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El Telégrafo
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Entrevista / Ha-Joon Chang/ profesor de la facultad de economía de la Universidad de Cambridge

"El Código Ingenios es el futuro del sistema de propiedad intelectual"

"El Código Ingenios es el futuro del sistema de propiedad intelectual"
Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
10 de junio de 2016 - 00:00 - Redaccion Economía

En el contexto de la actual discusión parlamentaria del Código de Economía Social de los Conocimientos, la Creatividad y la Innovación (Código Ingenios), Ha-Joon Chang, profesor de Economía en la Universidad de Cambridge, expone su visión sobre el papel de la tecnología en el crecimiento económico y sobre las posibilidades que tendrían los países en desarrollo para gestionar sistemas de conocimiento a largo plazo.

¿Cómo fomentar procesos de conocimiento en función del crecimiento económico?

En primer lugar, no existe una solución única que pueda resolver todos los problemas. El Código Ingenios está intentando abordar el asunto de quién posee los derechos de propiedad intelectual porque, en el mundo contemporáneo, existe una relación muy complicada entre la propiedad y el uso del conocimiento.

Cuando existen normas muy restrictivas, las personas no pueden usar el conocimiento y el conocimiento es la principal materia prima para la producción del conocimiento. Por tanto, a menos de que se pueda acceder fácilmente a libros o a tecnologías, no se puede introducir conocimiento en los procesos productivos.

Si las normas protegen demasiado a los propietarios, la propiedad intelectual se convierte en un obstáculo para la creación de conocimiento. Y, al respecto, existen muchas críticas. El Código Ingenios es una muy buena ley para resolver algunos de los problemas relacionados con la propiedad del conocimiento.

En segundo lugar, se necesita invertir en la educación de las nuevas generaciones apoyándoles con becas para que estudien ciertas disciplinas fuera del país en ciertos campos (...) pero, a su vez, se debe coordinar lo que el sistema educativo enseña con lo que el sector productivo requiere. Esta coordinación se traduce en mayor productividad y mejores estándares de vida.

No obstante, para que no existan malos entendidos, quiero enfatizar que no estoy sosteniendo que las escuelas se conviertan en los sitios donde se entrenan trabajadores para las empresas. Para lograr seres humanos integrales se necesita una educación general que incorpore artes, música u otras materias humanísticas.

En Corea del Sur, ¿cómo sucedió esa coordinación?

A nivel de la educación secundaria, copiamos la experiencia alemana y desarrollamos escuelas vocacionales a través de las cuales, desde temprana edad, los jóvenes acceden a pasantías, adquieren destrezas y logran integrarse al sector productivo.  Los resultados han sido impresionantes.

En Corea, muchos trabajadores que fueron educados con el sistema vocacional en las décadas pasadas, hoy dirigen empresas automotrices y navieras. Por otra parte, se crearon mecanismos para que las universidades trabajen con las empresas en el desarrollo de investigación aplicada dirigida a resolver problemas particulares pues, muy frecuentemente, lo que necesita el sector productivo son soluciones concretas.

En Corea, a través de acuerdos voluntarios, las empresas proporcionan una parte del financiamiento requerido para la investigación aplicada. En países como Ecuador, sin embargo, se requieren otros esquemas de financiamiento para que no solo se genere investigación según necesidades específicas. También se requiere financiamiento fiscal para investigación pública que genere conocimiento utilizable por distintas empresas.

El interés público es más amplio que el interés comercial. Al respecto de esto último, los estadounidenses han sido muy buenos y han creado industrias de alta tecnología a través de un cuantioso financiamiento público de investigaciones. Para generar un robusto sistema de conocimiento, se requieren diferentes tipos de investigaciones financiadas a través de distintos esquemas.

En Asia existen muchas ‘zonas económicas especiales’ y ciudades tecnológicas. ¿Cómo aprecia su contribución al desarrollo?

Las ciudades tecnológicas han sido muy exitosas. Sin embargo, se debe encontrar ‘un camino propio’ para poder aplicarlas en un contexto nacional particular. Y ello porque, para crear más conocimiento, las ciudades tecnológicas requieren mucha interacción entre quienes trabajan en ellas.
Dicho lo anterior, considero que el establecimiento de una ciudad tecnológica crea una señal importante: el país está muy comprometido con la construcción de un ecosistema de conocimiento.

Para transformar su estructura económica tradicional, ¿Corea requirió un sistema de planificación del desarrollo?

Sí. Entre 1962 y 1994, tuvimos una Junta de Planificación Económica que coordinó planes quinquenales pero no emulando el estilo soviético centralizado. En términos laxos, aquellos planes establecían las direcciones de la economía y los destinos de la inversión pública y privada.

Si se considera que el régimen multilateral de propiedad intelectual es muy restrictivo, ¿podrían los países en desarrollo lograr suficiente ‘espacio de política’ para fomentar sistemas de innovación y conocimiento?

Ante todo, en la actual etapa de desarrollo económico de Ecuador, se pueden alcanzar muchos objetivos efectuando mejoras marginales a las tecnologías existentes. También se puede aprovechar aquella tecnología que no está sujeta a derechos de propiedad intelectual porque venció el lapso de duración de sus patentes.

Propiamente, la propiedad intelectual se convierte en ‘un gran asunto’ cuando una empresa o país está ‘en la frontera’, es decir, cuando intenta alcanzar al líder en una determinada actividad como, por ejemplo, la fabricación de semiconductores.

Por otra parte, existe un fuerte movimiento contra las características del actual régimen internacional, incluso en los países desarrollados. En Estados Unidos, se critica la protección excesiva otorgada a las farmacéuticas y que les permite cobrar precios excesivos por medicamentos que podrían salvar vidas. También se cuestiona el sistema actual porque impide usar muchas tecnologías.

El Código Ingenios es el futuro del sistema de propiedad intelectual. (…) No pretende abolir el régimen actual ni tampoco inducir a la piratería. Aquella ley intenta resolver los defectos del actual sistema, los cuales son cada vez más reconocidos. Eso les permitirá tener más espacio de política para hacer diferentes cosas.

¿Qué piensa sobre la factibilidad de tener empresas públicas en una economía pequeña y dolarizada?

La gente no se da cuenta de cuán difundida es la propiedad estatal de empresas. En Singapur, por ejemplo, el 22% del PIB es producido por empresas con mayoría accionaria pública. En Taiwán esa proporción llega al 60% del PIB. Al decir esto no estoy abogando por el control estatal de las empresas.

Sin embargo, si se requieren empresas públicas en una etapa del desarrollo, entonces hay que tenerlas. En Corea, la acerera Posco fue empresa pública hasta 2001; luego se la privatizó... pero no porque no haya operado bien. (I)  

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