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La ciudad en la que su río lloró sangre

La ciudad en la que su río lloró sangre
31 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

El 9 de noviembre de 1993 el puente emblemático de la ciudad de Mostar, ubicada en Bosnia y Herzegovina, fue bombardeado por militares croatas en la guerra de Bosnia. El puente, que fue el símbolo de la convivencia pacífica entre oriente y occidente por cientos de años, cayó al río Neretva y sus agua se tiñeron de rojo, como si fuera sangre.

El stari most, que en croata significa puente viejo, por siglos unió a la vida musulmana (bosniaks) y la católica (bosnios croatas) de la ciudad, cada uno vivía a un extremo del puente. De acuerdo al sitio de internet Memorias del Mundo, la ciudad que fue considerada el modelo y orgullo de convivencia en la antigua Yugoslavia, cambió durante la guerra civil en los años 90.

Al inicio de los enfrentamientos, todos los habitantes de Mostar, musulmanes y croatas, se unieron para expulsar a los bosnios serbios. Logrado este objetivo inició una lucha interna por obtener el poder de la ciudad. El Consejo Croata de Defensa bombardeo el puente, derrumbando el símbolo de la convivencia pacífica de la ciudad.

“Los testigos del bombardeo cuentan cómo el río Neretva, uno de los más fríos de Europa, comenzó a ‘sangrar’: sus aguas verdes se tiñeron de rojo y hubo quien dijo que Dios mismo estaba castigando al pueblo de Bosnia”, se relata en el portal web Mochileando por el mundo.

“Cuando se derrumbó el puente, parecía que la ciudad llorara sangre, enrojeciendo las aguas del río Neretva”, se menciona en el sitio de Internet Imanes de viaje. El texto continúa explicando que años más tarde se descubrió que el mortero que sirvió para la construcción del puente tenía un componente marrón rojizo, es lo que tiñó de rojo las aguas del río.

Finalizado el conflicto en 1995, se levantó un nuevo puente sobre lo que quedó del antiguo. Hoy es el símbolo de la reconciliación.

Reconstruido con fondos de la Unesco, se inauguró el nuevo puente en  2004. Al año siguiente, junto con el barrio antiguo, fue declarado Patrimonio de la Humanidad. En varios sitios de la ciudad, principalmente a la entrada de cada lado del puente, está la frase “Don’t forget ‘93”, “No olvides 1993”. Para algunos es un recordatorio de lo que no debe volver a pasar, para otros representa el rencor de varios habitantes con sus vecinos ubicados al otro lado del río.

Para recordar todas las muertes que dejó la guerra puso una cruz inmensa en el monte Hum, a las afueras de la ciudad.

Con el apoyo de la ONU, las edificaciones de los alrededores fueron reconstruidas, pero aún quedan cientos de fachadas por restaurar en las que se pueden observar los impactos de balas, que representan las cicatrices de una guerra reciente. Aún hay edificios abandonados, techos destrozados y muros destruidos. 

La primera construcción del puente se remonta al siglo XV. Los turcos, en la época del Imperio Otomano, hicieron primero un puente madera. En 1566 levantaron un puente de piedra de 29 metros de longitud y 4,5 m de alto, presumía de ser uno de los puentes más destacados de su época. Un siglo más tarde se levantaron las torres Halebija y Tara ubicadas a cada extremo.

Actualmente Mostar es uno de los países más tranquilos de la región Este de Europa. La naturaleza y una sociedad eminentemente rural y tradicional hacen de esta ciudad un importante destino turístico. A lo largo de sus estrechas calles los turistas pueden aprender de las tradiciones de los pobladores y de su gastronomía de herencia turcas. 

Mostar es la quinta ciudad más grande de Bosnia-Herzegovina; por su proximidad a Croacia, es uno de los lugares más visitados de todo el país. Además de su historia y su puente, que mide 4 metros de ancho, esta ciudad multiétnica cuenta con varios atractivos turísticos, como el casco antiguo en el que podrá observar los edificios más importantes de la ciudad. Ahí encontrarás arquitectura pre-otomana, otomana-oriental, mediterránea y austro-húngara. Se tratan de asentamientos urbanos multiculturales, podrá observar las mezquitas turcas del siglo XVI, varias cafeterías antiguas, e incluso el antiguo bazar Kujundziluk donde encontrarás artesanías hechas metal grabado, tejidos de alfombras y pinturas.

El sitio web www.cafeytren.com, recomienda visitar la Mezquita de Koski Mehmed Pasa, la mezquita Karadozbegova, la casa Biscevica del siglo XVII, y el gimnasio y baños de la ciudad, magníficos recuerdos del Imperio Austro-Húngaro.

Se divertirá mucho observando una de las tradiciones más comunes entre los jóvenes:lanzarse desde el puente hasta las frías aguas del río. Eso sí, primero anotan las apuestas para ver si vale la pena jugarse la vida.

En cuanto a su gastronomía, uno de sus platos más tradicionales es el cevapi: carne picada hecha a la parrilla, en ocasiones lo sirven sobre un pan plano y cebollas picadas.

En los barrios nuevos de la ciudad encontrará un ambiente más moderno. Incluso hay un pequeño centro comercial que cuenta con cadenas de restaurantes que existen a nivel mundial. Encontrará además hospedajes económicos.

Cerca de Mostar se encuentran los pueblos Blagaj, donde podrá conocer el monasterio derviche, y y Pocitelj, un pueblo antiguo donde paraban los viajeros de varios siglos atrás.

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