El Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) y la empresa pública Enfarma EP firmaron hoy un convenio de confidencialidad para el intercambio de información sobre las investigaciones realizadas por el Iniap, con el objetivo de beneficiar a mercados de medicamentos, fármacos, e insumos químicos -genéricos y de marca registrada para consumo humano, veterinario, agroforestal y vegetal.

Según las autoridades, de ambas entidades el programa está dirigido hacia el cambio de la matriz productiva que está implementando el gobierno nacional.

Para Juan Manuel Domínguez, director general del Iniap, existen dos puntos importantes dentro de este convenio que tiene una duración de 5 años: el primero es que las investigaciones puedan ser replicadas en el sector productivo para que los agricultores puedan tener esta tecnología de manera gratuita o menos costosa. Por ejemplo, una de las áreas de investigación es el manejo integrado de plagas y enfermedades, en donde se producirían agroquímicos, que se convertirían en una alternativa más saludable y amigable con el medio ambiente.
El segundo aspecto positivo de este acuerdo es que al ser Enfarma una empresa pública, está bajo un régimen especial que puede incluso llegar a realizar importaciones directas. Lo que favorecería a Iniap al momento de obtener insumos para realizar las investigaciones. Así las mismas no se verían retrasadas.

Enfarma EP es una fábrica de medicamentos especialmente para el consumo humano, por lo que tiene incluso aprobado un proyecto para la construcción de un complejo farmacéutico (5 plantas) de uso humano en un territorio de 23 hectáreas en la Ciudad del Conocimiento Yachay. “Pensamos que el Estado debe tener la posibilidad de participar también en el mercado de medicamentos”, dijo Claudio Galarza, gerente general de Enfarma.

No obstante, esta no es la única competencia que tendrá esa empresa pública, sino también investigará en el ámbito veterinario y agrícola. Uno de sus objetivos con este intercambio de información es que se explore y se estudie la posibilidad de tener una planta propia de plaguicidas en el país. Esta revisión duraría alrededor de tres meses con lo que “ya podríamos tener una ruta de que camino seguir”, explicó Galarza.

Durante la reunión se discutió la posibilidad de trabajar con algunas de las investigaciones que ya están liberadas, como por ejemplo el descubrimiento de cultivos con propiedades medicinales para la creación de patentes.

Se mencionó los cultivos de Jicama, un tubérculo con propiedades para pacientes con diabetes y la mashua para evitar el cáncer de próstata. En una propuesta de trabajo coordinado se lanzó la posibilidad de iniciar las investigaciones en pacientes y se podría obtener resultados en 6 meses.