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El sexo está lejos de socavar el rendimiento deportivo

Un técnico mexicano llegó a proponer a sus jugadores de fútbol hasta 40 días de abstinencia. Otro aseguró que el sexo es el ‘componente espiritual’.
Un técnico mexicano llegó a proponer a sus jugadores de fútbol hasta 40 días de abstinencia. Otro aseguró que el sexo es el ‘componente espiritual’.
27 de febrero de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Cada vez que un deportista tiene una relación sexual, libera una cantidad energía. ¿Cuánto? Mucho menos de lo que consume durante una competencia.

Según las posturas usadas, la cantidad y velocidad de movimientos y la duración del coito, se gastan cerca de 150 calorías, una cifra que no representa una amenaza al rendimiento.

El desgaste que supone el sexo es equivalente a correr alrededor de 15 minutos a una velocidad de 8 o 10 kilómetros por hora. A este ritmo ni siquiera se corre, se trota. Por esta razón, tener un encuentro sexual de este tipo la noche anterior a una competencia implica un desgaste mínimo.

Aunque deportólogos y entrenadores insisten en que hay una liberación importante de energía y que esta perjudica el rendimiento, la termodinámica, la rama de la física encargada del estudio de la interacción entre el calor y otras manifestaciones de la energía, determina que la energía ni se incrementa ni disminuye, así de sencillo.

Desde el punto de vista físico, no existe, por ahora, una razón de peso que sustente las afirmaciones de que los deportistas deben limitar sus encuentros sexuales antes de una competencia.

La creencia más extendida es que el sexo debilita y, como consecuencia, los deportistas tienen que reprimir sus deseos. Llevados por este mito, los entrenadores prácticamente aíslan a los deportistas para evitar ‘estímulos’ que puedan distraerlos.

Un informe publicado en la revista Scientific American señala que la razón de esta creencia popular radica en la percepción equivocada de que el sexo provoca cansancio, cuando en realidad, genera una sensación de paz y bienestar.

El urólogo ecuatoriano Édison Llamuca advierte que todo tipo de actividad en extremo vigorosa, podría afectar el rendimiento, sobre todo, las 72 horas previas al encuentro. Aunque no contradice las recomendaciones de los entrenadores, admite que no existe ninguna evidencia científica que demuestre que los deportistas que tienen sexo antes de una competencia, reduzcan su desempeño físico.

“Recuerdo que los entrenadores de fútbol brasileños dejaron pasar a las esposas de los jugadores hasta 24 horas antes del partido y su desempeño en la cancha no se vio afectado en varios encuentros de fútbol”, recalca.

Llamuca no cree que la ‘prohibición’ para mantener relaciones sexuales, limite la vida de los deportistas, porque en el caso de los jugadores de fútbol, su vida sexual es muy activa.

De todos modos, el sexo nunca será bienvenido durante la preparación física de los futbolistas.

En 2014, Miguel el ‘Piojo’ Herrera, entrenador del equipo mexicano dijo que si un futbolista no puede abstenerse por 20 días o un mes, no merece ser llamado un profesional.

Agregó que 40 días de abstinencia no le hacen daño a nadie. Mientras tanto, el extécnico de Nigeria Christian Chukwu recomendó al actual entrenador que no permita que sus jugadores tengan relaciones sexuales en la concentración.

Dijo que además del aspecto físico, las relaciones sexuales tienen un “componente espiritual” que puede alterar el equilibrio de los jugadores.

A diferencia de estos entrenadores, el técnico Rinus Michels fue duramente criticado, porque en el Mundial de 1974 permitió que los jugadores holandeses compartieran la habitación con sus parejas.

La selección holandesa no ganó, pero sí llegó a la final. Michels tuvo un mérito: contribuyó a romper esquemas mentales sobre el sexo y el rendimiento deportivo.

Para la sexóloga cuencana Silvia Guevara, todo es variable, es decir, que dependerá de la relación y del tiempo que se emplee.

“No es lo mismo un tiempo de 15 minutos haciendo el amor que una relación que tome más de una hora”. Más allá del tiempo que demande, Guevara hace hincapié en que al tener relaciones íntimas todo ser humano produce endorfinas (hormonas que se asocian con estados de ánimo).

Afirma que las endorfinas generan bienestar y, en lugar de socavar el rendimiento deportivo, lo que consiguen es crear una sensación placentera en los deportistas.

“Lo que realmente importa es que después de la relación sexual haya un buen descanso (varias horas de sueño), porque si el sueño se interrumpe, es obvio que el día de la competición, el jugador estará cansado”.

Los deportistas —puntualiza— deberían conocer mejor su cuerpo para saber cómo responde a los encuentros sexuales intensos, las horas previas a un encuentro deportivo. De esta manera, cada uno podrá decidir si quiere o no mantener una relación.

“Sabemos que la gente que entrena para competencias de alto rendimiento está saludable, así que puede mantener relaciones sin problema”, señala Guevara.

