resfriado. El Gobierno necesita masificar el uso del dinero electrónico para apuntalar la dolarización. Eso sabía la anterior administración, por eso apostó por dicho mecanismo, bajo el control directo del Banco Central. Pero no logró que la ciudadanía confíe en el dinero electrónico.

Moreno retomó la carta que estaba en la mesa. Para generar seguridad social y privada quitó el monopolio del Central. Lo ideal hubiera sido alcanzar un punto intermedio, un real consenso. Supuestamente esa era la meta de la reunión de Guayaquil de hace 2 semanas donde estuvieron Moreno y Muñoz, cara a cara.

El Ejecutivo está en una posición difícil. ¿Defiende su iniciativa? Si lo hace, ¿obtendrá los votos necesarios para que cuando regrese el proyecto a la Asamblea, luego del veto presidencial, se ratifique su idea? Y si lo deja morir se abrirá un frente con la banca privada y un problema económico no resuelto: el alto costo de tener dinero físico en circulación. Si la economía va mal la aceptación popular decrece. Complejo escenario; el correísmo duro devuelve así el golpe.

El lío es que, nuevamente, se politiza la economía y cuando eso ocurre los argumentos se desinflan. (O)

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