Aunque los deportólogos insisten en evitar los encuentros sexuales frecuentes e intensos, cada vez que tienen lugar las Olimpiadas, se entregan miles de preservativos a los deportistas.

En los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 se entregaron, por primera vez, preservativos entre los atletas. Este hecho, sentó un precedente y la práctica se repitió en otras celebraciones olímpicas.

En los juegos de Pekín, en China, se repartieron 100 mil condones y en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010, en Vancouver, en Canadá, también se entregaron 100 mil entre 7 mil deportistas.

Con este elevado número de preservativos, a cada atleta le tocaron 14 preservativos y, según las versiones de los periodistas deportivos se agotaron.

La creencia popular de que el sexo perjudica a los deportistas que se preparan para encuentros altamente competitivos llevó a muchos entrenadores a recetar ciertas sustancias químicas a los deportistas. Hace unos años, un futbolista confesó que a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, este mito tenía más fuerza. “Los entrenadores nos suministraban sal nitro (nitrato de potasio, compuesto químico usado para prevenir erecciones), pues aseguraban que inhibía el deseo carnal”, dice Antonio Miguel, jefe de Servicios Médicos del Club Universidad Nacional A.C. y exjugador de fútbol americano.

En la actualidad, es difícil restringir el número de contactos íntimos. “Entre el 70% y el 75% de los deportistas mantienen relaciones sexuales unos con otros”, advirtió el nadador estadounidense Ryan Lochte.

Hope Solo, quien formaba parte del equipo de fútbol femenino de Estados Unidos, dijo en una ocasión que “las Olimpiadas son una experiencia única y todos quieren llevarse algo y el sexo está incluido”.

Mejor desempeño

La práctica frecuente de alguna actividad deportiva no solo aumenta la resistencia física y la sensación de bienestar, también incide en la vida sexual, en particular, de los hombres.

Los varones dedicados a actividades físicas constantes tienen una vida sexual más activa y la razón es simple: tienen una mayor producción (25%) de la hormona de crecimiento y de testosterona que un hombre sedentario, como lo muestra un estudio de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra.

Hay evidencias de que estas hormonas decrecen desde los 40 años lo que conlleva una disminución del apetito sexual y una pérdida de masa muscular.

A partir de esta edad, los hombres no solo experimentan una disminución en el deseo, también dificultad para mantener y lograr una erección, menor cantidad de erecciones nocturnas, reducción de las fantasías sexuales y mayor necesidad de estímulos visuales para alcanzar una relación sexual satisfactoria.

Sobre este aspecto, un grupo de académicos del Departamento de Urología de la Universidad de Emory de Estados Unidos, publicaron los resultados de un estudio que indagó la vida sexual de hombres sanos menores de 40 años.

Hay otros estudios que ya habían evaluado la relación entre la práctica de actividad física y la función eréctil en hombres obesos o de edad, pero este trabajo determinó esta conexión.

Los mejores resultados correspondieron a quienes practicaban deporte intensamente, con un gasto calórico superior a las 1.400 kilocalorías semanales (correr de 8 a 10 kilómetros por hora implica gastar 500 calorías).

Un reciente artículo publicado en el Journal of Sexual Medicine también da cuenta de que el ejercicio regular incrementa el flujo sanguíneo en el clítoris, un órgano sexual que interviene activamente en la regulación del placer femenino durante la excitación y el orgasmo.

Llamuca explica que el poder tener un buen flujo sanguíneo en los genitales no solo ayuda a los hombres, sino a las mujeres.

Se ha demostrado ‒precisa‒ que en ellas, los problemas por falta de excitación se deben a que tienen un nivel bajo de flujo sanguíneo.

El deporte es una de las 2 herramientas (la otra es el alcohol en dosis moderadas) que ha demostrado su utilidad a la hora de mejorar el flujo sanguíneo en la zona genital de hombres y mujeres, señala un artículo de The New York Times.

La mayoría de investigaciones serias sobre el tema determina, claramente, que no hay diferencias significativas en el rendimiento entre un grupo de deportistas que no tuvo actividad sexual y otro que tuvo relaciones sexuales la noche anterior y una hora antes del encuentro deportivo. Así que los deportólogos deberían dejar de preocuparse por la vida íntima de sus pupilos. (ARB)

A la cama

Quienes han desarrollado estudios sobre el tema, indican que el gran problema de los entrenadores al permitir o no las relaciones sexuales está en el componente psicológico de la actividad, un aspecto aún no bien estudiado.

Algunos deportistas pueden estar tan seguros de que una relación sexual los va a agotar y al hacerlo seguramente van a sentirse psicológicamente disminuidos, pero físicamente esto no ocurre.

Durante el Mundial de Alemania 2006, el técnico de la selección brasileña, dijo que sus futbolistas no tenían prohibido mantener relaciones. Una actividad sexual satisfactoria puede mejorar cualquier aspecto de la vida en general, dicen los sexólogos.

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